La
trata de médicos y personal sanitario: Alcanza la cifra de 7.500 millones de
dólares anuales. La especialista María Werlau, directora de Cuba Archive, ha
descrito la actividad en The Miami Herald. El Gobierno cubano alquila y cobra
por el arrendamiento de sus profesionales de la salud. Les confisca a sus
“protegidos” el 95% de los salarios.
Angola
paga hasta 60.000 dólares anuales por cada facultativo. Ni siquiera la ayuda a
Haití se escapa de este esquema de solidaridad tarifada. Los servicios
prestados en el devastado país se lo abonan a buen precio a La Habana los
organismos internacionales. Brasil, que paga por muchos servicios, es el último
gran socio de Cuba en esta oscura actividad del proxenetismo sanitario
internacional. Dilma no quiere tanto beneficiar a sus pobres, como a sus amigos
cubanos.
Raúl,
además, tiene un gran dominio del oficio. Es una práctica conocida por los
negreros cubanos desde el siglo XIX. Mientras duró la esclavitud (hasta 1886)
los amos solían arrendar a sus esclavos cuando no los necesitaban. La zona más
rentable del negocio de “alquilar negros” eran las pobres muchachas que
entregaban a los burdeles. Sus amos cobraban por los servicios que ellas
prestaban. Eran empresarios-proxenetas. Ahora, simplemente, se trata de un estado-proxeneta.
Fuente:
El Estado proxeneta por Carlos Alberto Montaner
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