En la mañana del primero de enero del año 1959 nos llegó
la revolución. El regocijo colectivo alcanzó a todo un pueblo. El juglar
alborozado dijo que las sombras habían dado
paso a la luz, los héroes triunfantes eran semejantes a palomas armadas y
bravas; las hieles se convirtieron en miel, la ortiga en clavel y ya la Patria
toda no sería más un cuartel..., así nos dijeron y nos cantaron. La
sociedad de asombro quedó exhausta y prontamente expuesta. Nos llegó una
revolución tan revolucionaria que nos
endilgo una tiranía y un socialismo cuartelero. Así estamos aún lapidados y
agónicos.
De esa sociedad de cubanos
entregados a un devenir incierto e intensamente politizado eran parte unos 6261
médicos , agrupados en una organización gremial bien establecida, de dedicación
honrada y excelencia cívica. Muchos de ellos dados a la práctica y la enseñanza
de la Medicina en una Universidad considerada entre las mejores.
Se repite hasta el cansancio
que la primera víctima de una guerra es la verdad, durante el periodo insurreccional
ya la verdad había sido atormentada, con lo que venía después…, el asalto al
poder. Definitivamente la verdad fue la primera víctima de la dictadura.
Para ello se re escribe la
historia, se cambia esta si es necesario y se inventan informaciones que seduzcan
a una sociedad entusiasmada por el triunfo y proclive a la
mentira. De inmediato se dio la noticia – fraude de los 20 mil muertos causados
por el régimen de Batista.
Verdadera aberración informativa lo fue aquella noticia del padre que le daba
los cráneos a su hijo para que jugara, con foto incluida, que trataba de
mostrar todo lo cruel que fueron los perdedores
. Una de las informaciones que más influyó en la conciencia colectiva, fue la
noticia de que en los primeros años de la revolución Cuba fue despojada, por el
imperialismo, de la mitad de sus médicos. Es así que la naciente revolución y
su recién estrenado sistema de salud se topaba con un problema de emigración
médica de tal envergadura que ponía en peligro la salud del pueblo. “Nos dejaron con 3000 médicos” dijeron y aun dicen sin reparos.
En este artículo tratare esta
información, sus implicaciones y las razones que han tenido y aún tienen los
médicos cubanos para decidir emigrar del país que estableció desde enero de
1959 la dictadura del proletariado; sus razones, frustraciones y temores.
Es el artículos de los doctores Araujo Bernal y Rodríguez
Cavaldá (1968) en
primer término y el otro artículo del doctor Rojas Ochoa (2015);
el primero contaminado por la ideológica y el segundo más reciente y revelador;
es que disponemos de datos precisos sobre los médicos cubanos que emigraron en
los primeros años de la Revolución. Los autores se remiten a datos del Colegio Médico
entre los años 1953-1965.
Entre los años 1953-1956
emigraban de Cuba un promedio anual de 34 médicos. En los años 1957 y 1958
estuvo cerrada la Escuela de Medicina y al reiniciarse las actividades de esta,
en el año que nos liberaron, solo
emigraron 42 médicos. A partir del 1960 aumenta la emigración médica, siendo el
año de 1961 cuando emigran el mayor número de médicos (778). A partir del 1962 desciende
el número de médicos que emigran porque la recién estrenada dictadura
socialista echo el cierre, así de
sencillo.
Al déficit de médicos que
emigraban se sumaban las graduaciones de nuevos médicos que venían ocurriendo y los médicos que
llegaron a Cuba provenientes de otros países, latinoamericanos o de Europa del
Este. De acuerdo al doctor Rojas Ochoa, nunca hubo una pérdida de la mitad de
los médicos cubanos, ni se originó un éxodo masivo ni asistimos a un colapso
del sistema de salud. Vean los datos y pueden sacar sus propias conclusiones.
Ahora bien, ¿que ocasionó una emigración súbita de médicos
cubanos en el 1961 (778) cuando en los años de los cincuenta solo emigraban, en
promedio, unos 34 médicos cada año? La respuesta es sencilla: había llegado la
revolución, socialista, ésta, y los aprendices de comunistas empezaron a hacer de las suyas.
Con la llegada de los libertadores,
se crea de inmediato el Partido Médico de la Revolución, especie de Brigada de
Respuesta Rápida conformada por médicos procastristas que tenían como primer
objetivo controlar y acabar con el Colegio Médico Nacional de Cuba. Es así que
los médicos cubanos ven de inmediato que su organización gremial comenzaba a
ser acosada por los médicos revolucionarios y el gobierno. Se trató de eliminar
la Inamovilidad Médica que era un logro del gremio ante las arremetidas del
gobierno de Batista para quitar y poner funcionarios médicos a su antojo. Se aplicó
la coacción militar previa a las elecciones del Colegio Médico de La Habana. Se
produjo un verdadero asalto a la organización médica cuando los retorcidos
miembros del Partido Médico de la Revolución con el apoyo del gobierno lograron
el control total en la Asamblea Médica Nacional en diciembre de 1959.
Necesitaron solo un año para dar cuenta del Colegio Médico Nacional.
