lunes, agosto 21, 2017

Médicos cubanos convertidos en cibercombatientes por el Ministerio de Salud Pública.

Encontramos un revelador artículo [1] en el sitio web de temas cubanos ,El Estornudo, trata de la utilización de cubanos vinculados con la enseñanza de la informática o profesionales que a cambio de una conexión a internet se prestan para convertirse en troles , esto es en cibercombatientes de la Revolución en la red. Esto no es nada nuevo para los que participamos en la red y sobre todo para los que editamos blogs de temas cubanos. Esto de emplear troles no es nuevo y muchas veces los ataques son más dedicados como es el hacker y la creación de blogs espejos, entre otras acciones. Aquí encontramos la utilización de los médicos, esos que han sido manipulados y se les entrega laptops o conexiones a internet para que ataquen desde sus pobres equipos, conexiones y mentes canallescas. Esta nota forma parte de un artículo más extenso:
Nos dieron una PC, conexión y nos dijeron: esto es una operación y cada dos días, al menos durante una hora hablen bien de Cuba y fájense con los que hablan mal”.
Los “guardianes” del ciberespacio cubano no solo existen en el Ministerio del Interior. La mayoría de las instituciones estatales cubanas también realizan la misma labor añadiéndole al objeto social de sus trabajadores la misión de “combatir” en Internet.
Doctor Trol en Cuba
En el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) sucede igual. Ricardo Gálvez es anestesiólogo del Hospital Calixto García y dice que desde principios de año “a todos los trabajadores de la institución nos han dicho que el estado cubano pide nuestra colaboración para combatir en Internet a los contrarrevolucionarios”.
Gálvez se refiere a una resolución interna de su Ministerio (MINSAP) emitida y que se filtró a la prensa internacional el pasado 31 de enero por Alfredo Rodríguez Díaz, director de informática y comunicaciones del MINSAP. En una de sus líneas, el documento dice: “Es misión de los activistas y cibercombatientes estar alertas ante la divulgación de noticias que puedan afectar a la Revolución”.[2]
Otro de los objetivos de los cibercombatientes es insertarse en la llamada blogosfera cubana y desde allí posicionar mensajes alegóricos a la Revolución y participar de manera activa en los debates públicos que tienen lugar en ese escenario.
No se trata solo de rebatir lo malo, sino de aportar y ayudar a los blogueros a no desvirtuarse, se trata de evitar por todos los medios de no mostrar al enemigo nuestro lado flaco”, dice el oficial Rodríguez, que a diferencia de las redes sociales, si mantiene actualizado con periodicidad un par de blogs en los que por ningún lado sale su verdadero nombre.
Entre nosotros y el resto de las instituciones que trabajamos en conjunto en esta tarea del país tenemos decenas y decenas de blogueros insertados en la blogosfera”




[1] Jiménez, A. (2017, Agosto 17). Cuba y su ejército de troles. Retrieved August 21, 2017, from http://www.revistaelestornudo.com/cuba-ejercito-troles/
[2] Almeida, J. J. (2017, Marzo 13). Cuba: directivas para ciberofensiva desde el Ministerio de Salud Pública. Retrieved August 21, 2017, from https://www.martinoticias.com/a/cuba-ciberofensiva-redes-sociales-salud-publica/140939.html

sábado, agosto 19, 2017

La emigración médica en los primeros años de la Revolución.

