LA
HABANA, Cuba, junio, del 2012 -En Cuba, es clásico ya el chiste sobre el
borracho con delirios de grandeza que dice ser portero del Hotel Nacional, pero
en realidad es un simple cardiólogo o neurocirujano. El chiste quizás solo
resulte comprensible para los cubanos, que sabemos perfectamente que en este
extraño país es mucho más elevado el nivel de vida de cualquier persona con
educación básica, que trabaje en el área del turismo, que el de un eminente médico
especialista.
Waldo
es pedíatra, su salario mensual es de 573 pesos (menos de 23 dólares).
Recientemente falleció su mamá, a los 94 años. Dentro de la pena que sentía,
hizo un balance de su vida, y se detuvo en lo que había logrado obtener con su
salario, tras casi 40 años de estar ejerciendo la medicina.
“Me
sorprendí –cuenta Waldo-, porque me di cuenta de que lo único que he logrado
adquirir es un sillón de aluminio, de esos que se ponen en el portal, que
compré cuando estuve haciendo trabajo social en Isla de Pinos, y la bicicleta
china. Todo lo demás, incluyendo la casa, fue comprado por mis padres antes de
la revolución. Papá trabajaba en la Compañía Eléctrica, primero, como obrero, y
luego, como jefe de brigada. Y mi madre trabajaba como pantrista en una clínica
privada”.
Waldo
ya tiene edad y tiempo de trabajo suficientes para jubilarse, pero no lo hace
porque: “Voy a ganar mucho menos. Además, estoy esperando, a ver si logro que
mi instalen un teléfono en la casa. Si dejo de ejercer, creo que nunca voy a
tener un teléfono. Ahora
al menos tengo la esperanza”
El
suyo, es más o menos el cuadro de la mayoría de los galenos en Cuba. A muchos
se les ve salir diariamente de los consultorios con una bolsa entre las manos.
En ellas llevan algún regalito, casi siempre alimentos, que los pacientes les
han dado. Si no fuera por esos pequeños regalitos de los agradecidos pacientes,
muchos médicos pasarían hambre.
La
miseria es también la razón por la que muchos tratan de que los envíen a
cumplir “misión” a otros países. Por regla general no les importa para dónde,
el asunto es salir al extranjero. Algo que les da la oportunidad de ganar un
poco más de dinero y de traer algunas cosas para sus familias.
Con
tan hostil y frustrante situación y un futuro incierto, no es sorpresa para
nadie que algunos, a pesar de la separación de sus familias que quedan como
rehenes del gobierno en la Isla, aprovechen la salida al extranjero para cruzar
alguna frontera y solicitar asilo en cualquier lugar.
A
pesar de la poca remuneración y de sus vidas miserables, las mayorías de los
médicos cubanos son muy humanos, excelentes y dedicados profesionales capaces
de hacer Milagros con los rudimentarios medios a su alcance, hospitales en
ruinas y casi sin medicamentos que recetar a sus pacientes. Sería justo y
razonable que el Estado cubano diera a nuestros médicos el reconocimiento y la
compensación que merecen y dejara de utilizarlos como mano de obra semi esclava
para alquilarlos a otros países con fines propagandísticos y financieros.
Supuestamente
la educación en Cuba es gratuita y los médicos, como otros graduados
universitarios, no pagan ni un centavo por sus estudios. Me pregunto hasta qué
punto es eso cierto, si después de graduarse un medico debe trabajar toda su
vida para el Estado por menos de un dólar diario.
*José Antonio Fornaris. Trabajó como periodista, guionista y director de
programas de radio en las emisoras Radio Progreso, Cadena Habana y C.O.C.O. Fue
secretario de prensa del Comité Cubano Pro Derechos Humanos. En enero de 1998
ingresó en la prensa independiente, a través de la agencia Cuba-Verdad.
Actualmente escribe para las páginas digitales CubaNet, Primavera, y los
periódicos La Primavera de Cuba, de Suecia y Hospodárske Noviny, de Eslovaquia.
También fue miembro fundador de la Asociación Pro Libertad de Prensa (APLP).
No hay comentarios:
Publicar un comentario