Hace unos meses en ocasión de la muerte violenta de un opositor en Cuba, por parte de la policia del régimen expusimos algunos puntos de vista sobre el manejo de los procedimientos de traumatología forense en Cuba. Ahora encontramos otro caso mucho mas escandaloso. Se trata de la extraña muerte del joven Javier Aguiar Rodríguez, hecho del cual la prensa independiente viene informando desde hace algún tiempo. Este joven fue asesinado el 25 de mayo del 2011 y fue enterrado sin el consentimiento de su familia que nada supo del horrendo crimen.
Hay algo muy extraño en el manejo, no solo de las conducciones medico legales del caso, sino de la propia investigación. En Cuba ocurren muertes violentas y actos criminales, pero siempre se conducen investigaciones por parte de la policía especializada (DTI) y se le entrega el cadáver a la familia y se le informa de las pesquisas policiales que se están encaminando.
En el caso del joven, Javier Aguiar Rodríguez, murió asesinado no se sabe por quien y por qué ; fue enterrado por las autoridades, buscando la forma de esconder algo. Hay algo muy terrorifico en el crimen de este joven que las autoridades tratan por todos los medios de esconder. Aquí está la información que aparece en la Red aportada por la conocida líder opositora, Marta Beatriz Roque, que dice:
El gobierno se burla de una madre a la que le asesinaron su hijo y ésta protesta reclamando justicia en la fachada de su casa. Por Martha Beatriz R.
Ciudad de la Habana, Cuba, 2 de agosto del 2011.- Ivis María Rodríguez González, natural de La Habana, ciudadana cubana y residente en Cruz Verde No.11, entre Máximo Gómez y Corralfalso, Guanabacoa, provincia La Habana, con teléfono 7955130, supo que el 25 de mayo asesinaron a su hijo y las autoridades de Medicina Legal, decidieron enterrarlo sin haberle notificado a ella su muerte. Así comenzó un calvario para esta sufrida mujer, que en la primera parte de este Conflicto en la Sociedad Civil, narramos hasta el momento en que le mostraron resto de un cadáver en el Cementerio de Colón, que ella afirmó que no era su hijo.
A la derecha : Certificado de Defunción de Javier, en el que quedan sin llenar espacios como su lugar de nacimiento y su estado civil, lugar de fallecimiento, a pesar de tener todas sus generales y la descripción de lo sucedido; así como plantea que se dispuso la sepultura en el Cementerio de Colón y está enterrado en Guanabacoa.De esta forma le hicieron invertir 550 pesos en moneda nacional, para adquirir 11 coronas de flores y 9 CUC (peso cubano convertible) en 6 flores sueltas, para ofrendarlas a alguien que nunca supo quién era; pero sí deseo que Dios lo tuviera en la Gloria. Esta ha sido una de las burlas –pero no la única- que los funcionarios encargados del caso, han utilizado con ella.
El 23 de junio la visitaron en su casa oficiales de 100 y Aldabó y la condujeron a Medicina Legal, allí se encontraba el Jefe Nacional de la Policía, el teniente coronel Carlos Castro, Jefe de la Divico (División de Investigaciones Criminales y Operaciones), el antropólogo Jorge González Pérez (Jefe del Grupo que encontró al “Che” en Bolivia) y la Directora de Medicina Legal, con el fin de entregarle el verdadero cadáver de su hijo. Ella pidió una prueba de ADN, a la cual accedieron, y al día siguiente les tomaron la muestra a los dos hijos de Javier. En esta reunión el Jefe de la Policía le manifestó que tenía que estar agradecida del buen trabajo que habían hecho y entre ellos se felicitaron.
El día 25 la citan para el Cementerio de Guanabacoa a las 8:30 am para tomarle el ADN al cadáver. En esta ocasión el Grupo de Análisis de la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios, envió al preso político (75) en Licencia Extrapenal, Arnaldo Ramos Lauzurique, el que fue detenido y conducido en un auto de la Seguridad del Estado a la provincia de Mayabeque, dando vueltas en carácter de “secuestrado” por espacio de 3 horas; con el fin de que no participara en la exhumación y no pudiera tomar fotos.
Precisamente los funcionarios se han jactado de decir que ella no tiene ninguna prueba, pues no tiene fotos, ni videos.
Explica Ivis, que en esta segunda ocasión en que sacan el cadáver, sí era el de su hijo y que ella tomó en sus manos la cabeza y pudo apreciarlo. En la caja mortuoria había agua, drenada del cuerpo, lo que le ratificó que había estado en congelación. Lo único que había entero era el brazo derecho, que estaba quemado y también tenía la mano, el resto del esqueleto se encontraba picoteado y el cuero cabelludo (que también era el de su hijo) envuelto en cartón. También se percató de la estructura de tres dientes en la mandíbula inferior, que eran consistentes con los de Javier, que de niño había perdido un diente.
Aunque le habían dicho que se estudió el cadáver, fue una revelación para el antropólogo de Medicina Legal, de nombre Dodanis, percatarse que tenía una espina bífida. En esa ocasión este mismo hombre le manifestó al esposo de Ivis, que el cuerpo fue mandado a enterrar el 26 de mayo y la cabeza el 30 de mayo, lo que es consecuente con el hecho de que el primer grupo de huesos que se le mostró en el Cementerio de Colón no era el de su hijo. Una manera burda de jugar con los sentimientos de una madre que pasa por el dolor de haber perdido, con solo 24 años a su descendiente.
