miércoles, junio 29, 2011

Presencia de médicos extranjeros en los servicios de urgencias en Cuba.

Demasiados médicos extranjeros.
Por: Augusto César San Martin.*
Centro Habana, La Habana, 28 de junio de 2011 (PD) Recientemente acudí al Hospital "Calixto García" en solidaridad con un amigo que tenía al padre en extrema gravedad después de un accidente doméstico.
Del deterioro del Hospital y los enfermos sobre el hule desnudo de las camillas, nada me asombró: ya nos hemos acostumbrado. Pero en medio del bullicio y los quejidos de los enfermos, me llamó la atención ver demasiados médicos en las consultas de la unidad de urgencias.
Después de averiguar por el estado de salud del padre de mi amigo, regresé a la zona de consultas para comprobar la cantidad de galenos. En cada una de las tres consultas había más de ocho médicos, con la triste salvedad que ninguno era cubano.
Apostado en el pasillo comencé a observar el transcurrir de las consultas. Más que médicos especialistas de urgencia parecían curiosos estudiantes en espera de pacientes para poner en práctica la teoría.
Si curiosos eran los rostros de los médicos extranjeros, dolorosos eran los de los enfermos. Finalizada cada consulta surgían los comentarios.
-Ni siquiera le indicó un electro- advirtió una señora que acompañaba a su esposo, quien padecía de dolor precordial.
-Asfixiante la consulta con tantas personas- comentó una joven que acompañaba a su madre.
Cuando se va a un hospital en Cuba, si uno conoce a algún médico allí, lo más prudente es llamarlo. Es la mejor forma de asegurar la atención adecuada. Por eso pedí que avisaran a un especialista que conozco. Me pidió cinco minutos para luego atenderme. Conversó con uno de los médicos extranjeros y cuando este se marchó, volvió hasta donde estábamos y comentó en tono de disculpa:
-Envié al boliviano a la sala a buscar algo porque lo único que hacen es estorbar.
En aquel momento recordé la sala de urgencia del Hospital Materno "América Arias" y los médicos africanos que hace varios años dejaron estéril a mi hermana al practicarle un legrado diagnóstico. Entonces hice el comentario a mi amigo, que con resignación me respondió:
-Quizás esos médicos extranjeros pongan mayor atención sobre el paciente que los médicos cubanos que trabajan disgustados.
Renuncié a cualquier comentario. Antes había disertado sobre sus reservas hacia aquellos graduados extranjeros. Evidentemente su confianza en el sistema de salud cubano se había esfumado.
Siempre consideré que la Medicina de Urgencias, por su calificativo, requiere una actuación inmediata. Los médicos que ocupan estas consultas deben ser especialistas preparados que diagnostiquen de forma rápida la causa de los síntomas para el eficaz tratamiento.
Desde que el gobierno comenzó a exportar los servicios médicos, en los hospitales públicos del país se percibe el déficit de especialistas en consulta. Esta falta de facultativos se ha tratado de suplir con los graduados de la Escuela Latinoamericana de Medicina. La población que acude a los hospitales y policlínicos comunitarios contempla con recelo las consultas operadas por médicos extranjeros que hemos debido aceptar sin remedio.
Las autoridades cubanas se jactan de graduar miles de médicos extranjeros en las facultades internacionales de medicina. Con este fin, reduce las cuotas de ingreso para el estudio de esta profesión a los estudiantes cubanos. Los estudiantes extranjeros culminan sus estudios en los centros hospitalarios de atención pública del país. Sin embargo, en las clínicas donde se paga el servicio a pesar de pertenecer al estado o que son selectivas con sus pacientes, estos graduados no tienen acceso para practicar. La generalidad de los cubanos no acepta la imposición de recién graduados extranjeros en las consultas médicas de urgencia del país. Menos aún se resignan a servir de conejillos de Indias. Estoy convencido de que los profesionales de los países del ALBA conocen este rechazo de la población. Pero al gobierno le importa poco. Sólo le importa difundir las cifras que hablan de miles de titulados extranjeros y jactarse de sus buenas acciones.
*Activista Derechos Humanos. Colaborador de la Agencia de prensa independiente, primavera digital

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