martes, abril 12, 2011

La salud en Cuba es un examen pendiente hacia dentro y a su vez, el paradigma que alimenta la ignorancia de los pueblos del Tercer Mundo.

Arroyo Naranjo, La Habana, 7 de abril de 2011, (PD) El pasado domingo 13 de marzo, el ajetreo se echaba a ver en el Hospital capitalino Julio Trigo, del municipio Arroyo Naranjo. Parecía una jornada habitual de día entre semana.
Una docena de estudiantes bolivianos que cursan en Cuba el quinto año de Medicina General Integral (MGI), en la Facultad de éste centro asistencial, tenían las consultas del cuerpo de guardia tomadas por completo.
Foto: El presidente de Bolivia, Evo Morales (c atrás), posa junto a la formación boliviana de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) .
Era un día de práctica docente y las evaluaciones, tanto en la especialidad de ortopedia como en medicina general, consistían en que los estudiantes bolivianos asumieran individualmente el interrogatorio -al azar- de los casos que ingresaban al cuerpo de guardia. Luego daban el diagnóstico final del caso, además de recetarles ante el especialista y tutor cubano al frente de la consulta, los medicamentos correspondientes.
Por cierto -me consta por ser uno de los atendidos ese día- más del 80 % de los medicamentos recetados y de producción nacional, no existían en la farmacia central del propio Hospital.
Panoramas como este se repiten a diario en todos los hospitales y policlínicos de Cuba. Centenares de estudiantes latinoamericanos de MGI hacen sus prácticas permanentes en cuerpos de guardias y a su vez, suplen el déficit de personal por el que atraviesa el sistema de salud cubano.
En otra fachada, la que conviene mostrar, más de 20 000 médicos cubanos son utilizados por el gobierno como mercancía mal pagada. Laboran en los llamados “proyectos de colaboración” en África y América Latina.
Foto: Servicio sanitario en el Hospital Docente Julio Trigo Lopez. Lugar de practica docente.
¿Por qué el gobierno cubano puso el grito en el cielo cuando le fueron embargados 4 millones 207 mil dólares del Fondo Mundial de lucha contra el VIH y la tuberculosis, ayuda correspondiente al primer trimestre de 2011?
Hagámosle virtualmente una auditoría a la economía cubana y veamos cuánto desembolsa el gobierno de la isla en medicamentos, equipos de electro-medicina, pruebas diagnóstico, hospitales de campaña e instrumental médico para ayudar a los países del Tercer Mundo. Incluso, muchos de estos insumos médicos son importados por el Estado cubano o llegan como donaciones humanitarias para el pueblo.
Si calculamos el precio que pagamos los cubanos a consecuencia de esa pandemia injerencista de médicos, técnicos y enfermeros colaboradores en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Honduras, por sólo citar algunos países del hemisferio, congelar 4 millones es sólo un grano de arroz atorado en una muela.
¿Servirles de conejillo de Indias a los estudiantes de cuarto y quinto año de la ELAM (Escuela Latinoamericana de Medicina), ayudaría en algo para conseguir en menor tiempo un ingreso, una prueba diagnóstico o el abastecimiento periódico en las farmacias de un hospital cubano?
Ya que se manosea mucho a niveles gubernamentales el costo ocasionado por los daños y perjuicios del embargo norteamericano a la isla, ¿por qué no hacemos el cómputo de lo que significaría para la salud cubana, ahorrarse el presupuesto en la movilización de ese contingente internacional llamado Henry Reeve ( Foto abajo a la derecha) , y que agrupa a más de diez mil médicos cubanos especializados, además de los aprendices destacados de la ELAM?
El 19 de septiembre de 2005, el entonces presidente Fidel Castro creó este contingente médico para situaciones de desastres naturales o epidemias. Lo triste es que supo hacerlo sobre otro desastre, para el que no existe capital humano capaz de remediarlo. Es por causa de esta escalada injerencista en materia de salud que muchos hospitales cubanos carecen de especialistas y el sistema de atención primaria (consultorios médicos y policlínicos), además de desinflar plantillas, reorganiza territorialmente sus especialidades por falta de personal y recursos.
La salud cubana es un examen pendiente hacia dentro y a su vez, el paradigma que alimenta la ignorancia de los pueblos del Tercer Mundo. El reordenamiento de los servicios médicos, el reajuste de plantillas y la “urgencia” de potenciar el diagnóstico clínico como parte de los Lineamientos del VI Congreso del partido único, sólo son recetas al aire.
De algo me percaté el domingo 13 de marzo. Aquellos estudiantes bolivianos se examinaban en medio de la desidia y el abandono de la instalación médica.
¿Saben ellos que así andan las cosas por la patria adoptiva?
*Periodista independiente. Reside en Parcelación Moderna, Arroyo Naranjo, Ciudad de La Habana, Cuba.

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