La carta va dirigida al Presidente puesto a dedo, el
primer ministro, el presidente de la Asamblea Nacional y de Consejo de Estado,
al ministro de Salud y al director de Epidemiologia de este ministerio. Esta banda
de miserables no es lo importante sino lo que dicen los médicos cubanos, que enfrentan
a diario una dura realidad. Aquí la carta.
La Habana...Cuba, 6 de agosto de 2021
Sr Miguel Diaz Canel Bermúdez. Primer secretario del Partido Comunista
de Cuba y Presidente de la Republica, Sr Manuel Marrero Cruz. Primer Ministro de Cuba, Sr Esteban Lazo Hernández. Presidente de la Asamblea Nacional y del
Consejo de Estado, Sr José́ Ángel Portal Miranda. Ministro de Salud Publica, Dr. Francisco Durán García, Director Nacional de Epidemiologia
Recientemente la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reconoció́
que la situación de la pandemia de covid-19 en Cuba "era preocupante y
complicada" y exponía claramente que, en las últimas semanas, nuestro país
se ubicó́ primero en Latinoamérica y cuarto en el mundo por cantidad de
contagios de covid-19 por cada 100.000 habitantes. Por número de muertos cada
100.000 habitantes, se situó́ tercero en Latinoamérica (después de Paraguay y
Argentina) y noveno en el mundo.
A pesar de que estas escalofriantes estadísticas, tomadas de los
informes oficiales emitidos por el Estado en el cual todos ustedes ocupan
cargos de primerísima importancia, dudamos que representen la verdadera situación
que vive hoy nuestro pueblo. La dura realidad que se vive en cada provincia
contrasta mucho con estos datos fríos que se presentan día tras día. Los
hospitales están colapsados, los enfermos tienen que esperar largas horas para
ser atendidos, no alcanzan las pruebas diagnósticas para identificar los casos
positivos, muchos enfermos y sospechosos son enviados a sus casas para un
ingreso domiciliario ausente en muchos casos de la evaluación diaria necesaria
por parte del personal de salud de la atención primaria (APS), no hay
medicamentos esenciales en las farmacias. Si se necesita trasladar a un enfermo
hacia un hospital se tienen que esperar horas e incluso días porque no hay
ambulancias disponibles para ello. Algunos compatriotas han fallecido en sus
casas y la familia ha tenido que soportar en silencio el inmenso dolor del cadáver
frente a ellos por no existir manera alguna de que sea recogido y trasladado
hacia las morgues abarrotadas. Los cementerios no dan abasto para ofrecer una
digna sepultura a los que han perecido en esta situación y en muchos lugares se
abren fosas comunes para colocar los cuerpos sin vida, huérfanos de poder
recibir el último adiós por sus seres queridos.
Los que escribimos esta misiva sabemos muy bien lo que estamos diciendo,
pues somos profesionales de la salud que nos encontramos en la primera línea de
batalla frente a esta epidemia. Hemos visto con nuestros propios ojos todo lo
que les estamos relatando. Tenemos que lidiar cada hora, cada minuto, cada día
con la desesperación de nuestro pueblo, con la angustia de los enfermos, con la
impotencia de ver morir a nuestro pueblo ante nosotros. Llevamos meses y meses
batallando casi exclusivamente con nuestra dignidad y sentido del deber
profesional, por ello; en estos momentos, nos importa bien poco si les gusta o
no lo que les vamos a decir en estas líneas, pues ninguno de nosotros tiene que
cuidar cargos públicos o puestos encumbrados, ninguno de nosotros cambiará la
ciencia por la política asquerosa que está llevando a Cuba a un desastre bajo
la responsabilidad de todos ustedes. Por ello muchas cosas tienen que ser
dichas de frente y no vamos a ser nosotros los que nos quedemos en silencio
ante este desastre.
Estamos frente a una crisis epidemiológica mundial. El SARCoV 2 se ha
convertido en una pandemia global. Es una guerra de la ciencia frente a la
naturaleza, y esta guerra deben liderearla los científicos, no los políticos.
Es el ministro de Salud Pública con sus direcciones nacionales, en este caso la
de Epidemiologia que dirige Durán, el que debe asesorar al PCC y al Gobierno en
cómo se debe enfrentar científicamente esta situación epidémica, pues es el
MINSAP el que posee los conocimientos técnicos y los expertos para ello.
La estrategia de la salud pública cubana es política. Ello está bien
claro desde la propia Ley No 41 de la Salud Pública que define la
universalidad, gratuidad, su carácter social, etc., etc., etc. Pero la táctica
para alcanzar el derecho constitucional que tienen todos los ciudadanos de
nuestro país a que se les atienda y proteja su salud, y la obligación que tiene
el Estado de garantizar ese derecho, tiene que ser eminentemente científico.
Solo así́, el Gobierno sabrá́ que hacer en cada momento y los científicos le dirán
como abordar la crisis. No es al revés como se hace hoy. Por ello el desastre que hoy estamos
enfrentando, por ello el manejo de la epidemia se nos ha ido de las manos y es
el pueblo el que lo está́ pagando con su vida.
¿No han visto ustedes los videos que circulan por las redes mostrando
las caóticas condiciones que hay en nuestros hospitales y centros de salud?,
¿No han visto la gente morir frente a las minúsculas lentes de los móviles de
sus familiares desesperados?, ¿No han visto madres, hermanas, hijos llorando
impotentes con un familiar agonizando en un centro de salud que parece más una
zona de guerra que un lugar destinado a salvar vidas?
El pueblo les está mostrando la verdadera cara de la situación
existente hoy en Cuba. Esa es la realidad que estamos sufriendo y no la que
presenta la prensa oficial, cuyos reportes se asemejan más a una sátira maquiavélica
de lo "real maravilloso" o quizás en este caso, mejor dicho, la trasmutación
del infierno de Dante en una isla del caribe que un día soñó con el paraíso. Eso que se ve en las redes no es siempre
mentira, ni son siempre "fakes new" financiados por una inteligencia
extranjera para desacreditar a nadie como se nos intenta meter en la
conciencia. Es el grito de un pueblo desesperado que no tiene a quién quejarse
porque sus principales dirigentes se hacen los ciegos y los sordos ante la
verdad cotidiana. Dediquen un tiempo mayor a mirar lo que les está mostrando
la gente en sus redes, y menos tiempo a publicar tuits en Twitter que nada
tienen que ver con la realidad cotidiana y que solo evidencian lo lejos que
ustedes viven de su pueblo.
Sr Díaz Canel, bájese de ese podio en que se sienta sistemáticamente
cual emperador en el Grupo temporal de trabajo para la prevención y control del
nuevo coronavirus, y siéntese humildemente a oír lo que tienen que decir los
que saben cómo se enfrenta una epidemia. Su papel como Primer secretario del
PCC es garantizar y fiscalizar que lo que allí́ digan Portal y Durán, sea
cumplido por los que administran este país. Y como jefe de Estado, cuyo poder
supuestamente dimana del pueblo, usted debe garantizar que su pueblo sufra lo
menos posible en esta precaria situación. Mande a bajar de ese mismo estrado a
todos sus primeros secretarios en las provincias y garantice que los directores
provinciales de salud jueguen el papel que les corresponde.
Sr Marrero, a usted le toca implementar desde lo ejecutivo y lo
administrativo todas las medidas necesarias para que las orientaciones científicas
que emita el MINSAP sean llevadas a cabo. Usted dispone de los recursos de
todos los ministerios de la nación y tiene que ponerlos en función de las
indicaciones asesoras del MINSAP. Si no
hay ambulancias, exíjale al Ministerio del Interior (MININT) a través de sus
gobernadores en cada territorio, que pongan a disposición de Salud la mitad de
los miles y miles de carros patrulleros que posee. Cada uno de ellos, con un
enfermero al lado, resolverían el traslado de los enfermos a los lugares en que
deben ser atendidos en tiempo y forma. Es una falta de respeto que solo se les
haya ocurrido utilizar para ello bicitaxis, carretones de caballos o viejos
"almendrones" particulares. No les avergüenza que el pueblo
haya visto asombrado cuánto dinero se ha gastado en comprar modernos carros
patrulleros, camiones para transportar tropas especiales y poder reprimir al
pueblo y Salud pública no tenga el parque de ambulancias necesario para salvar
las vidas de ese mismo pueblo. Ningún otro cubano tendría que esperar largas
jornadas para ser rescatado si se complica en su hogar, ningún otro cubano morirá́
en su casa y su cadáver tendrá́ que esperar horas para ser llevado a su
descanso final. Sería, además, una honorable forma para que la Policía Nacional
Revolucionaria (PNR) comenzara a lavar la sangre que mancha hoy sus ropas luego
de las brutales golpizas, detenciones arbitrarias y encarcelamientos masivos
que desde el 11 de julio llena de agravio a una fuerza cuya principal función
es proteger a su pueblo, no masacrarlo.