En la mañana  del primero de enero del año 1959 nos llegó la revolución. El regocijo colectivo alcanzó a todo un pueblo. El juglar alborozado dijo que las sombras habían dado paso a la luz, los héroes triunfantes eran semejantes a palomas armadas y bravas; las hieles se convirtieron en miel, la ortiga en clavel y ya la Patria toda no sería más un cuartel..., así nos dijeron y nos cantaron. La sociedad de asombro quedó exhausta y prontamente expuesta. Nos llegó una revolución tan revolucionaria que nos endilgo una tiranía y un socialismo cuartelero. Así estamos aún lapidados y agónicos.
De esa sociedad de cubanos entregados a un devenir incierto e intensamente politizado eran parte unos 6261 médicos , agrupados en una organización gremial bien establecida, de dedicación honrada y excelencia cívica. Muchos de ellos dados a la práctica y la enseñanza de la Medicina en una Universidad considerada entre las mejores.
Se repite hasta el cansancio que la primera víctima de una guerra es la verdad, durante el periodo insurreccional ya la verdad había sido atormentada, con lo que venía después…, el asalto al poder. Definitivamente la verdad fue la primera víctima de la dictadura.
Para ello se re escribe la historia, se cambia esta si es necesario y se inventan informaciones que seduzcan  a una sociedad  entusiasmada por el triunfo y proclive a la mentira. De inmediato se dio la noticia – fraude de los 20 mil muertos causados por el régimen de Batista[1]. Verdadera aberración informativa lo fue aquella noticia del padre que le daba los cráneos a su hijo para que jugara, con foto incluida, que trataba de mostrar todo lo cruel que fueron los perdedores[2] . Una de las informaciones que más influyó en la conciencia colectiva, fue la noticia de que en los primeros años de la revolución Cuba fue despojada, por el imperialismo, de la mitad de sus médicos. Es así que la naciente revolución y su recién estrenado sistema de salud se topaba con un problema de emigración médica de tal envergadura que ponía en peligro la salud del pueblo. “Nos dejaron con 3000 médicos”  dijeron y aun dicen sin reparos.
En este artículo tratare esta información, sus implicaciones y las razones que han tenido y aún tienen los médicos cubanos para decidir emigrar del país que estableció desde enero de 1959 la dictadura del proletariado; sus razones, frustraciones y temores.
Es el  artículos de los doctores Araujo Bernal y Rodríguez Cavaldá (1968)[3] en primer término y el otro artículo del doctor Rojas Ochoa (2015)[4]; el primero contaminado por la ideológica y el segundo más reciente y revelador; es que disponemos de datos precisos sobre los médicos cubanos que emigraron en los primeros años de la Revolución. Los autores se remiten a datos del Colegio Médico entre los años 1953-1965.
Entre los años 1953-1956 emigraban de Cuba un promedio anual de 34 médicos. En los años 1957 y 1958 estuvo cerrada la Escuela de Medicina y al reiniciarse las actividades de esta, en el año que nos liberaron, solo emigraron 42 médicos. A partir del 1960 aumenta la emigración médica, siendo el año de 1961 cuando emigran el mayor número de médicos (778). A partir del 1962 desciende el número de médicos que emigran porque la recién estrenada dictadura socialista echo el cierre, así de sencillo.
Al déficit de médicos que emigraban se sumaban las graduaciones de nuevos médicos  que venían ocurriendo y los médicos que llegaron a Cuba provenientes de otros países, latinoamericanos o de Europa del Este. De acuerdo al doctor Rojas Ochoa, nunca hubo una pérdida de la mitad de los médicos cubanos, ni se originó un éxodo masivo ni asistimos a un colapso del sistema de salud. Vean los datos y pueden sacar sus propias conclusiones.
Ahora bien, ¿que  ocasionó una emigración súbita de médicos cubanos en el 1961 (778) cuando en los años de los cincuenta solo emigraban, en promedio, unos 34 médicos cada año? La respuesta es sencilla: había llegado la revolución, socialista, ésta, y los aprendices de comunistas empezaron a hacer de las suyas.
Con la llegada de los libertadores, se crea de inmediato el Partido Médico de la Revolución, especie de Brigada de Respuesta Rápida conformada por médicos procastristas que tenían como primer objetivo controlar y acabar con el Colegio Médico Nacional de Cuba. Es así que los médicos cubanos ven de inmediato que su organización gremial comenzaba a ser acosada por los médicos revolucionarios y el gobierno. Se trató de eliminar la Inamovilidad Médica que era un logro del gremio ante las arremetidas del gobierno de Batista para quitar y poner funcionarios médicos a su antojo. Se aplicó la coacción militar previa a las elecciones del Colegio Médico de La Habana. Se produjo un verdadero asalto a la organización médica cuando los retorcidos miembros del Partido Médico de la Revolución con el apoyo del gobierno lograron el control total en la Asamblea Médica Nacional en diciembre de 1959. Necesitaron solo un año para dar cuenta del Colegio Médico Nacional.[5]
En este mismo año de la liberación comenzaron las depuraciones de los profesores de Medicina de la Universidad de la Habana. Entre los depurados, jubilados y renunciantes; el claustro había perdido 74 profesores que representaban el 47% del claustro que había reiniciado sus labores en enero de 1959. En una segunda limpieza académica entre los depurados  y los renunciantes, fueron 80 profesores que dejaron la Facultad de Medicina. Cuando se aplica la Reforma Universitaria en el año 1962 quedaban en la Facultad de Medicina, entre profesores antiguos y contratados, 23 profesores en las diferentes cátedras. [6]
Bajo el control de los forajidos de bata blanca se acordó impedir la salida a los médicos sin previo permiso del Comité Ejecutivo del Colegio Médico Nacional, designaron a dedo el director del Seguro Médico y se robaron el  edificio del Colegio Médico Nacional donde ha estado el Ministerio de Salud Pública (MINSAP). Trataron sin conseguirlo de obligar que los médicos  apoyaran  y firmaran  la “Declaración de La Habana”. Se obligó a los médicos a incorporase al Sindicato de Trabajadores de la Salud, dejando a un lado el Colegio Médico Nacional que más tarde sería disuelto. Todas las sedes locales del Colegio Médico Nacional fueron “donados” a la Revolución. Dieron cuenta de la Ley de colegiación médica, establecieron la obligatoriedad del servicio médico social, la modificación del juramento hipocrático y la abolición de la práctica de la medicina privada. El 1º de mayo de 1966 se decide la disolución del Colegio Médico Nacional.[7]
La revolución se estableció como una dictadura totalitaria y de vocación criminal, todos los derechos fundamentales han sido vulnerados. Desde  enero de 1959 vivimos  bajo una satrapía en un país donde nadie quiere vivir.
Considerando todo lo anterior podemos entender por que los médicos cubanos comenzaron a emigrar a partir del año 1960, éxodo tan prolongado que no se ha detenido en más de medio siglo.
Pero explicaciones como esta no las proporciona del doctor  Araujo Bernal. Este retorcido personaje, que en el año 1940 participaba en el “Tren de la Victoria” durante la campaña presidencial de Batista, y que en 1958 sirvió de corre ve y dile de la fracción comunista del Colegio Médico Nacional cuando progresaban las gestiones del denominado Conjunto Cívico de Instituciones Cubanas; en los años sesenta, metido de lleno en la estructura administrativa-ideológica de la revolución señalaba las características y motivaciones de los médicos cubanos que emigraban en número tal que supuso una preocupación para la dirigencia de la revolución.
Entre los factores que considera  para explicar la emigración médica en los años sesenta están : la procedencia y pertenencia de clase, la concepción capitalista de la Medicina, el papel del médico en la sociedad, la referencia a la práctica médica de excelencia en los EEUU y las consideraciones de que este país tiene, para todos, el modo de vida americano[8] . Olvidan los justificadores de la dictadura que las gentes vive y trabaja en libertad y que la tiranía, el desprecio al derecho y la dedicación cautiva de la práctica médica no le interesa a ningún profesional de la salud ni en Cuba ni en ningún otro país. Por eso se iban en los sesenta y por eso se van en el presente.
¿Qué médico quería la revolución socialista y su líder máximo?, el fidelísimo retoño martiano; aquel que siendo un titán de la hazaña, en el enero incierto de 1959, regaba  orquídeas y flores de montaña. No aceptaban a los que traicionaban a su patria que poco  podían hacer para el desarrollo de la medicina, enmarcada en la humana concepción socialista; querían a hombres médicos genuinamente revolucionarios y leales a la medicina y a su patria. [9]
Que los médicos  cubanos se van, desertan, presentan la salida, esperan por el permiso, sufren la espera de la firma del ministro…, de todo hacen; es una realidad que persiste en el tiempo. Solo desde el Brasil, 1 439 médicos cubanos emigraron a Estados Unidos a través de la Cuban Medical Professional Parole (CMPP) en el año 2016, antes del cierre de este programa; varados en Colombia porque no pudieron beneficiarse con este programa, cerca de 300 médicos cubanos esperan. Todo indica que más de medio siglo después de establecerse la dictadura en Cuba estos médicos cubanos no se ajustan a la condiciones de revolucionarios genuinos y leales a la patria socialista.
¿Por qué se van los profesionales médicos cubanos?; por la misma razón por lo que se van en oleadas sucesivas los cubanos, en salidas ilegales que no cesan y en deserciones que no acaban. En un país donde se implantó  un control total por una tiranía comunista, donde el derecho ha sido despreciado y la honradez se ha alejado, donde la miseria se hace ostensible y no hay oportunidad alguna para la dedicación libre; donde la virtud tropieza y hay un desdén a la civilidad y el decoro; no queda otra..., hay que irse.
Cuando termine esta pesadilla, exiliado como somos, regresaremos; que no quepa la menor duda. ¿En qué condiciones vamos a regresar? Ya veremos….,
2017©


