Con el nombre de Escozul desde hace más de una década, la nomenclatura cubana recibe millones de euros, provenientes de la venta y tráfico ilegal de un supuesto derivado del veneno del escorpión azul.
Por: Juan Carlos Romero Mestre
Una vez más la naturaleza de la dictadura castrista se muestra sin rostro ante el sufrimiento de miles de personas, utilizando un supuesto y falso brebaje obtenido del alacrán Rophalorus junceaus, exclusivamente originario de Cuba, como medicamento contra el cáncer. El nefasto negocio utiliza como víctima a familiares de pacientes enfermos provenientes en su mayoría de Europa, y con especial ensañamiento en las zonas pobres del sur de Italia, donde decenas de miles de familiares de pacientes víctimas de cáncer, han decidido consagrar sus míseros ahorros a engrosar las arcas de la dictadura, con el dinero derivado de la desesperación humana.
Con el nombre de Escozul desde hace más de una década, la nomenclatura cubana recibe decenas de millones de euros, provenientes de la venta y tráfico ilegítimo e ilegal de un supuesto derivado del veneno del escorpión azul. La universal pócima milagrosa se administra sin la menor acreditación científica, se comercializa y se administra a seres humanos violando todas las leyes éticas, morales y científicas existentes. Todo ello sin el menor atisbo de un ensayo clínico o publicación en la literatura médica especializada, que justifique su empleo en seres humanos, contra cualquier tipo de cáncer, con o sin metástasis y sin tener en cuenta el estadío de la enfermedad en cuestión.
La inmensidad de la estafa, radica en que aquellos que deseen obtener el tratamiento deben traer la historia clínica del paciente, pagar entre seis y diez mil euros en viajes reiterados, alojamiento y gastos diversos, a la espera de recibir el elixir de la eterna juventud, no sin antes escuchar a varios coetáneos suyos comentar, mientras realizan las filas para obtener el medicamento, las supuestas bondades del veneno del escorpión azul que solo habita en Cuba y escuchar a algunos de los leguleyos proclamar que llevan varios años curados de cáncer debido al maravilloso medicamento.
El negocio alcanza tan dramáticas y deshumanizadas proporciones, que actualmente se falsifica y se vende el supuesto nutracéutico Escozul por internet y ante la siempre creciente demanda internacional, sobre todo italiana, se han abierto clínicas en Albania para burlar las leyes de la Comunidad Europea, y continuar obteniendo pingues beneficios a costa del dolor ajeno.
En fin, otro bochornoso y triste negocio de los escorpiones verdeolivos, que solo tienen en común, con sus compatriotas azules, el ser exclusivos hallazgos de nuestra bella y amada Cuba.
Fuente: Cubaencuentro.
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