Había pasado el primer día de
aquella jornada de la Zafra de los Diez Millones en el Central Dos Ríos próximo
a Palma Soriano; muy en la mañana el administrador del policlínico me llevó por
aquel terraplén a lo que sería mi lugar de trabajo en el Central Oriente, un
central o ingenio azucarero que no era central.
En efecto el Central Oriente es,
y sigue siendo, un batey donde había funcionado un central con ese nombre, allí
solo quedaban las ruinas. Localizado a noroeste de la ciudad de Palma Soriano
en ese tiempo era un poblado de escasas viviendas.
El administrador condujo hasta
las ruinas del central donde una pequeña casa de madera con techo de zinc
destacaba sobre las bases de lo que fue el ingenio azucarero; era la Posta Médica.
Mientras accedíamos al local me dijo que ese sería el lugar donde viviría
porque mi trabajo no era el atender enfermos, sino controlar los aspectos de
higiene del Centro de Elaboración (elaboración de alimentos) que me había
mostrado a la entrada del poblado. La posta médica era una habitación que servía
de consultorio, otra de dormitorio y un pequeño baño sin ducha con una toma de
agua y un lavamanos, todo muy sucio. En un estante había un bien surtido de medicamentos.
Estas en un lugar histórico, - me
dijo- aquí fue donde Fidel se reunió con
el jefe de los casquitos”[i].
Se dio media vuelta y se fue.
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Fidel Castro
y en Gral. Eulogio Cantillo
en su encuentro en el Central Oriente en diciembre
1958 |
Aquel lugar sí que era un lugar
de interés histórico. Hay una referencia que da cuenta sobre el encuentro a finales del año
1958 de Fidel Castro con el General del Ejército Constitucional de Cuba,
Eulogio Cantillo Porras, quien fuera el Jefe de Operaciones del Ejército, esto
dice la información:
El Jefe de Operaciones del Ejército, General Eulogio
Cantillo, buscando una salida a la grave crisis que se había generado en Cuba
al no aceptar las guerrillas el resultado de las elecciones generales…..; se
entrevista con Fidel Castro el 28 de diciembre en el viejo central azucarero
cerca de Palma Soriano.
Todo indica que después del
encuentro con Cantillo Porras, el futuro dictador estuvo en ese lugar hasta el
1° de enero del 1959, cuando se enteró de que ya Batista había abandonado el
país, esto según esta fuente:
El domingo 28 Castro se encontró con el general Eulogio Cantillo,
en las cercanías de Palma Soriano. El comandante paso la noche del 31 de
diciembre en un ingenio azucarero cercano a Palma Soriano, acompañado de Celia Sánchez
(a) “ Norma” y algunos de sus comandantes …., a pocas cuadras del comando , se encontraba
Errol Flynn rodando una película”.
Siendo así, me encontraba estrenándome
como médico en un lugar histórico pero del cual no se habla mucho, como no se
habla de las implicaciones que tuvo aquel encuentro para el fin de las
hostilidades. Como sea me acomode en aquel lugar como pude y dos horas después llegó
un trabajador sanitario con el que fui al Centro de Elaboración para ser
presentado.
Esta era una facilidad para la preparación
de cientos y en ocasiones miles de raciones de alimentos para los macheteros y otros
trabajadores de la Zafra; aun cuando por aquella zona ya había terminado los
cortes, este centro continuaba elaborando raciones y era allí donde debía de
cumplir mi trabajo como una especie de inspector sanitario; para mí que ya me
veía dando consultas médicas aquello no me gustó mucho..., pero bueno.
Fui presentado en el centro al
administrador principal y pronto me di cuenta de que era el lugar más
importante del poblado con unos 30 empleados la mayoría mujeres; disponía de recursos
para preparar cientos de comidas que eran enviadas a distintos puntos. Había un
pequeño comedor para los empleados y algunos
visitantes asiduos y especiales que por allí pasaban; pronto nos sirvieron
un almuerzo que era una delicia pero la sorpresa fue cuando el administrador se
acercó para preguntarnos si tomarías malta o cerveza, (¡!) malta le dije…, me
trajo dos.
Entonces pasaron unos días,
cuando iba al comedor aprovechaba para inspeccionar el centro de elaboración y
regresar a la posta donde pasaba el día leyendo a la luz de la única bombilla
que había. Eran días grises, lluviosos y contrariados. Unos tres pacientes me
visitaron solo buscando alguna medicina; una anciana jamaicana vino muy
solicita a brindarse para lavar la ropa, al día siguiente estaba lista, no quiso
cobrarme pero si aceptó algunas medicinas que le di. También vino una mujer de inusual
apariencia para presentarse y decirme que era la esposa del secretario del
partido en el poblado y que podía ir a su casa en las tarde a ver la televisión
(uno de los dos televisores que habían en el batey). Esa misma tarde fui a ver
el noticiario.
Al cuarto día vino el trabajador
sanitario con la orientación de que debía de hacerle estudios bacteriológicos:
exudado nasofaríngeos y coprocultivos, a todos los trabajadores del Centro de Elaboración;
me dejo todo el material y me dijo que lo guardara cuando tomara las muestras
en un lugar frio hasta que el regresara.
Fui de inmediato al centro de elaboración
y hablé con el administrador que se mostró preocupado, le dije que estuviera
tranquilo en un gesto de colaboración que me convenía. Para hacer los exudados
fue fácil, como eran dos turnos puse a todos los trabajadores en fila y use el
hisopo en cado uno de ellos frotando en la parte posterior de la garganta y
ponía el hisopo en un tubo que quedaba bien cerrado, no podía hacer más; el
problema era el coprocultivo.
Realizar un coprocultivo requiere
de un procedimiento más complejo pero en realidad se trata de tomar una muestra
de heces fecales para determinar si hay gérmenes que producen alguna enfermedad
gastrointestinal. Es útil en lugares donde se manipulan o procesan alimentos.
Siendo más complicado, el procedimiento el trabajador sanitario me dejo los
mismos hisopos y tubos para esto, por lo que le di a cada trabajadora un hisopo
y un tubo y las mande para el escusado que había en el patio no sin antes
explicarle lo que debía hacer. Todas regresaron con la muestra, no sé de donde
la tomaron, pero las puse en el saco de plástico que me dejaron. Después el
problema fue con el administrador cuando todo aquello lo deje muy bien empaquetado
en uno de los refrigeradores; al día siguiente el trabajador sanitario vino a
recogerlo. Estaba muy contento con mi trabajo.
Para las tomas de ambas muestras,
pero sobre todo para las muestras de coprocultivo, no se siguieron las más
elementales normas, pero era así como se hacían las cosas por aquellos tiempos;
mejor ni discutir sobre todo si usted es un estudiante de medicina devenido en médico.
En ocasione atendí algunos
pacientes que iban llegando y mostré mi mejor hacer en la atención y cuidado de
ellos, entonces aprendí que lo más importante es escuchar, sobre todo si usted
tiene todo el tiempo disponible.
Los días sucedían sin novedades, leía
hasta el cansancio y solo me detenía para ir a desayunar, almorzar y comer al
centro de elaboración donde aprovechaba para conversar con los empleados(as); en ocasiones
le echaba mano a algún somnífero del estante para poder conciliar el sueño. No
había preocupación en la administración del centro de elaboración, todo estaba
bien.
A las dos semanas de estar en
aquel lugar, una tarde decidí ir a ver la
televisión; entonces fue que me encontré al comandante en Jefe dando un
discurso que me sorprendió, tanto a mi como al primer secretario del partido y
su esposa. Era el 19 de julio de 1970 y el dictador anunciaba que no se
llegaría a la meta de los 10 millones de toneladas de azúcar en aquella Zafra
que comprometió a todo el país. Visto en el tiempo el discurso no merece ni leerse,
pero las palabras fueron simples: ”...,
pero si ustedes quieren que les diga con toda claridad la situación, es
sencillamente que no haremos los 10 millones.
Sencillamente”.
Con esta sencillez se comprometió todos los recursos de una nación en una
meta inalcanzable, consecuencia de una decisión errónea tomada por una
personalidad desquiciada y obcecada. Conocí de personas que se alegraron y aun
se alegran de aquella ruina colectiva, como conocí de cortadores de caña, que
sabiendo la noticia, tomaron la mocha y en las noches se fueron a los
cañaverales a trabajar, aun sabiendo que no llegarían a la meta.
Había desconcierto y disgusto en
aquella casa, la del primer secretario del partido comunista en aquel poblado;
mejor me retiraba a mi posta médica, ya los días traerían otros afanes como así
fue.
Dos días después de aquella
noticia vinieron en un jeep a buscarme. El
camino fue largo por toda la carretera central hasta llegar a un punto cerca de
Yaguabo entre Cauto Cristo y Cacocún, esto en la provincia de Holguín; allí
estaba el campamento principal del Contingente Lenin, una fuerza de cientos de
macheteros que aún continuaban en los cortes de caña en una zafra que había
fracasado.
Me faltaba la experiencia del
campamento Las 44; hasta aquí como médico poco había hecho.
[i] Casquitos es una denominación peyorativa
para referirse a los soldados del ejército constitucional en Cuba esto en los
años 50’s