Rafael Muci-Mendoza
Con toda la fuerza de la Constitución exigimos la conformación de una
junta médica
Reconociendo o no queriendo reconocer el carácter torvo de sus
secuestradores, hace años que el Presidente se entregó a ellos; se auto
secuestró y de paso, regaló a Fidel y su
camarilla roja la soberanía y los haberes de la nación venezolana como si fuera
hacienda propia; peor aún, transformó nuestro territorio en dependencia
neocolonial de un país esclavizado y quebrado. Su salud tiene por tanto que ser
materia de interés público y particularmente de los médicos venezolanos, nunca
consultados.
Luego de prolongada tragedia con actos e intermedios, el tratamiento
de su cáncer -nunca avalado por
información médica en términos que lo hicieran fidedigno-, parece haber sido
signado por la iatrogenia de una medicina atrasada, enmarcada en un ámbito de
bruma, mentira y misterio. Los informantes no han sido siquiera médicos locales
afectos al Presidente: ni la ministra de salud ni otros que gozan de sus
favores. Han sido individuos de muy poca cultura médica, y es así, como luego
de muchos días aún se habla de insuficiencia respiratoria, lo que implica el
empleo de traqueostomía, respiración asistida y sin duda, un efecto deletéreo
sobre múltiples órganos y sistemas, por seguro ya harto presente.
No hay que ser muy sagaz para entender que el secuestrado viva aunque
no viva, pues su desaparición significaría al mismo tiempo, la pérdida de un
incondicional y ciego aliado, y la interrupción de un flujo de cerca de diez
mil millones de dólares por año para mantener la isla a flote sin permitir su
rendición.
Para la presidenta del TSJ la petición de una junta médica constituida
por médicos venezolanos carece de fundamento. Desde la Constitución y con toda
la fuerza que nos da, exigimos su conformación. La Academia Nacional de
Medicina reitera sus buenos oficios.
1 comentario:
Muy bueno el blog. Me encantan como escriben los articulos que publican. Felicitaciones colegas!
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