La condición de esclavitud para el
pueblo de Cuba se eterniza en manos de la dictadura. Cuba sigue zurciendo
rajaduras en las vestimentas sociales de otros Estados, lo peor de todo es que
nuestro podrido traje no cambia y la condición de mendigos ha echado fuertes
raíces sobre toda la sociedad.
El hombre ya paso los 60, el lado
izquierdo del rostro se le ha inflamado y un dolor quemante le ha invadido esa
parte de la cabeza, entonces decide ir a un doctor de los tantos que existen en
la isla.
El lunes 8 de abril faltando unos
minutos para las 06 se dirige hacia el policlínico, aun el amanecer está por
llegar. Ingresa en una cola de espera, a las 08 con 15 es atendido por un
doctor, 15 minutos después ya tiene los medicamentos y a las 08 con 40 pide en
la enfermería del policlínico ser inyectado. El dolor se ha vuelto más
mortificante. No señor, aquí no se inyectan vitaminas, debe ir al consultorio
del médico de la familia, no puedo violar instrucciones, le dice la enfermera.
El hombre queda desconcertado, no entiende, pero no puede perder tiempo. Quince
minutos más tarde está en el consultorio de la familia y se persona frente a
una soñolienta y desanimada enfermera que le dice: No tengo jeringuilla, pero
llamaré a los dos consultorios más cercanos. El hombre sigue sin entender,
recuerda el discurso oficial, Cuba, una potencia médica.
Fue todo bien ideado por el Maquiavelismo Fidelista, forjar una mano
de obra preparada y condicionada a la servidumbre política dictada por el poder
que se pudiera exportar bajo ciertas condiciones para mantener el improductivo
sistema. El potencial humano conducido como una mercancía sin alma, desposeída
maritalmente, absorbida su voluntad por la energía imperial, estaría obligada a
responder por los intereses del Estado. Para ello la privación de los derechos
serviría de base fundamental combinado con el adoctrinamiento mediante una
información manipulada y tergiversada.
Así se forjaron los primeros
internacionalistas, semejante al caballo carretonero que se le coloca ojeras
para que no se desviara del camino marcado por el dueño. Desconociendo el mundo
que nos circunda, el internacionalismo se convirtió en una vía de ejercer
derechos, luego se hizo una para el internacionalista una fuente de obtener
ventajas sociales y económicas sobre un resto de pueblo condenado a la miseria.
Al físico del hombre se adhiere el
dolor sicológico, la enfermedad burocrática del socialismo le muerde la
inteligencia pero a la vez le enseña el desamparo al reclamo. La asistencia
médica es gratuita. Resignado, a las 09 se presenta en otro consultorio.
Después de una insoportable espera la enfermera le dice que posee sola una
jeringuilla esterilizada, tiene que llenar los modelos y después llamar a la
central.
Ahora el hombre entiende menos, la
lógica de la razón no le alcanza para tan gigante barbarismo, vuelve a recordar
el discurso oficial repitiendo el derecho a la asistencia médica como el más
grande logro revolucionario. Una madre hace presencia en el local, para retirar
los puntos de una herida a su niño. El rostro de la enfermera parece una
máscara cuando le contesta: no me han traído ningún instrumental, ve a tu casa,
agarra una tijerita y la pinza de ceja, las hierves y con eso resuelves. El
hombre casi se aterroriza y rendido se marcha a su casa, donde con la ayuda de
su esposa se inyecta el medicamento.
Al contarme la historia recordé la
ocasión en que se me hizo una fisura en uno de los huesos del tobillo, al
tercer día el dolor era irresistible y decidí asistir a un hospital, no había
material para la radiografía pero se resolvió por esos métodos carente de
justicia y conciencia a que el socialismo obliga al ser social cada hora de su
vida. Me colocaron una canilla (yeso que se coloca por unos días en la parte
inferior del pie sin cerrar la superior hasta que baja la inflación y se enyesa
el pie completo) negligentemente la quite cuando ceso el dolor. Dos días
después forcé demasiado el tobillo creyendo que ya estaba soldado el hueso, el
dolor volvió, pero por la irresponsabilidad cometida trate de resistir sin
buscar ayuda, al final el dolor venció la vergüenza y volví al médico, fui a
otro hospital para no sentir el bochorno. En el salón de consultas había varios
ortopédicos en animada conversación, estuve junto a otros lesionados en una
corta espera mientras ellos terminaban su charla. Al cabo, un amable doctor me
atendió y sin mirar mi tobillo me dijo: no tenemos yeso, vaya a otro hospital.
No objeté nada, tenía mi viejo Chevrolet esperando fuera pero sentí mucha pena
por los demás. ¿Cómo podrían llegar al Hospital Nacional con un aproximado de
5km?
Nosotros tardamos solo unos minutos en
llegar, había pocos pacientes y fui atendido enseguida, mi hermana quiso
ocultar la verdad, pero eludir responsabilidad es un gesto de cobardía, no se
lo permití y le conté lo que había hecho. El ortopédico, un mulato corpulento
de unos 45 años me respondió con aspereza y mal humor, venga mañana quizás le
puedan poner un nuevo yeso, o vaya al hospital de Boyeros puede que allí
resuelva, casi se negaba atenderme, poco falto para que me echara de la
consulta, avergonzado le pregunte con humildad, ¿puede soldar el hueso sin yeso
haciendo reposo? Si, puede. Me fui a casa pensando en la asistencia médica
gratuita, tome los pedazos del yeso que me había quitado y los coloque como
pude atándolo al tobillo con una venda y le oré a Dios.
La primera noche fue terrible, dolió
mucho, pero a los tres días estaba caminando y a los 10 corriendo, el hueso
soldó perfectamente.
Creí al principio que merecía el
castigo, luego calculé que una gran parte de los accidentes ocurren por
imprudencia y negligencia y eso no da derecho a los más capacitados y que están
para corregir estos desatinos humanos a castigar con el sufrimiento. También
razoné que si existiera la asistencia médica privada hubiese pagado el yeso y
acortado el sufrimiento. Pero es algo muy difícil que el Estado acepte, no
porque perjudique la sociedad, sino porque entonces se debilitaría el
internacionalismo.
La guerra.
El mercenario socialista cubano
obligado por las circunstancias batió los record del mercenarismo más barato
del mundo. Son muchos los lugares donde los cadáveres de los cubanos dieron
glorias al poder. Después del mercenarismo militar, apareció el laboral, con el
campo socialista, cientos de jóvenes, la mayor parte desempleados fueron a
servir de obreros en Alemania Democrática, Hungría, Polonia, Checoeslovaquia,
URSS, siempre hacer los peores trabajos en las fábricas, y a la vez sirviendo
imperceptiblemente de rompehuelgas. Pero por difíciles que fueran las
condiciones eran mejores que en Cuba, podían comer bien, disfrutar de un poco
de libertad y proveerse de recursos económicos que en toda la vida de trabajo
no podrían obtener dentro de la isla. A cambio de todo el Estado recibía
cuantiosas ayudas. Hoy la situación no ha cambiado mucho, la explotación
desmedida de la mano de obra cubana en el exterior se enmascara en la compasión
extraterritorial utilizando las necesidades de los pueblos para exportar la
“revolución´´ y someterlos equivocadamente a una dictadura de izquierda. El
internacionalista está obligado a ser un soldado político al servicio del
castrismo y en caso de conflicto violento un militar. No ha dejado de ser un
esclavo moderno tratando de quitarse de encima la mayor cantidad de latigazos
del amo Estado, dueño de su cuerpo y voluntad. Latigazos que en el futuro
caerán sobre otras inocentes víctimas del engaño.
En Venezuela trabajan cientos de
cubanos, sobre todo personal de salud, poseen una doble condición de
servidumbre, explotados por el Estado venezolano y el cubano. Cuba hoy está
ofreciendo a Brasil 6000 médicos con una base de contrato a nivel de gobierno.
El salario que devengaran y los beneficios obtenidos superan con creces los
obtenidos por un médico dentro del país, pero son abusivos comparados con el
resto del mundo.
La situación de la salud dentro de la
isla es precaria, los centros hospitalarios están deprimentes y cada día existe
menos preocupación de todo el personal porque el sistema de salud funcione con
responsabilidad y conciencia. La escases de medicamentos es visible, pero no
por su inexistencia. En la bolsa negra y las farmacias por divisa o CUC siempre
se encuentran. Las necesidades del personal de la salud los han conducido a
aceptar el pago en especie y en moneda de pacientes y familiares que utilizan
el servicio. Todo parece una relación voluntariosa de gratitud, pero en
realidad es una necesidad de ambos creada por la ineficiencia del Estado. La
calidad humana ha sido absorbida por las necesidades del personal médico que el
Estado nunca ha sido capaz de satisfacer. Esto es una consecuencia de la
política de gobierno expandida en todas las instituciones estatales, pero que
ocurra en la salud denigra a lo vil y perverso la condición humana.
¿Cómo es posible crear una potencia
medica con un personal debilitado por las necesidades, atormentado por
carestías que los hace depender más de la caridad pública que del salario que
no les resuelve el problema?
El escape a esta incapacidad del
ineficiente sistema es la exportación bien controlada por el poder de esta
fuerza de trabajo, así cada día nos quedamos con menos personal médico que se
interese por la salud del pueblo, de dentro y de abajo.
Una misión internacionalista es un
botín obtenido por la indignante cobardía de la traición nacional, es así como
toda nuestra vida está contaminada con el excremento del poder aun los más
bellos actos del altruismo.
Poseo un video de 4 minutos hecho
dentro de un hospital pero no pude colocarlo en la red.