Por: Dr. Eloy A González.
El inusitado desafío
de los graduados de Medicina de 1962 al Che Guevara por el Servicio Médico
Social obligatorio, es un reflejo brutal de cómo la Revolución Cubana usó el
control estatal para aplastar la libertad individual y profesional.
La Sombra del
Verdugo: El Che en La Cabaña
Antes de
impulsar cualquier iniciativa de salud, Ernesto "Che" Guevara ya
había dejado una marca indeleble de terror y muerte. En 1962, ya había pasado
por la Fortaleza de La Cabaña, donde se empleó a fondo en la sistemática
ejecución de reos políticos mediante fusilamientos que ordenaba y, en
ocasiones, dirigía personalmente.
Su jefatura
militar se cobró más de 400 vidas en sus primeros meses, confirmando su papel
como un asesino sanguinario. Este es el hombre que, mientras ordenaba
ejecuciones, simultáneamente se presentaba como el motor de la dedicación
médica. Este sangriento contraste es fundamental: la figura que exigía
"solidaridad y deber social" fue la misma que aniquiló cientos de
vidas sin piedad.
La
Expropiación de la Profesión: Asalto al Gremio Médico
La imposición
del Servicio Médico Social obligatorio no fue un acto aislado; fue la
culminación de un proceso de control y confiscación total por parte del
régimen.
Recordemos
que, ya en diciembre de 1959, se había consumado el asalto final de los
"jenízaros" médicos revolucionarios a la estructura gremial conocida
como el Colegio Médico Nacional de Cuba. Este golpe terminó por confiscar y
hacer desaparecer la organización gremial más importante de la sociedad civil
cubana de su tiempo (1956).
Con la
estructura de la sociedad civil desmantelada, el camino quedó libre para que el
Estado, impusiera la voluntad política sobre la práctica profesional.
El Servicio
Social: ¿Control o Trabajo Forzado?
Cuba,
ciertamente, necesitaba médicos en zonas rurales y desatendidas. Sin embargo,
el llamado impulsado por el Che y ejecutado por el Ministerio de Salud Pública
(MINSAP) del régimen, para un servicio médico social obligatorio fue visto por
muchos profesionales cubanos como lo que realmente era: una forma de control
estatal y trabajo forzado.
El régimen
buscaba integrar a los profesionales al proyecto revolucionario, priorizando
—como hacen todos los comunistas al iniciar su proyecto dictatorial— las
"necesidades del pueblo" sobre las aspiraciones individuales. En
realidad, se trataba de alinear a la fuerza a los médicos con los principios de
obediencia del nuevo orden socialista.
La
convocatoria a los graduados ese año de 1962 se hizo en el conocido cine-teatro
Riviera de La Habana. Muchos médicos, formados en un ambiente liberal y con
mejores condiciones, rechazaron esta imposición por verla como una regresión
inaceptable en sus derechos profesionales y libertades.
"Vamos
con las llaves del auto y de la casa"
La respuesta
más contundente provino de aquellos profesionales que habían estudiado sin la
tutela del régimen y que no se sentían deudores de la Revolución. Su mensaje,
dirigido directamente al sanguinario Che Guevara, fue una bofetada a la cara
del control estatal: “Vamos con las llaves del auto y de la casa”
Esta frase
encapsula la denuncia más profunda: no solo se les estaba obligando a trabajar,
sino que estaban siendo expropiados de todo su patrimonio y de su futuro
profesional. Se les estaba despojando de su vida.
La disidencia
tuvo un alto precio. Aquellos que se negaron a participar o intentaron evadir
el servicio social enfrentaron represalias inmediatas y brutales: la
confiscación de sus credenciales y pasaportes. Esto los forzó al exilio o a la
desesperación de las salidas ilegales del país.
El gobierno
cubano consolidó así el servicio médico social como una herramienta de control
político. La historia de estos médicos, que refleja el choque entre el
idealismo revolucionario forzado y la libertad profesional individual, dejó una
marca de persecución que, lamentablemente, continúa hasta hoy.
El testimonio
de estos hechos fue conocido a través de una doctora que formó parte de aquella
graduación de 1962, quien lo compartió con la discreción que el terror impone
en Cuba. Allí, la gente solo habla de asuntos de política sincera una única
vez y no con cualquiera, por si acaso.
8 de diciembre de 2025

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