En Cuba los hospitales, como las calles, solo son para los revolucionarios
En la Cuba de los noventa se impuso una consigna fascista: “La calle es de los revolucionarios”. Todas las arengas de los líderes juveniles de entonces (Robaina, Pérez Roque y algunos otros que tampoco lograron sobrevivir dentro de la nomenclatura castrista) empezaban o terminaban con esa frase excluyente, que establecía la segregación de los cubanos que aún vivían en su isla, pero que no compartían las políticas del régimen gobernante.
Ayer el doctor Élvis Jiménez, Director del Hospital Provincial de Santa Clara, le dijo a la madre del disidente Guillermo Fariñas que tenía que sacar a su hijo del centro hospitalario. Según el propio Fariñas, Jiménez fue muy claro: La terapia intensiva no está para ayunantes contrarrevolucionarios, sino para revolucionarios y ciudadanos que no intenten desestabilizar la Revolución.
Lo deja claro el doctor Élvis Jiménez , sus compatriotas tienen que pagar un altísimo precio para poder aliviar sus dolores de cabeza: resistir en silencio todos los embates de una dictadura que, después de medio siglo en el poder, ha destruido hasta los cimientos a la nación cubana. Parafraseando al poeta Roque Dalton, Jiménez no sabe que por hombres como Fariñas el futuro de su país puede convertirse en una aspirina del tamaño del sol.
Foto: Guillermo Fariñas en huelga de hambre en Cuba.
Fuente: El fogonero emergente.
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