Hemos incluido en nuestro Blog este acertado articulo tomado del Blog, Generación Y. Se trata de un ágil y agudo articulo sobre las gratuidades en Cuba, sobre todo en lo relativo a la atención medica. Es un artículo excelente. Aquí se los dejo, incluso con la foto que le acompaña, también de la autora.
De gratuidades y otras fantasías .
Por: Yoani Sánchez en Generación Y , Julio, 19,2008
Voy a buscar un colirio para mi ojo derecho que tengo irritado desde hace un par de días. Dos horas de espera en el médico de la familia me permiten enterarme de todos los chismes del barrio, de boca de las vecinas que van a “pasear” al consultorio. La doctora se queja de que tiene mucha carga de trabajo, porque parte de sus colegas está de misión en Venezuela, y me escribe una remisión mientras se come una pizza de seis pesos.
En el policlínico el panorama es similar, pero la preocupación por mi ojo hace que me porte bien y espere a que me atiendan. Un señor con unos espejuelos antediluvianos me advierte que él marcó en la cola desde la seis de la mañana, así que calculo que podré terminar de leerme una novela mientras aguardo. Con sorna, una viejita me insinúa –sin que yo haya abierto la boca- “esto es así porque es gratis, si hubiera que pagarlo, otro gallo cantaría”.
No me sorprende su expresión, pues frases como esas aparecen con más frecuencia por todas partes, pero me quedo pensando en el raro concepto de gratuidades que maneja la señora. Al decírmelo yo imagino que la lámpara de Aladino, frotada por once millones de cubanos, ha logrado proveernos de estos hospitales, de las escuelas y de otros publicitados “subsidios”. Pero el espejismo del genio con sus tres deseos me dura poco, caigo en cuenta que todo eso lo pagamos cada día con un alto precio.
El dinero no sale, como la señora cree, del bolsillo bondadoso de quienes nos gobiernan, sino de los altos impuestos que nos cobran por cada producto adquirido en las tiendas de pesos convertibles, de los excesivos pagos que nos obligan a hacer en los trámites migratorios, del gravamen humillante que las monedas extranjeras tienen en esta isla, y de la subvaloración salarial en que están sumidos todos los trabajadores. Somos nosotros los que pagamos estos servicios de los que, vaya ironía, no podemos quejarnos.
Es más, pagamos también la gigantesca infraestructura militar, que en sus delirios guerreristas consume una buena parte del presupuesto nacional. De nuestros agujereados bolsillos, salen las campañas políticas, las marchas de solidaridad y los excesos de protagonismo que nuestro gobierno se permite tener por todo el mundo. Somos nosotros los que financiamos nuestras propias mordazas, los micrófonos que nos escuchan, los delatores que nos acechan y hasta la tranquila parsimonia de nuestros parlamentarios.
De gratuidades nada. Cada día pagamos un alto precio por todas esas cosas. No solamente en dinero, tiempo y energía, sino también en libertades. Somos nosotros mismos los que sufragamos la jaula, el alpiste y las tijeras que nos cortan las alas.
Foto: ¿Creatividad o necesita?, de Yoani Sánchez, que acompaña al articulo.
Si usted es médico cubano y busca establecerse como tal en el territorio mexicano, debe saber que puede revalidar todos sus títulos desde Bachiller hasta Especialista, acorde con una legislación regional al efecto conocida como COREDIAL (Regional Convention on the Recognition of Studies, Diplomas and Degrees in Higher Education in Latin America and the Caribbean 1974). Para esto tiene que disponer de toda documentación academia debidamente acreditada en Cuba y ante el Consulado Mexicano de la Habana. Incluyendo los programas de la carrera y de la especialidad. Prepárese, pues es un trámite prolongado y engorroso en México en la Secretaria de Educación.
Lo sorprendente de todo esto es que estos trámites son aplicables a aquellos graduados de la Universidad de la Habana; para los graduados en la ELAM, NO hay problemas, existe una resolución mediante la cual la Secretaria de Educación así como la Secretaria de Salud reconocen, sin que medie trámite alguno, el título de médico. Es otras palabras es más válido para las autoridades de México un título de la Escuela Latinoamericana de Medicina, ELAM, (radicada en Cuba) que un título de la Universidad de la Habana.