En este mismo año de la
liberación comenzaron las depuraciones de los profesores de Medicina de la
Universidad de la Habana. Entre los depurados, jubilados y renunciantes;
el claustro había perdido 74 profesores que representaban el 47% del claustro
que había reiniciado sus labores en enero de 1959. En una segunda limpieza
académica entre los depurados y los
renunciantes, fueron 80 profesores que dejaron la Facultad de Medicina. Cuando
se aplica la Reforma Universitaria en el año 1962 quedaban en la Facultad de
Medicina, entre profesores antiguos y contratados, 23 profesores en las
diferentes cátedras.
Bajo el control de los
forajidos de bata blanca se acordó impedir la salida a los médicos sin previo permiso
del Comité Ejecutivo del Colegio Médico Nacional, designaron a dedo el director
del Seguro Médico y se robaron el
edificio del Colegio Médico Nacional donde ha estado el Ministerio de
Salud Pública (MINSAP). Trataron sin conseguirlo de obligar que los
médicos apoyaran y firmaran la “Declaración de La Habana”. Se obligó a los
médicos a incorporase al Sindicato de Trabajadores de la Salud, dejando a un
lado el Colegio Médico Nacional que más tarde sería disuelto. Todas las sedes
locales del Colegio Médico Nacional fueron “donados”
a la Revolución. Dieron cuenta de la Ley de colegiación médica, establecieron la
obligatoriedad del servicio médico social, la modificación del juramento
hipocrático y la abolición de la práctica de la medicina privada. El 1º de mayo
de 1966 se decide la disolución del Colegio Médico Nacional.
La revolución se estableció
como una dictadura totalitaria y de vocación criminal, todos los derechos fundamentales
han sido vulnerados. Desde enero de 1959
vivimos bajo una satrapía en un país
donde nadie quiere vivir.
Considerando todo lo anterior
podemos entender por que los médicos cubanos comenzaron a emigrar a partir del
año 1960, éxodo tan prolongado que no se ha detenido en más de medio siglo.
Pero explicaciones como esta no
las proporciona del doctor Araujo
Bernal. Este retorcido personaje, que en el año 1940 participaba en el “Tren de la Victoria” durante la campaña presidencial
de Batista, y que en 1958 sirvió de corre
ve y dile de la fracción comunista del Colegio Médico Nacional cuando progresaban
las gestiones del denominado Conjunto Cívico de Instituciones Cubanas; en los años
sesenta, metido de lleno en la estructura administrativa-ideológica de la revolución
señalaba las características y motivaciones de los médicos cubanos que
emigraban en número tal que supuso una preocupación para la dirigencia de la
revolución.
Entre los factores que
considera para explicar la emigración médica
en los años sesenta están : la procedencia y pertenencia de clase, la
concepción capitalista de la Medicina, el papel del médico en la sociedad, la
referencia a la práctica médica de excelencia en los EEUU y las consideraciones
de que este país tiene, para todos, el modo de vida americano
. Olvidan los justificadores de la dictadura que las gentes vive y trabaja en
libertad y que la tiranía, el desprecio al derecho y la dedicación cautiva de
la práctica médica no le interesa a ningún profesional de la salud ni en Cuba
ni en ningún otro país. Por eso se iban en los sesenta y por eso se van en el
presente.
¿Qué médico quería la
revolución socialista y su líder máximo?, el
fidelísimo retoño martiano; aquel que siendo un titán de la hazaña, en el enero incierto de 1959, regaba
orquídeas y flores de montaña. No aceptaban a los que traicionaban a
su patria que poco podían hacer para el
desarrollo de la medicina, enmarcada en la humana concepción socialista;
querían a hombres médicos genuinamente revolucionarios y leales a la medicina y
a su patria.
Que los médicos cubanos se van, desertan, presentan la
salida, esperan por el permiso, sufren la espera de la firma del ministro…, de
todo hacen; es una realidad que persiste en el tiempo. Solo desde el Brasil, 1
439 médicos cubanos emigraron a Estados Unidos a través de la Cuban Medical
Professional Parole (CMPP) en el año 2016, antes del cierre de este programa;
varados en Colombia porque no pudieron beneficiarse con este programa, cerca de
300 médicos cubanos esperan. Todo indica que más de medio siglo después de
establecerse la dictadura en Cuba estos médicos cubanos no se ajustan a la condiciones
de revolucionarios genuinos y leales a la patria socialista.
¿Por qué se van los
profesionales médicos cubanos?; por la misma razón por lo que se van en oleadas
sucesivas los cubanos, en salidas ilegales que no cesan y en deserciones que no
acaban. En un país donde se implantó un
control total por una tiranía comunista, donde el derecho ha sido despreciado y
la honradez se ha alejado, donde la miseria se hace ostensible y no hay
oportunidad alguna para la dedicación libre; donde la virtud tropieza y hay un desdén
a la civilidad y el decoro; no queda otra..., hay que irse.
Cuando termine esta pesadilla,
exiliado como somos, regresaremos; que no quepa la menor duda. ¿En qué
condiciones vamos a regresar? Ya veremos….,
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