Por: RafaelMuci-Mendoza.
El Presidente busca ayuda médica en un país de ciencia subdesarrollada...
Es cosa terrible escoger el propio médico sobre la base de una coincidencia ideológica; es como imaginar que por no comulgar con nuestras ideas, aquel otro nos haría daño. No, los médicos venezolanos no hemos sido formados en un baño de odio y discriminación. Hemos sido bien enseñados para bien servir. Lo hemos hecho a lo largo de décadas y lo continuaremos haciendo a pesar de las condiciones denigrantes de nuestros hospitales; allí, entre estrecheces y persecución, formamos a nuestros alumnos en el respeto hacia el minusválido y en el culto por la ciencia: beneficencia y saber conjugados.
El Presidente busca ayuda médica en un país de ciencia subdesarrollada pues, ¿cuáles son los avances de que puede vanagloriarse la medicina cubana como no sea el mercadeo de sus pretendidos médicos graduados de a montón? Su primer diagnóstico y tratamiento fue erróneo, se le hizo daño por crasa ignorancia, audacia e inexperiencia. Cualquier ser humano no volvería a consultarse con quien a pesar de sus buenos deseos, no le ha tratado conforme a las reglas del arte; el buen sentido común indicaría ir a otro médico o institución, para eso se es dueño de las joyas del reino. Fidel sabrá de maldad, pero no de medicina, no ha sido un buen consejero, tampoco los médicos venezolanos que le rodean, gentes simples sin criterio. Algunos de sus ministros que han viajado a tratarse en Cuba han conocido también de iatrogenia y por su ciega fe han quedado baldados y han vuelto sus ojos al denigrado médico venezolano...
El paciente, terco e irreflexivo, confundido como un adolescente, tiene pocas posibilidades de evolucionar bien. En materia de cáncer el tiempo apremia y la oportunidad es fugaz. Cómo nos hubiera satisfecho haber podido ayudarle.
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