lunes, diciembre 08, 2025

El inusual pedido al Che Guevara de los graduados de Medicina para ir a cumplir el Servicio Médico Social: “ vamos con las llaves del auto y de la casa”.

Por: Dr. Eloy A González.

El inusitado desafío de los graduados de Medicina de 1962 al Che Guevara por el Servicio Médico Social obligatorio, es un reflejo brutal de cómo la Revolución Cubana usó el control estatal para aplastar la libertad individual y profesional.

La Sombra del Verdugo: El Che en La Cabaña

Antes de impulsar cualquier iniciativa de salud, Ernesto "Che" Guevara ya había dejado una marca indeleble de terror y muerte. En 1962, ya había pasado por la Fortaleza de La Cabaña, donde se empleó a fondo en la sistemática ejecución de reos políticos mediante fusilamientos que ordenaba y, en ocasiones, dirigía personalmente.

Su jefatura militar se cobró más de 400 vidas en sus primeros meses, confirmando su papel como un asesino sanguinario. Este es el hombre que, mientras ordenaba ejecuciones, simultáneamente se presentaba como el motor de la dedicación médica. Este sangriento contraste es fundamental: la figura que exigía "solidaridad y deber social" fue la misma que aniquiló cientos de vidas sin piedad.

La Expropiación de la Profesión: Asalto al Gremio Médico

La imposición del Servicio Médico Social obligatorio no fue un acto aislado; fue la culminación de un proceso de control y confiscación total por parte del régimen.

Recordemos que, ya en diciembre de 1959, se había consumado el asalto final de los "jenízaros" médicos revolucionarios a la estructura gremial conocida como el Colegio Médico Nacional de Cuba. Este golpe terminó por confiscar y hacer desaparecer la organización gremial más importante de la sociedad civil cubana de su tiempo (1956).

Con la estructura de la sociedad civil desmantelada, el camino quedó libre para que el Estado, impusiera la voluntad política sobre la práctica profesional.



El Servicio Social: ¿Control o Trabajo Forzado?

Cuba, ciertamente, necesitaba médicos en zonas rurales y desatendidas. Sin embargo, el llamado impulsado por el Che y ejecutado por el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) del régimen, para un servicio médico social obligatorio fue visto por muchos profesionales cubanos como lo que realmente era: una forma de control estatal y trabajo forzado.

El régimen buscaba integrar a los profesionales al proyecto revolucionario, priorizando —como hacen todos los comunistas al iniciar su proyecto dictatorial— las "necesidades del pueblo" sobre las aspiraciones individuales. En realidad, se trataba de alinear a la fuerza a los médicos con los principios de obediencia del nuevo orden socialista.

La convocatoria a los graduados ese año de 1962 se hizo en el conocido cine-teatro Riviera de La Habana. Muchos médicos, formados en un ambiente liberal y con mejores condiciones, rechazaron esta imposición por verla como una regresión inaceptable en sus derechos profesionales y libertades.

"Vamos con las llaves del auto y de la casa"

La respuesta más contundente provino de aquellos profesionales que habían estudiado sin la tutela del régimen y que no se sentían deudores de la Revolución. Su mensaje, dirigido directamente al sanguinario Che Guevara, fue una bofetada a la cara del control estatal: “Vamos con las llaves del auto y de la casa”

Esta frase encapsula la denuncia más profunda: no solo se les estaba obligando a trabajar, sino que estaban siendo expropiados de todo su patrimonio y de su futuro profesional. Se les estaba despojando de su vida.

La disidencia tuvo un alto precio. Aquellos que se negaron a participar o intentaron evadir el servicio social enfrentaron represalias inmediatas y brutales: la confiscación de sus credenciales y pasaportes. Esto los forzó al exilio o a la desesperación de las salidas ilegales del país.

El gobierno cubano consolidó así el servicio médico social como una herramienta de control político. La historia de estos médicos, que refleja el choque entre el idealismo revolucionario forzado y la libertad profesional individual, dejó una marca de persecución que, lamentablemente, continúa hasta hoy.

El testimonio de estos hechos fue conocido a través de una doctora que formó parte de aquella graduación de 1962, quien lo compartió con la discreción que el terror impone en Cuba. Allí, la gente solo habla de asuntos de política sincera una única vez y no con cualquiera, por si acaso.

8 de diciembre de 2025


No hay comentarios: