Dra. Alina Arcos Fernández-Brito.*
En Cuba ¿socialista?, el Ministro de Economía, que
representa al gobierno “revolucionario”, anunció en la Mesa Redonda hace
unos días, la implementación de una nueva tasa de cambio en el mercado
cambiario, que conlleva a que yo, médico con dos especialidades, máster y más
de 30 años de trabajo, voy a percibir un salario equivalente a 49 dólares
mensuales por mi labor.
Y mientras vende la ropa, el calzado, los
electrodomésticos y la mayoría de los alimentos, exclusivamente en un sustituto
de esa moneda (MLC), a la cual además me impide acceder de forma legal,
retribuye mi trabajo con otra a la que ha despojado de casi todo su poder
adquisitivo.
De esta forma yo, como la inmensa mayoría de los
trabajadores estatales, en el denominado Estado socialista de derecho, soy
víctima de una especie de esclavitud asalariada.
Dra Alina Arcos |
Carezco de una fuente proveedora de divisas. Mi
familia nuclear vive de lo que el Estado socialista eufemísticamente llama
sueldo y que por decreto constitucional debería ser suficiente para llevar una
vida digna. Pero que gracias a la política económica y social que lleva a cabo
el actual gobierno, nos deja en condición de penuria.
En Cuba socialista, el gobierno revolucionario, luego
de 63 años de desarrollar su proyecto de “justicia social”, con toda la
impunidad que su absoluto poder le confiere, blindado con un aparato represivo
que involucra a militares y civiles adoctrinados, amparado en un Código Penal
que modificó a su conveniencia, donde se sanciona con penas draconianas
cualquier vestigio de disenso, dueño absoluto de los medios de difusión masiva
y con un sistema electoral que garantiza su perpetuidad en la presidencia del
país, nos ha informado en un programa televisivo, que viviremos con un salario
paupérrimo, que hará nuestra subsistencia todavía más miserable de lo que ahora
es.
Quizás yo preferiría continuar como hasta ahora,
interpretando el papel de contestataria en esta especie de obra de teatro (que
más bien parece un circo) en que se ha convertido mi país, dando mi criterio en
las tribunas que se me permite y rodeada de esa aureola de rebeldía que solo es
aceptable porque como dice el refrán: “en casa del ciego, el tuerto es rey”…
pero no puedo.
No puedo vivir con un mínimo de decoro, con 49 dólares
mensuales (o su equivalente). Incluso si no tengo formalmente que pagar la vivienda,
pero sí los arreglos, los muebles, los electrodomésticos, la electricidad, el
agua, el gas y el teléfono que la hacen habitable. Incluso si no tengo que
pagar la atención médica, pero sí las medicinas, muchas de las cuales tendría
que comprar en el mercado “informal” porque en las farmacias no existen.
Incluso si no hay que pagar la educación, pero si los uniformes y un porciento
de los materiales de estudio y la merienda y “un refuerzo” porque la
comida en las escuelas es simbólica (como tantas otras cosas). Y el transporte.
Y los alimentos, que están a precios cada vez más astronómicos, porque la
inflación pasó de “predecible” a incontrolable. Y el resto de todas las
cosas que en todos los países se paga y también en Cuba, porque con el
Reordenamiento el gobierno “revolucionario” decidió “eliminar las
gratuidades indebidas”.
Y yo le pregunto al Partido/Gobierno/Estado: Si no
puedo vivir dignamente con los 49 dólares que me pagan por mi trabajo y no
recibo remesas del exterior para llenar sus arcas, ¿qué se supone que debo
hacer? Es una pregunta realista y razonable que deberían responder. Dudo que
puedan.
Yo no los elegí (tampoco el 99% de mis coterráneos),
obviamente no apruebo su gestión y hace ya tiempo que no los apoyo. Si tuviera
a mi alcance una vía legal y pacífica para intentar cambiar al gobierno que a
todas luces me explota, ¿la utilizaría? La respuesta es Sí. Si al igual que yo
(y contrario a lo que pregonan los que ostentan el poder), la mayoría de los
ciudadanos quisieran también cambiarlo, ¿podrían hacerlo por vías legales y
pacíficas? La respuesta es NO. Entonces ¿cuál es la opción que nos queda/dejan?
Es otra pregunta sincera, que no creo tenga una respuesta que les agrade.
¿Esto significa que queremos revertir el orden
constitucional? No. Gobierno no es sinónimo de Constitución.
Yo voté No a la Carta Magna del 2019, porque la intuí
como la farsa que hasta ahora ha resultado ser, al condicionar el ejercicio de
los derechos que la hacían más progresista y democrática, a una serie de
términos ambiguos y a unas leyes que se dictarían a posteriori, a las cuales
los ciudadanos no tendríamos acceso.
Porque a pesar de que estaba de acuerdo con el
Socialismo, el término de irrevocable es antidialéctico y reaccionario, y
porque los sistemas sociales obedecen a leyes del desarrollo histórico-social y
no a un mandato constitucional.
Porque estoy, no en contra del Partido Comunista, sino
en desacuerdo con que sea único. Porque me opongo a su condición de
superioridad sobre la Asamblea Nacional (que al menos teóricamente representa a
todo el pueblo) y sobre la propia Constitución.
Hay otros muchos elementos que no comparto, pero los
anteriores no eran simples detalles que pudiera dejar pasar.
Aclaro que más allá de mi votación, al parecer la
mayoría del pueblo votó SI y eso bastó para que la hiciera mía.
Entonces, si a esa Constitución la preside, como ley
primera y fundamental “el culto de los cubanos a la dignidad plena del
hombre”, la decisión del gobierno de Cuba de implementar la nueva tasa
cambiaria, obligando a sus ciudadanos a subsistir en una especie de esclavitud
moderna, evidencia que son Ellos y no Nosotros los que violan, irrespetan,
incumplen y manipulan los principios y derechos constitucionales.
La aplicación de dicha medida es abiertamente
denigrante y lesiva a la dignidad del pueblo cubano. En consecuencia, es ilegal
e inconstitucional.
Todo lo planteado anteriormente suena a denuncia...
porque lo es.
Yo, cubana, mujer, trabajadora y madre, me sumo a los
miles de indignados que conformamos este pueblo.
Como ya se ha hecho sistemático, las autoridades
responderán con intimidación, difamación, hostigamiento y criminalización. Pero
no podrán detenernos.
Bajo las condiciones que nos han impuesto, nos asiste
el derecho de oponernos como podamos...y eso haremos.
Fuente: Facebook
*La doctora Alina
Arcos Fernández-Brito es médico especialista en el Hospital Universitario
"General Calixto García" La Habana. Estudió Medicina Interna en
Universidad de Ciencias Médicas de la Habana (UCM-H) y en el Instituto Superior
de Ciencias Médicas de La Habana, ISCM-H. Vive en Ciudad de la Habana, Cuba.
4 comentarios:
Interesante trabajo. Comparte UD Dra. con valor el pensamiento de miles de cubanos profesionales de diversas ramas en igual situación. También me opuse y no me escondo para decirlo a la C2019, por las razones que alega y otras tantas que hoy comprobamos que incumple el gobierno cubano.
Gracias doctora por su honestidad y valentía.
Escapad gente tierna, que esa tierra esta enferma y no le pedeis nunca lo que no te dio ayer…….
Pobre mujer, van a ir a por ella
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