Imponga al Ministerio de Justicia y a la Contraloría General de la República
la necesidad de ser estrictos veladores de los recursos que dispone el país.
Ellos debieran garantizar que los dirigentes corruptos que pululan por doquier
en medio de toda esta caótica situación no puedan desviar los escasos recursos
con que contamos para llenar de comida sus refrigeradores, o construirse casas
con materiales no disponibles para el resto de los cubanos. Evitar y sancionar
a los hijos de los principales dirigentes de la revolución que se dan una vida
de "millonarios proletarios" mientras el pueblo se revuelca
desesperado entre tantas necesidades insatisfechas. Acabar definitivamente con
el nepotismo enraizado en las altas esferas. Que auditen a todas las
instituciones estatales, incluyendo al emporio militar GAESA para que ponga a disposición
del país los millones de divisas con las que cuenta en sus arcas para comprar
comida y artículos de primera necesidad para los cubanos. ¡Los militares están para salvaguardar el país
contra fuerzas extranjeras que intenten invadirlo, no para hacerse los
empresarios capitalistas y manejar el dinero de la nación! Que se sancione con toda la severidad
necesaria a todos los que entorpecen el desarrollo económico de la nación. Ello
sería mucho más efectivo que desgastarlos en multitudinarios y vergonzosos
procesos sumarísimos sin garantías de defensa a miles de jóvenes que, en su mayoría,
solo salieron a expresar y a exigir sus derechos constitucionales. Haga que sea
ininterrumpido el abasto de agua al pueblo, tan necesario para las medidas higiénicas
en medio de esta epidemia, exija que no haya apagones, garantice que todas las
estructuras del país hagan lo que tienen que hacer de una vez y por todas para
resolver las necesidades del pueblo al que se deben.
Sr Lazo, convoque a la Asamblea Nacional para analizar, lejos de
formalismos previamente castrados por la falsa unanimidad y el estrangulamiento
de opiniones que puedan ser divergentes, a un verdadero referéndum para
analizar, evaluar y corregir los múltiples errores cometidos por el ejecutivo
en el manejo de esta crisis y que aún hoy se siguen cometiendo. ¿Quién responderá́
ante el pueblo por mantener la afluencia de turistas desde países con altos índices
de contagio hacia nuestros principales polos turísticos?, ¿Cuándo va a rendir
cuentas el presidente por llamar al pueblo a prácticamente una guerra civil, a
enfrentar con golpes y palos los reclamos del mismo pueblo?, ¿Usted no va a
exigir responsabilidad a los que, a pesar de todas las advertencias,
engendraron e impusieron en el peor momento el desastroso
"reordenamiento" que tanto ha hecho sufrir a nuestro pueblo y sumido
a nuestra economía en una profunda y prácticamente insalvable crisis? Creemos
que la Asamblea Nacional, si verdaderamente representa el poder del pueblo y
expresa su voluntad soberana, tiene largas e ininterrumpidas sesiones por
delante. Y nosotros solo le hemos sugerido algunos pocos temas para el debate.
Sr Portal Miranda, usted ha permitido que una de las "joyas"
de las llamadas conquistas de la revolución hoy sea un fantasma ahogado en sus
propias mentiras. El sistema de salud está colapsado, desorganizado y
exhausto. Cientos de profesionales de la salud han muerto por la COVID. Se
trabaja sin los adecuados medios de protección personal, los centros de
aislamiento dan vergüenza, la APS no puede cubrir las demandas de enfermos
en las casas. Se trabaja con pasión, pero ello no basta. Acabe de reorganizar
nuestro sistema para poder enfrentar esta pandemia.
Unas preguntas imprescindibles se imponen: ¿Cuántas autopsias se
realizan a los casos fallecidos por COVID en nuestro país? A usted como
ministro del ramo no le ha llamado la atención buscar una explicación científica
al por qué la epidemia en nuestro territorio está afectando a tantas personas
jóvenes e, incluso, a que se debe el elevado número de casos en edades pediátricas
que están resultado enfermos en Cuba, cosa que no ha sucedido en ningún lugar
del mundo hasta ahora. Pero para eso hay que estudiar los cadáveres para ver
que está pasando realmente. ¿Están
nuestros protocolos de atención médica al mismo nivel de respuesta que los últimos
avances mundiales en el tratamiento de la COVID? Es humillante ver la
sugerencia de apifármacos y medicina verde para tratar una enfermedad
potencialmente mortal. ¿Vivimos aún en Cuba en la época de las cavernas?
Sabemos que se han comenzado a traer a muchos profesionales desde las
misiones medicas cubanas en el exterior hacia nuestro país para apoyar a
provincias críticas como Ciego de Ávila, Matanzas, Cienfuegos. Ello pudiera
ayudar, sobre todo para oxigenar a los que en suelo propio llevamos meses y
meses trabajando sin descanso a riesgo de nuestras propias vidas, la de
nuestras propias familias e hijos, pero sin recursos poco se podrá́ hacer. Y
usted lo sabe muy bien. Consideramos que los miles y miles de dólares que
recibe el país por concepto de la Colaboración médica deben ser puestos a disposición
de la compra de los insumos, medicamentos y cuanto sea necesario para enfrentar
con dignidad esta epidemia y poder dar un mejor servicio de salud a nuestro
pueblo. Nada hoy puede ser más importante que la vida de nuestros hermanos.
Dr. Durán; ha sido muy doloroso para nosotros verlo fomentar, desde su
tribuna diaria frente a las cámaras de la televisión nacional, la caravana de
la UJC en el día de ayer. ¿Cómo es posible que la máxima autoridad epidemiológica
del país, que lleva meses y meses llamando a la disciplina popular, al
distanciamiento social, la persona que mejor sabe que este virus encuentra el
mejor caldo de cultivo para su propagación en estas concentraciones, sea tan hipócrita
y, pensando más en cuidar su puesto que en cumplir con su deber profesional,
bendiga la estúpida decisión de seguir convocando a concentraciones que solo
provocaran mayor propagación de esta enfermedad y mayor número de muertos?. Su obligación
profesional y moral, basada en su experiencia médica, en sus años de servicio,
en su alto cargo debió́ ser, desde el principio, de exigencia frontal para que
se cerraran nuestras fronteras cuando el país aún no estaba seriamente afectado
por la enfermedad. En negarse a que siguieran entrando al país cientos y
cientos de constructores indios provenientes del lugar donde ya se había
detectado y circulaba la variante Delta del virus, con una elevada
contagiosidad y mortalidad. De decir que no a las ilógicas restricciones
horarias nocturnas cuando en el resto del día el pueblo entero se mantenía en
colas interminables para paliar el hambre que lo atenaza. ¡Qué decir de sus
partes diarios! Se ha encariñado tanto con los medios y los periodistas que ya
hasta aprendió́ a mentir mejor que ellos. Usted sabe muy bien que esas cifras
son puras falacias y obedecen a indicaciones estrictamente políticas. No puede
haber certeza en esa información cuando no hay test diagnósticos disponibles
para todos, cuando los laboratorios en varias provincias colapsan por la gran
cantidad de muestras que tienen que procesar los equipos. Cuando se sesga el número
de fallecidos evitando que, por ejemplo, si algún caso que fue positivo a la COVID
se negativiza, pero aun así́ muere por sus secuelas, no se reporta como caso de
la enfermedad; cuando a pesar de tener los síntomas, el paciente fallece sin
que se le realice el PCR, no sale en las estadísticas como defunción por COVID
y así́, un sinnúmero de mentiras solo calculadas para que el mundo no se percate
de que estamos hasta el cuello de tanta mierda.
Muchas cosas nos pueden faltar por decir en esta misiva, pero la
catarsis de exponérselas a ustedes, principales responsables de la situación
que atraviesa este país nuestro, de no ser parte de este engendro macabro en
que hoy se ha convertido lo que un día fue un faro para los desposeídos, nos
alivia el corazón y el alma. No seremos cómplices de tanta mentira, de tantos
errores, de tanta basura. Nuestro pueblo tiene que saber la verdad. Y a ustedes,
la historia no los va a absolver.
Firmado:
Profesionales de
la Salud cubana
Agotados, engañados; pero dispuestos
a seguir luchando por la vida de nuestros hermanos.