Presentación de un caso.
Nombre del paciente: Fidel Castro Ruz.
Edad: 84 años.
Dirección particular. Punto Cero.
Antecedentes familiares: hermano menor con hemorroides externas e internas.
Se trata de un paciente masculino, de raza blanca, del que muy poco se sabe excepto que fue operado del aparato digestivo sin conocerse exactamente la enfermedad que lo llevo’ al quirófano, debido a que su salud es secreto de estado. Padece disfunción mental ilimitada, caracterizada por rebosamiento de imágenes de guerra y constante confrontación tipo Don Quijote, de quien ha ido tomando su sorprendente parecido físico. El principal factor de riesgo es la obsesiva utilización del poder absoluto que lo ha conducido primero al estreñimiento neurológico con hiperpalabreria absurda, seguida de diarrea cerebral reflexiva escrita, con vómito de fabulaciones y profecías post-operatoria asociada.
Este raro padecimiento parece endémico de América Latina. Apareció primero en Cuba y ya se han reportado nuevos casos en: Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Argentina en lo que pudiera considerarse, una epidemia.
Etiología:
1. El odio permanente a Los Estados Unidos, con un grado importante de envidia.
2. Ideas malignas contra el que discrepa de sus conceptos, con apego exagerado al poder.
3. Desprecio congénito para la burguesía.
4. Parasitismo cerebral Marxista-Leninista, con las modificaciones que le conviene.
Planteamiento sindrómico.
Luego de un detallado análisis de la conducta y retoricas excretadas durante medio siglo por el anciano dictador, comprobando que la terapéutica aplicada, entre las que podemos señalar: La angustiosa intentona de desecación de la ciénaga de Zapata. La infructuosa construcción del metro de La Habana. El despilfarro sin resultados del cordón de La Habana. La improvisación propagandística de la vaca Ubre Blanca. El desastre de la zafra de los diez millones y, el periodo especial entre otros grandes disparates, con los que transformo’ al país en un enorme retrete defectuoso, imposibilitado para descargarse, (merecía el premio Nobel de química), empeoraron su estado, incrementándose el número de deposiciones pastosas verbales, acompañadas de flema y sangre. Con estos elementos la impresión diagnostica que se sugiere para El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba es: un síndrome disentérico-confusional-taquilalico, con componente onírico-irritable, diarrea política cerebral y malabsorción permanente del razonamiento, (demencia fecal).
Etiopatogenia.
La boca es a veces el ano del cerebro. A veces la virtud. Por eso, quedarse en silencio por miedo cuando se debe denunciar, produce pensamientos cacaticos que estimulan a callar, mientras que la valentía y el razonamiento, actúan como laxantes de la palabra.
En el caso que nos ocupa, El Comandante en Jefe de la Revolución, compañero Fidel, fue intervenido quirúrgicamente sin tener en cuenta la fístula que se le extiende desde la porción más distal del intestino grueso, hasta el sistema nervioso central. Esta iatrogenia imperdonable, le profundizo’ la sintomatología anteriormente descrita.
El cuadro clínico comenzó’ con una necesidad imperiosa de ser el centro y sentirse escuchado todo el tiempo, sin interesarle lo que planteaba, ni la opinión que se desprendiera de sus chácharas repletas de heces ideales. Con un montón de sucias meditaciones retenidas, le apareció un fecaloma del pensamiento que con el tiempo le produjo distensión de la bóveda craneana, obligándolo a pujar y expulsar expresiones fétidas.
Se mantuvo hablando sin parar siempre de lo mismo, siendo las medidas de control sugeridas, evitar las apreciaciones cargadas de odio, rencor y resentimiento, que resultan muy difíciles de digerir por el tejido nervioso, pero hizo caso omiso cayendo una y otra vez en la dispéptica ridiculez.
Su apego por las emociones destructivas (orgullo, arrogancia, hostilidad, visión errónea), era patológico y las siguió consumiendo con ávida adicción, agotando las reservas y mecanismos de compensación digestivo-mental. Así apareció la repletura neuronal, con emisión de gases agresivos insoportables hasta para el mismo. Esta pestilencia en el pensar, le deformo’ más los conceptos que buscaron su vía natural de salida, discursando sin límites de violencia, eructando escrituras con intensa ira que desviada hacia los ojos, le completan la expresión amenazante, típica de los tiranos.
La acumulación de emociones toxicas además de la dificultad para la defecación cerebral, le dejaron un sabor metálico que se desprende de su aversión a que otros tengan dinero (repudio por los ricos). La conducción nerviosa estimulada por los fracasos, le aceleraron el peristaltismo de sus neuronas dañadas por la vejez y aparecieron complicaciones como: diarreas de palabras rebuscadas y consignas cargadas de desprecio por la vida e indiferencia y despotismo por su pueblo.
La iluminación de la mente, rasgo característico en ella, se apaga por la influencia de la acumulación de emociones negativas, por la degeneración senil, o por ambas. Una mente apagada divaga, disparatea sin rumbo, daña. Ese parece el principal propósito del gerontoprofeta, por eso no se retira de la vida de opinión y nos hace esperar en infelicidad permanente, la ventaja evolutiva de la muerte.
El primer tratamiento es no escucharlo ni leerlo, ignorarlo, pero por ser el dueño de los medios de comunicación su presencia perenne está garantizada, siendo además de los pocos entretenimientos que tiene el cubano pues hace mucho, eliminaron la comedia silente.
El tratamiento radical es quirúrgico y la cola de los que quisieran operarlo, infinita, aun sabiendo que es un paciente de alto riesgo. La técnica consiste en trasplante total de cabeza y aunque la incompatibilidad ha impedido su realización, esperemos que pronto, aparezca el donante perfecto.