Vean esta información:
México reconoce médicos formados en Cuba y fortalece cooperación en fármacos.
La Habana .-El ministro de Salud de México, José Ángel Córdova, anunció este martes en La Habana acuerdos de cooperación para fabricación de vacunas y que su país revalidará los títulos de los mexicanos obtenidos en Cuba, asunto al que se oponen colegios médicos de otros países de América Latina.
"La secretaría de Educación ha decido la revalidación de los títulos de los mexicanos que estudian en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), los que sólo tendrán que cumplir el único requisito del trabajo social" establecido en México, dijo Unos 1.000 estudiantes serán beneficiados con esa decisión, mientras que la Secretaría de Educación mexicana estudia las otras variantes como los que estudian en proyectos de la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA), que patrocina Venezuela.
En algunos países de América Latina, los colegios de médicos no reconocen los títulos de profesionales formados en Cuba y señalan que la formación en la isla se trata de una estrategia ideológica de Cuba y Venezuela Córdova concluyó dos días de visita a Cuba, que calificó de "corta y productiva" y donde fue recibido por su homólogo José Ramón Balaguer y otros funcionarios cubanos, con los que trató temas de cooperación y fabricación conjunta de medicamentos y vacunas.
Foto del Secretario de Salud de México.
El error de Juanito.
Por: Lucas Garve.*
Juanito vive de acuerdo a las reglas de la sociedad cubana. Él lo cree así. Miembro del CDR, coopera con todo. Hace las guardias nocturnas, vigila, recoge latas desechadas para la recuperación de materias primas, se levanta temprano los domingos para arreglar los jardines, asiste a todas las reuniones de la cuadra y de la circunscripción.
Jubilado hace años, afirma que de la televisión solamente ve el noticiero, por las mañanas lee el periódico. Ni va a un cine y nunca ha entrado en un teatro en sus setenta y pico de años. Pero desde hace un mes, un dolor en la cintura lo obliga a renquear a cada paso. La doctora de la familia le recetó unas pastillas, más el dolor continuó. Por eso prefirió acudir al especialista. Este último, lo remitió al fisioterapeuta para darse un ciclo de ejercicios.
Muy contento fue al flamante Departamento de Fisioterapia de su Policlínica. Una sección nueva construida hace un año. Antes de entrar, desde la calle, había podido ver los relucientes aparatos y los pacientes en espera de su turno, sentados en el portal en cómodos asientos. Él está satisfecho con la Revolución por estas obras.
Entró y dio el papel de remisión a la encargada de los turnos. Ella le indicó que se sentara a esperar el suyo. Cercano a la euforia como estaba por los avances revolucionarios, en realidad que no reparó mucho en el pedido de la joven. Eran las 8 y 40 a.m. Entonces, comenzó a resbalarse el tiempo. Mientras, se entretuvo en leer los carteles con consignas que ornaban las paredes, en contar los asientos, hablar con una vecina, mirarse la punta de los pies, echarle un ojo a la muchacha que daba los turnos, porque ya había visto a tres personas que llegaron mucho después de él que pasaron al interior sin detenerse. Pero no lo llamaban.
Minutos después de la primera hora de espera, Juanito fue ante a la recepcionista y le preguntó por su turno. Ella le dijo que todavía no pasaría aún debido a la ausencia de la enfermera que operaba el aparato de ultrasonido. En caso de que no apareciera la enfermera, otra cubriría los turnos, cuando terminara con los propios. Siguió a la espera y a las 11a.m., se levantó incómodo y volvió a preguntar por su turno y le respondieron lo mismo. Regresó al asiento de la sala de espera. Sin embargo, ya no le interesaba releer las consignas de las paredes. Ocurrió que entró una conocida de él, quien lo saludó y comentó, de paso, que venía por lo del ultrasonido. La recién llegada dio un paquetico a la recepcionista y enfiló hacia dentro por el pasillo. Al rato, salió y ni se despidió de él.
A las 11 y 40, pensó que ya llevaba tres horas de espera y le molestaba la dureza del asiento. Fue a indagar de nuevo lo de su turno y ahora la respuesta fue que ya estaban al llamarlo, porque habían comenzado a pasar los turnos de ultrasonido. Él pensó que si era el primero… En un instante, pasaron frente a él, todo el vaivén y el entra y sale de gentes de esa mañana, y se vio sentado allí en una interminable espera.
Resultó que decidió echar un discurso en contra de las irresponsabilidades y el mal trabajo en la atención a los pacientes y lo único que logró fue que la empleada le llamara la atención por
levantar la voz. Si tenía una queja, a escribirla y depositarla en el buzón de Quejas y Sugerencias. Juanito buscó el recipiente, más no lo vio. De todas formas, tampoco tenía un papel. Pidió ver al responsable del departamento y la misma joven contestó que el compañero estaba reunido con la empleada del ultrasonido.
El viejo cederista pensó que iba a explotar y se le trabaron las palabras. ¡Y le habían dicho que la enfermera del ultrasonido no había venido al trabajo! Claro que sí, solamente que luego de llegar, el responsable la llamó para reunirse con ella y todavía estaban reunidos, ripostó ya enojada la joven y agregó que si él estaba molesto que fuera a donde quisiera a protestar porque ella no tenía la culpa.
A esa hora, con el estómago en reclamo de algo sólido, optó por marcharse y venir otro día. Ya vería cómo le iba la próxima vez. Salió del salón como un toro al ruedo.
Encontró en la parada del ómnibus con la vecina que hacía rato vio entrar y salir y vertió su decepción en sus oídos. El único consuelo de la vecina fue decirle que la próxima vez llevara una merienda para la recepcionista y otra para la del ultrasonido, así saldría rápido. ¡A las fieras las doman con comida!
*Periodista independiente cubano. Fundación por la Libertad de Expresión. La Habana, Cuba 2008-07-13.
By SKYE WHEELER,
JUBA, Sudan, Sunday, Jul 06, 2008 22:33 PM (EAT)
They left as children and teenagers, crossing the border between dry southern Sudan and Ethiopia before being transported half a world away to the green strangeness of Cuba’s Isla de la Juventud.
Now more than two decades later, some of the 600 children who were sent to Cuba for education during Sudan’s north-south conflict are home, speaking Spanish, dancing salsa and working to rebuild their land after Africa’s longest civil war.
Among those who have returned -- the so-called “Cubans” -- are 15 doctors, including Daniel Madit, who left in 1986 aged 11. He was already a sergeant in the south’s rebel army.
“We were not forced to leave, we were sent on a mission and it is not completed,” he said at the end of a refresher course he was taking before starting to work in the south.
When Dr Madit left, rebels in the mainly Christian south, supported by Marxist Ethiopia, were fighting soldiers of the mainly Muslim north in a war over ideology, resources, ethnicity and religion, that was to claim more than two million lives.
“As a client state of the Soviet bloc, Ethiopia had long-standing ties with Cuba. Cuba, for its part, provided support to socialist guerrilla movements and regimes in Africa,” said Carol Berger, a former journalist and anthropologist now completing a doctorate at the University of Oxford.
“The SPLA (southern rebel group) was one of those movements which received basic education and military training inside Cuba. While the SPLA was never noted for having much of an ideological position, for at least the first decade of the war, Cuba was considered a loyal and generous ally,” said Ms Berger.
A north-south peace deal was finally signed in 2005. The southern Sudanese, who had been educated in Cuba but then stuck in limbo for years as their host country’s economy collapsed, the rebels at home split and the war dragged on, began to return, some after years as refugees in Canada.
Read the complete article made CLICK HERE.
Additional Information: Cuba to Juba: south Sudanese doctors come home.
