sábado, julio 12, 2025

MOA RESPIRA VENENO. UNA DENUNCIA SOBRE LA CONTAMINACION INDUSTRIAL SISTEMICA Y NO CONTROLADA EN LA FABRICA DE PROCEAMIENTO DE NIQUEL Y COBALTO EN MOA, CUBA.

 Carta abierta a las autoridades de la República de Cuba.

Moa respira veneno

A las autoridades del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), al Ministerio de Energía y Minas, al Consejo de Estado, al Partido Comunista de Cuba, y a todos los organismos responsables de velar por la salud del pueblo cubano:

Me dirijo a ustedes desde la profunda preocupación y el agotamiento cívico. Soy una ciudadana cubana y aunque no viva en del municipio de Moa, Holguín, me preocupa y alarma enormemente lo que sucede en esta región que lleva décadas siendo sacrificada en nombre del “desarrollo” y que hoy sufre, con evidencias claras, las consecuencias de una contaminación industrial sistemática y no controlada. Las plantas de procesamiento de níquel y cobalto, en especial la niquelífera comandante Ernesto Che Guevara, han convertido a Moa en una zona crítica en términos de salud pública y deterioro ambiental. Lo que algunos aún califican como “molestias pasajeras” es, para quienes viven allí, es una exposición permanente a gases tóxicos, polvo cargado de metales pesados, y enfermedades que se agravan año tras año sin respuesta efectiva del Estado.



Que conste que hablo de realidades científicas, y no percepciones. Estudios locales y nacionales, algunos incluso publicados por instituciones oficiales, confirman que Moa es uno de los municipios con peor calidad del aire en Cuba. La concentración de dióxido de azufre (SO₂), dióxido de nitrógeno (NO₂) y partículas en suspensión (PM10 y PM2.5) supera con creces los niveles seguros, afectando gravemente a pulmones, piel, ojos y al sistema inmunológico.

La incidencia de enfermedades respiratorias y cáncer de pulmón en Moa está por encima de la media nacional. Médicos locales reportan bronquitis crónicas, asma infantil, enfisema y muertes por cáncer ligadas directamente a la exposición constante al polvo de níquel y otros compuestos industriales. Estas no son estadísticas abstractas. Son niños que no pueden respirar. Son madres que entierran a sus hijos. Son trabajadores que se sacrifican por una industria que no protege ni a sus propios empleados.



Lo que sucede allí por más de 40 años es un ecocidio anunciado. La contaminación no se limita al aire. El río Moa y la bahía han sido sistemáticamente envenenados con vertimientos ácidos y metales pesados que destruyen el ecosistema marino, afectan la pesca y hacen inhabitable el entorno natural. Las comunidades ribereñas han tenido que renunciar a sus medios de vida tradicionales.

Las imágenes son devastadoras, techos cubiertos de polvo negro, árboles grises, casas impregnadas de hollín. Y todo esto sucede con conocimiento del Estado, que posee la propiedad de estas plantas y tiene la obligación, legal, ética y moral, de preservar el medio ambiente y proteger a su gente. No es un problema de comunicación como periodistas inescrupulosos quisieron vender ayer a la población del país y en especial a los pobladores del lugar, es uno de responsabilidad. Se han emitido comunicados tardíos, se ha culpado al desconocimiento o a la “incomprensión ciudadana”. Pero el pueblo de Moa no es ignorante. Saben que las emisiones que los asfixian son el resultado de procesos industriales sin filtros o con estos en mal estado, sin regulaciones eficaces y con tecnologías obsoletas. Conozco que la ley cubana, incluida la Ley de Minas y los decretos ambientales, exige proteger el entorno, y que esas normas se violan cada día. La ausencia de explicaciones no es el mayor problema. Lo más grave es la falta de acción. No se han modernizado los sistemas industriales. No se han tomado medidas urgentes para reducir emisiones. No se ha priorizado la vida por encima del níquel. Y esa inacción tiene responsables.

Exijo:

1-La instalación inmediata de tecnologías limpias y filtros industriales en todas las plantas que operan en Moa.

2-La realización y publicación transparente de estudios independientes de impacto ambiental y de salud pública.

3-Protección y atención prioritaria a los sectores más vulnerables, niños, ancianos, pacientes con enfermedades crónicas.

4-La creación de una comisión ciudadana de vigilancia ambiental, con participación real de los vecinos afectados.

5-Que el gobierno cubano asuma públicamente la responsabilidad por el daño causado, y actúe en consecuencia.

Respirar no puede seguir siendo un acto de riesgo. Vivir en Moa no puede seguir siendo una condena.

El pueblo de Moa no exige privilegios. Exige justicia, verdad y la posibilidad de vivir sin enfermarse por el polvo que flota sobre sus cabezas. Exige un futuro donde el desarrollo no signifique enfermedad, y donde la palabra “Revolución” no excluya la salud ni la vida.

Con respeto, pero con la firmeza de saber del sufrimiento acumulado.

Yamilka Lafita Cancio

La Habana,   10 Julio de 2025

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