Escuela Latinoamericana de Medicina, ELAM. ¿Negocio para quién?

Siendo profesora de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) en su primer año de vida en los hospitales habaneros, me asignaron 19 estudiantes de  3er año de medicina. Procedían de 7 países incluyendo EE UU y un cubano por cada tres estudiantes extranjeros.

Foto a la derecha, jovenes latinoamericanos mostrando sus diplomas de graduados.

Más trabajo y menos dinero, más exigencias y poco salario. Mi salario de 30 CUC al mes no alcanzaba para llenar las barrigas y calzar los pies de mis hijos adolescentes, sin contar la miserable ropa que usaba para trabajar siempre cubierta con una bata que cerraba desde el primer botón hasta el último, así enmascaraba lo que llevaba debajo. Solo unas sandalias compradas en los merolicos, cubrían mis pies de profesor de Medicina Interna, Neuróloga y Jefa de un grupo básico de trabajo. Los estudiantes de la ELAM recibían gratis: uniformes buenos y nuevos, libros de medicina, zapatos, desayuno, almuerzo, comida y transportación al Hospital gratis, así como estipendio en CUC que gastaban en la cafetería del Hospital, la cual incremento ostensiblemente su recaudación con la llegada de extranjero personal.

A las Salas del hospital, se les dio una pinturita, como dibujo animado, para no espantar con el horror a los jóvenes recién llegados.

Un día un alumno argentino me dijo:

- Yo quiero ser neurólogo igual que Usted.

- ¡Qué bueno! , le conteste.

- ¿En qué hospital de Cuba prefieres hacer la Residencia?, pregunté ingenuamente.

- ¿Aquí? ni loco, mis padres con el dinero que se ahorraron de la carrera de Medicina, me van a pagar la especialidad en Inglaterra. Cuba fue un gran negocio para mis padres, así cuando termine puedo poner mi consulta privada con un título de Neurólogo sacado en “Londres y ganar más dinero”, me contestó con la arrogancia mayor de la tierra.

Mi jefe y yo intercambiamos miradas de confirmación sobre las estupideces del sistema de educación médica cubano, guiado por la subcortical Elia Rosa, a la vez que contemplábamos "transportar por las escaleras" envueltos en una bolsa, amarrada con sogas a una camilla de hierro encaramada en los hombros de dos trabajadores de la morgue, a los cadáveres de nuestros compatriotas que por estar todos los elevadores rotos por "falta de dinero" tenía que bajarlos 5 pisos escaleras abajo.

Digamos abajo a un sistema de educación médica esclavista que convierte en tonto a un pueblo que no lo es.

* Elia Rosa Lemus?

Fuente: Ángeles Disidentes Blog.

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