Photo: Dr Martha Martin Dar, a southern Sudanese doctor trained in Cuba, attends to patients at Juba Teaching Hospital in Juba June 14, 2008. They left as children and teenagers, crossing the border between dry southern Sudan and Ethiopia before being transported half a world away to the green strangeness of Cuba's Isla de la Juventud. Now, more than two decades later, some of them are back, working as doctors. REUTERS/Skye Wheeler
Por Dr. Darsi Ferrer. *
La Habana, Cuba, 27 de junio de 2008.-Adolfo tiene un tumor en la próstata que ya hizo metástasis en otros órganos y lo está matando, pero eso es sólo una parte de su problema. El doctor que sigue su caso le indicó Trofín para paliar la anemia severa que presenta. “Es un medicamento cubano, con propiedades anti anémica y reconstituyente”, le comentó en la consulta.
Lo que ignoraba el enfermo es que esa medicina sólo la venden en las farmacias de servicios exclusivos para extranjeros, no existe en los dispensarios destinados a los nacionales. Otros medicamentos de producción nacional también están vedados a la población, como es el caso de la Melagenina, que se utiliza para combatir el Vitíligo, el Factor de Crecimiento, el Interferón, por solo mencionar algunos.
El Gobierno justifica la segregación alegando la necesidad de captar divisas convertibles. Con ese fin implementó en el país un sistema de salud diferenciado, que cuenta con servicios de excelencia, en instituciones como el Hospital Cira García, Las Praderas, el Centro Internacional de Retinosis Pigmentaria, el Centro de Restauración Neurológica, entre otros.
Muchos extranjeros vienen a la Isla atraídos por la modalidad del Turismo de salud. Disfrutan del clima y de la naturaleza, además reciben atención médica de muy buena calidad en instituciones impecables, con profesionales bien capacitados, donde disponen de todos los recursos y tecnología de punta.
Los convenios firmados con varios países, que se enmarcan en la Operación Milagros, posibilitan que otros miles de foráneos se curen o alivien sus dolencias gracias a la medicina cubana.
Más de mil millones de dólares ingresan al país anualmente por la exportación de profesionales, equipos y recursos médicos. Actualmente unos 25 mil galenos laboran en países de África y Latinoamérica, en las llamadas misiones internacionalistas.
Los privilegios en la Salud alcanzan para favorecer a las instituciones destinadas a la atención de los miembros de la cúpula del poder y de los militares de alto rango. Tal es el caso de la Clínica Kholy, el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (CIMEQ), el Hospital Almeijeiras y otros.
Mientras, la propaganda oficialista se empeña en enseñarle al pueblo lo humillante que fue el régimen racista de Pretoria en Sudáfrica. En mantener vivo el recuerdo de los carteles de “sólo para blancos” que decoraron la realidad de los EEUU hasta la década de los 60´. Y, por supuesto, en la pretensión de que se entiendan las “ventajas” de la justicia social y de la igualdad de derechos que garantiza el sistema marxista leninista.
En días recientes se eliminaron las prohibiciones que impedían a los cubanos alojarse en los hoteles, alquilar autos, comprar celulares y equipos electrodomésticos.
Hasta ahora, para Adolfo y los enfermos en situación similar, las opciones médicas se limitan a sufrir las consecuencias del deterioro paulatino en la red de hospitales y policlínicas ruinosas de los cubanos de a pie, con graves carencias de profesionales, insuficiencias en los servicios básicos y las farmacias desabastecidas.
Quizás por eso cuando su señora averiguó que el frasco de 235 ml de Trofín cuesta 8 dólares y que sólo se lo venden a los extranjeros no pudo contenerse y exclamó: “mi esposo se me va a morir sin el medicamento”.
*Director del Centro de Salud y Derechos Humanos “Juan Bruno Zayas”. Ciudad de la Habana, Cuba.E-mail: darsiferrer@yahoo.com
Foto: Clinica internacional C. Garcia, en La Habana.
Este artículo escrito por algún periodista independiente cubano y fechado en agosto del 2003, fue distribuido en la Red por Cubanet. Es un testimonio más de la excelencia del periodismo de opinión que se hace en Cuba y aborda el tema de los abusos psiquiátricos por parte de la policía política; eventos que se produjeron en la ex Unión Soviética y también en Cuba. Por su interés lo incluimos en nuestro Blog.
Si en algún momento conocemos el nombre del autor de este artículo lo incluimos y le damos el debido crédito.
La Habana, Cuba. - Cuando la Seguridad del Estado procedió a los arrestos de los disidentes realizó registros en sus casas. Hasta el gobierno mismo, por boca del Ministro de Relaciones Exteriores Felipe Pérez Roque, admitió que no eran armas y explosivos lo que encontraron allí, sino libros, artículos, cintas de audio y video. Los expedientes en fase preparatoria y después las sentencias proveen la información sobre los títulos de las películas video confiscadas.
No eran cintas secretas del comandante filmadas por su nuera, ni episodios de Cristina o Don Francisco, sino películas sobre la experiencia de la transición pacífica en otros países. En la mayoría de los casos, se confiscó la serie de documentales "Una fuerza más poderosa" que muestra cómo sin usar violencia puede un grupo de gente emprender su lucha (ya sea por la igualdad racial, como en el sur de los EE.UU, o a nivel nacional como en la India liderados por Gandhi).
Algunas veces había escuchado hablar acerca de las torturas psicológicas contra los disidentes en la antigua Unión Soviética. Pero nunca había leído ni visto nada sobre el tema. Gracias al documental titulado "Esquizofrenia", donde las propias víctimas exponen sus experiencias acerca del tratamiento medicamentoso que recibían, la negativa por parte del Ministerio del Interior de ofrecerles el "alta médica (a pesar de nunca haber sido enfermos psiquiátricos), y el sufrimiento que resultó para ellos estar consientes de que estaban allí solamente por manifestar alguna opinión disidente o distribuir octavillas; resultaron para mí testimonios insustituibles de lo que significa vivir bajo un poder totalitario.
Esta práctica dice mucho de los países que no toleran ningún tipo de disidencia y son capaces de cometer los actos más inhumanos por tal de eliminar cualquier vestigio de la misma. Con este documental pude percatarme de las atrocidades que se cometían en los países del bloque comunista y que lograron conocerse en Occidente gracias a la valentía de hombres como Anatoli Koryagin, psiquiatra de profesión, quien, a pesar de tener tres hijos, tuvo el coraje de enfrentarse al poder totalitario y denunciar al mundo occidental lo que ocurría con pacientes que habían manifestado críticas a la sociedad comunista y que eran llevados a la fuerza a hospitales psiquiátricos, donde permanecían varios años, hasta que un Instituto del Ministerio del Interior consideraba que ya estaban sanos.
La actividad antisoviética era un concepto muy amplio que podía llevar a cualquiera al Hospital Psiquiátrico de Kashenko, donde era "atendido" por psiquiatras formados para responder a los intereses del Estado Socialista.
En el documental se aprecia el momento de graduación de jóvenes psicólogos soviéticos, quienes juraban su fidelidad al sistema. Imagen suficiente para hacernos comprender lo difícil que sería para alguno de ellos expresar la realidad y el estatus de "prisioneros" que sufrían los "enfermos mentales" de esta época.
También hablan en el documental los médicos psiquiatras que dirigieron esos centros. Uno de ellos afirma que nunca se internó en estos hospitales-cárceles a ninguna persona que verdaderamente no estuviera psicológicamente enferma. El psiquiatra explica el término de "esquizofrenia latente", utilizado por gran parte de los médicos graduados en manuales de medicina dignos de cualquier militante comunista.
Pero al fin, el testimonio vivaz y elocuente de Anatoli nos devuelve el ánimo. Tuvo el valor de denunciar que en la URSS se usaba la psiquiatría con fines políticos. Lo llevaron a un hospital también para diagnosticarle alguna patología psiquiátrica. Su valentía ante los médicos que lo examinaron hizo que éstos lo declararan "psíquicamente sano". Pero el castigo a su actitud fueron nueve años de campos forzados y tres de destierro.