En esa ocasión metieron los huesos en nailon y le dieron a la esposa de Javier la numeración de cada uno de los sobres donde trasladaban las partes que se llevaron: el fémur, el cráneo, el cuero cabelludo y la tarjeta de medicina legal.
El día 14 de julio, el teniente coronel Felipe de homicidios, con el instructor Damián y el antropólogo Dodanis, recogen a Ivis en su casa y la conducen -en un auto- hasta el Cementerio y se produce la tercera exhumación de un cadáver, pero ahora estaba lleno de insectos.
Sólo llevaron para reincorporar al sarcófago dos náilones de los 4 que habían recogido en la anterior exhumación, uno contenía el fémur y el otro el cráneo; pero no reubicaron el cuero cabelludo ni la tarjeta de Medicina Legal, además el número que dieron a la familia del nailon que contenía el cráneo no coincidía, otra muestra más de la desorganización existente y de la posibilidad de considerar que esa no era la parte del cadáver que habían tomado para la prueba.
En ese momento el instructor Damián les dice a los sepultureros que no cierren la caja que al otro día se iba a efectuar la incineración.
Se produce una desagradable discusión en esa ocasión, entre la familia y el antropólogo Damián, ya que en conversación entre los parientes de Javier se dice que hubo dinero por el medio para haber hecho todas las barbaridades que hicieron y el antropólogo que oye la plática, aunque no era con él opina: “Ojalá yo hubiera cogido dinero”.
Ese mismo día reciben en la casa una citación, para que se presentaran en 100 y Aldabó: Fermín Zamora Vázquez (esposo de Ivis), Yaimé Pintado Aldaya (esposa del difunto Javier) y Jorge Luis Rodríguez González (tío materno de Javier). La familia se niega a recibir la citación; pero al otro día, el 15 de julio, tienen que volver a hacer lo mismo, con respecto a una nueva orden de comparecencia contra Yaimé Pintado Aldaya.
El lunes 18 de julio les entregan los resultados del ADN en 100 y Aldabó, de forma verbal, planteando que la coincidencia de Ivis y de la hija mayor de Javier era del 99,9% y con respecto al hijo varón más pequeño le plantean que da positivo, pero no le quieren decir la cifra, sólo le refutan que no se está confirmando la paternidad, como una forma de sembrar la duda en la familia.
A preguntas de Ivis sobre el cadáver y el cuero cabelludo le responden que hay procesos de descomposición en el que aumenta y disminuye la carne y que todo el cuero cabelludo fue batido en una batidora con química para determinar el ADN. Por otra parte le informan que la tarjeta de Medicina Legal que iba en el cuarto nailon se había desintegrado. Esta respuesta es contradictoria con la que le había dado telefónicamente el antropólogo a la esposa de Javier al preguntar por el cuero cabelludo, le informó que se lo habían comido los animales.
También les dicen que determinaron no darles la ropa y que la Fiscalía iba a ser quien decidiera esto, otra vuelta atrás en las respuestas que le han dado.
El día 19 de julio, por instrucciones del teniente coronel Felipe, se dirige al Registro del Estado Civil para buscar la Certificación de Defunción, único documento que faltaba para incinerar el cadáver. Cuando llegó allí el certificado estaba mal, decía homicidio sin identificar, muerte por asfixia, edad entre 25 y 35 años, a pesar de que contaban con todas las generales de Javier.
Casi una semana estuvo la familia tratando de resolver el problema de este documento. Ella se dirigió a 100 y Aldabó y allí le dijeron que no tenían nada que ver con eso, que era un problema de Necrología, pero no obstante el día 27 el teniente coronel Felipe los llama y les dice que ya tenía el documento, que había mandado al sub teniente Maikel al Cementerio para recogerlo, pero antes de entregárselo hubo otros pretextos como que faltaba una firma e iban a casa de la doctora a buscarla.
Un oficial de la Contrainteligencia nombrado Braian, del cual Ivis desconoce que hace en medio de este proceso la Seguridad del Estado, la visitó el día 28 de julio y en su presencia ella llamó al teniente coronel Felipe el que le dijo que hasta dentro de 2 años no se podía exhumar el cadáver y que la Ministra era quien tenía que firmar la autorización para poderlo incinerar. También ante la figura de este oficial telefoneó a Gilma del Consejo d Estado hacia donde se dirigió inmediatamente.
Allí le tomaron una nueva denuncia, pues la que ella había hecho anteriormente la dieron por resuelta.
En síntesis, después de abrir tres veces tumbas, ahora aparece una Ministra que no existe como tal, ya que en Salud Pública hay un ministro nombrado Roberto Tomás Morales Ojeda; y le niegan incinerar el cadáver, que ha quedado expuesto en varias ocasiones y que además la madre tocó con sus propias manos.
Hasta el momento de redactar este documento, no les habían dado respuesta alguna a esta nueva situación. No hay duda que el gobierno se burla de esta madre que sufre el dolor de no haber podido dar un entierro digno a su hijo.
¿Qué hay detrás del asesinato de este joven que el Departamento técnico de Investigaciones del Ministerio del Interior e incluso la Seguridad del Estado andan escondiendo el cadáver y los resultados de autopsias y otras investigaciones.?
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