Por: Cecilia Domínguez Ichazo. *
Holguín, Cuba enero 2006- Las prótesis dentales representan otro gran problema. A Karell, un estomatólogo particular lo inició en la profesión. Como únicas condiciones le exigió que fuera un buen patriota y enseñara a otros. Por lo primero no había problema. Para enseñar a la comunidad se necesitan condiciones materiales.
Lo que parecía difícil se hizo cotidiano. Los problemas cambiaron. El mercado negro aportaba los materiales: la libra de acrílico para reparación, 700 pesos; la de cocinar, 650 pesos; el alginato para impresión casi nunca aparece, y en cambio se usa la cera de abeja; los separantes se fabrican a partir de la papa. No voy a revelar secretos importantes para que el gremio no me vaya a freír en aceite hirviendo. Los fabricantes de prótesis dentales se reúnen para fijar precios, estudiar videos sobre las últimas técnicas. De vez en cuando alguien revela un nuevo avance tecnológico, siempre con la condición de que no puede llegar a las clínicas estatales, como sucedió con los separantes que, sin embargo, no pudieron utilizar, pues no conocen los detalles de su elaboración, y se les daña en cuestión de horas.
Los cuentapropistas dentales utilizan piezas de acrílico y porcelana, y ajustan la prótesis de tal forma que pocas veces necesitan pegamento para fijarlas temporalmente cuando las personas tienen poco reborde alveolar; trabajan siempre con un estomatólogo, clandestinamente cuando se trata de extracciones.
Pero las cosas se han complicado. Cada vez se hace más difícil abastecer el mercado informal, y hay listas de personas que esperan desde hace diez años en las clínicas estatales. Y de pronto, escandalosamente, el gobierno venezolano anuncia la "Operación Sonrisa", con un buen número de ciudadanos esperando prótesis. Se diseñarán con los técnicos cubanos.
Los fabricantes de prótesis tienen que esconderse de la población, pues la gente llora, ofrece y hasta amenaza para que le resuelvan su problema de salud. No entienden que un particular no tenga materiales, porque para todos es normal que sea el Estado quien no tenga nada.
Las personas recogen las prótesis de sus familiares muertos y exigen que se las adapten a ellos, o utilizan sus dientes. Y hasta los policías y militantes del Partido Comunista piden de favor que se les ayude. Para calmar a la población, ahora dicen que no hay materiales, pero que comenzarán a hacer implantes de porcelana, cuando ni autoclave tienen para esterilizar los juegos de diamante y material quirúrgico necesario. En fin, que rían los venezolanos, con la tristeza de los cubanos.
* Periodista independiente cubana. Agencia “Jóvenes sin censura”.
Holguín, Cuba enero 2006- Las prótesis dentales representan otro gran problema. A Karell, un estomatólogo particular lo inició en la profesión. Como únicas condiciones le exigió que fuera un buen patriota y enseñara a otros. Por lo primero no había problema. Para enseñar a la comunidad se necesitan condiciones materiales.
Lo que parecía difícil se hizo cotidiano. Los problemas cambiaron. El mercado negro aportaba los materiales: la libra de acrílico para reparación, 700 pesos; la de cocinar, 650 pesos; el alginato para impresión casi nunca aparece, y en cambio se usa la cera de abeja; los separantes se fabrican a partir de la papa. No voy a revelar secretos importantes para que el gremio no me vaya a freír en aceite hirviendo. Los fabricantes de prótesis dentales se reúnen para fijar precios, estudiar videos sobre las últimas técnicas. De vez en cuando alguien revela un nuevo avance tecnológico, siempre con la condición de que no puede llegar a las clínicas estatales, como sucedió con los separantes que, sin embargo, no pudieron utilizar, pues no conocen los detalles de su elaboración, y se les daña en cuestión de horas.
Los cuentapropistas dentales utilizan piezas de acrílico y porcelana, y ajustan la prótesis de tal forma que pocas veces necesitan pegamento para fijarlas temporalmente cuando las personas tienen poco reborde alveolar; trabajan siempre con un estomatólogo, clandestinamente cuando se trata de extracciones.
Pero las cosas se han complicado. Cada vez se hace más difícil abastecer el mercado informal, y hay listas de personas que esperan desde hace diez años en las clínicas estatales. Y de pronto, escandalosamente, el gobierno venezolano anuncia la "Operación Sonrisa", con un buen número de ciudadanos esperando prótesis. Se diseñarán con los técnicos cubanos.
Los fabricantes de prótesis tienen que esconderse de la población, pues la gente llora, ofrece y hasta amenaza para que le resuelvan su problema de salud. No entienden que un particular no tenga materiales, porque para todos es normal que sea el Estado quien no tenga nada.
Las personas recogen las prótesis de sus familiares muertos y exigen que se las adapten a ellos, o utilizan sus dientes. Y hasta los policías y militantes del Partido Comunista piden de favor que se les ayude. Para calmar a la población, ahora dicen que no hay materiales, pero que comenzarán a hacer implantes de porcelana, cuando ni autoclave tienen para esterilizar los juegos de diamante y material quirúrgico necesario. En fin, que rían los venezolanos, con la tristeza de los cubanos.
* Periodista independiente cubana. Agencia “Jóvenes sin censura”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario