lunes, marzo 12, 2012

Del mosquito al solar. Discurso higiénico en Cuba en el cambio de siglo.

Recomendamos la lectura de este artículo del poeta y ensayista cubano, Pedro Marqués de Armas. Este Blog ha incluido otros artículos del autor como puede leerse al final. Es un artículo único que aborda un tema  interesante y original sobre la salud en la Cuba de los siglos XIX y XX.
Por: Pedro Marqués de Armas.
 Aunque los barrios marginales de La Habana siempre fueron señalados con aprehensión por las autoridades de la colonia, fue el surgimiento del "solar" a finales del siglo XIX el elemento que redobló la ansiedad. Si bien desde comienzos de dicha centuria, en particular en la zona extramuros, existían viviendas colectivas ya conocidas como ciudadelas o casas de vecindad; sólo a partir de la década de 1880, con la progresiva retirada de los moradores de las casonas intramuros hacia los nuevos barrios aristocráticos, éstas se extienden en pleno centro de la urbe.1 Al transformarse las antiguas mansiones en cuarterías y, sobre todo, al abrirse a una nueva y compleja circulación de inquilinos, se estaba produciendo en realidad un cambio del viejo modelo de convivencia de castas a otro basado en la interacción casi exclusiva de sectores desclasados; cambio que tenía lugar en un contexto cargado de tensiones demográficas y raciales, como consecuencia de la masiva inmigración española, del fin de la esclavitud y de la extensión de núcleos obreros; y donde, si el primero de estos factores apunta a una “amenaza externa”, al vinculársele a ciertas epidemias, y el segundo, ligado a un presunto éxodo de ex-esclavos rurales y a la liberación de los urbanos, coloca la difícil “cuestión interior”; los tres en conjunto informan de un peligro todavía más grande: el miedo a las mezclas en todas sus variantes --de vivos y muertos, hombres y animales, negros y blancos, sanos y enfermos, etc.--, miedo agitado entonces por los higienistas, convertidos en los nuevos iluminados de la era bacteriológica.
Contexto efectivamente frágil desde el punto de vista sanitario, asistía a un reordenamiento de los discursos y prácticas médicas que tal vez pueda fecharse hacia 1868 cuando, tras la epidemia de cólera que azota a La Habana y a otros puntos del occidente de la isla, proliferan dispositivos de diverso tipo --textuales, normativos, arquitectónicos, etc.-- orientados en torno a cuestiones como el análisis y control de las aguas, la recogida de basuras, el tratamiento de los cadáveres y la prostitución.2 Se trata de un marco que precede a los grandes descubrimientos bacteriológicos y que en buena medida culmina hacia 1879, coincidiendo con la visita a La Habana de la Comisión Americana de la Fiebre Amarilla, en cuyo informe se define de algún modo una política sanitaria moderna que haría de la ciudad, en lo tocante a sus reformas, una ciudad futura, un plano de obras como el que más o menos se materializa en los primeros años de la República.3 De modo que a cada uno de estos temores corresponde desde bien temprano --y sin alcanzar necesariamente a las tesis microbianas-- el emplazamiento de instancias que, si bien sólo se acoplan y despliegan con verdadera eficacia bajo la empresa militar y sanitaria de la Intervención, tuvieron ahí su génesis en no pocos aspectos.
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*Pedro Marqués de Armas nació en La Habana en 1965. Ha obtenido el Premio de Poesía Julián del Casal, de la UNEAC y el Premio de la Crítica. Integra el grupo Diáspora (s). Ha publicado: Fondo de ojo, 1988; Los altos manicomios, 1993; Fascículos sobre Lezama, 1994 y Cabezas, 2002. Dos artículos de este autor han aparecido en el Blog de Medicina Cubana estos son: El Psicoanálisis en la mira de los nuevos revolucionarios cubanosLa Conferencia Nacional de Instituciones Psiquiátricas. El enfoques de la Psiquiatría manejada por la recién estrenada Revolución, que es  un documento que aparece en el artículo: “Psiquiatría para el nuevo Estado; algunos documentos” ,  que apareció en la página Web: La Habana Elegante.

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