                                                                                


  










[1] Lago, A. M. (2002, Octubre 30). El fraude de los 20.000 muertos de Batista. Retrieved August 7, 2017, from http://arch.cubaencuentro.com/sociedad/2002/10/10/10203.html
[2] González, E. A. (2008, Octubre 11). “El Padre le daba los cráneos de sus víctimas para que jugara”. Retrieved August 7, 2017, from https://medicinacubana.blogspot.com/2008/10/el-padre-le-daba-los-crneos-de-sus.html?m=1
[3] Araujo Bernal, L. and Rodríguez Gavalda, R. (1985). Emigración Médica. In: L. Araujo Bernal and J. Llorens Figueroa, ed., La lucha por la salud en Cuba, 1st ed. México: Siglo XXI, pp.232 -255.
[4] Rojas Ochoa, Francisco. (2015). El número de médicos en Cuba 1959-1968. Revista Cubana de Salud Pública, 41(1) Recuperado en 07 de agosto de 2017, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-34662015000100013&lng=es&tlng=es.
[5] Amado Ledo, E. (1974). El Colegio Médico Nacional de Cuba y la Revolución Castro Comunista (1ra. ed.). Caracas, Venezuela: Dr Hildo Folgar.
[6] González, E. A. (2017, June 19). El cambiante claustro de profesores de la Escuela de Medicina de la Universidad de la Habana en los primeros años de la Revolución. Retrieved August 7, 2017, from http://medicinacubana.blogspot.com/2017/06/el-cambiante-claustro-de-profesores-de.html
[7] Amado-Ledo E, Óp. Cit., pág. 32-69
[8] Araujo Bernal, L. and Rodríguez Gavaldá, R. Óp. Cit.,pág. 254
[9] Idem pag. 254

jueves, agosto 17, 2017

Recetas para abortar…, en la Rumania comunista de Ceaucescu

Hambre y seda (fragmento)
Herta Müller
“Trabajé en una fábrica de maquinaria pesada. En la oficina, en la mesa de al lado, escuché la siguiente conversación: «Buenos días. ¿Siguen vendiendo bordados hechos a mano? Las medidas son 29 por 2. ¿Y cuánto cuesta? De acuerdo. ¿Cuándo puedo recoger el bordado? Sí, a las diez estaré allí». Era una compañera de la oficina la que decía esto. Tenía un hijo. Tenía veintinueve años y estaba de dos meses… las medidas del bordado. Con quien hablaba era con una mujer que practicaba abortos clandestinos. Costaba cinco mil leí (el sueldo de dos meses). Mi compañera de la oficina dio suerte. El aborto no dio complicaciones. Cuando volvió a quedarse embarazada, seis meses más tarde, se practicó el aborto ella sola con el tubito de plástico de las agujas de hacer punto en redondo. Con el mismo tubito me lo hizo también a mí un año más tarde en el baño de la oficina. Me lo metió en el útero y lo llevé tres días y tres noches. El extremo que quedaba fuera iba pegado al muslo. Durante esos días tenía que llevar falda para garantizar que entraba aire en el útero. En un segundo aborto lo hice todo yo sola. Mi compañera sólo me prestó su tubito de plástico. Con la puerta de la casa cerrada con llave, me senté en el baño por encima del espejo, que había colocado en el suelo. Me metí el tubito en el útero.
Un conocido mío decía: «Cuando mi mujer se queda embarazada no es ningún problema, nos vamos a casa de mi suegra el fin de semana. Con levantar la puerta del sótano veinte veces, listo. Si es que hay que tener recursos». Yo no conocía directamente a su mujer. Me preguntaba si ella era capaz de contarlo con tanta ligereza.
Al igual que los rumores sobre el estado de salud de Ceaucescu circulaban las recetas para abortar:
introducir en el útero jabón de pastilla, molido como si fuera harina
introducir en el útero limón o zumo de limón
introducir en el útero el tubo de plástico de unas agujas de hacer punto en redondo
levantar muebles pesados tan alto, tantas veces y durante todo el tiempo que se aguante
inyectarse dosis excesivas de diversas sustancias dos veces con un intervalo de tres días
tomar una dosis excesiva de las pastillas para el estómago que entraban en el país de contrabando desde la Unión Soviética y se vendían en el mercado negro: durante veinticuatro horas, dos pastillas cada dos horas. La fiebre, los espasmos del estómago y los fuertes vómitos provocaban el aborto. Las pastillas recibían el nombre de «caramelos rusos».

Estas recetas no sólo se transmitían en voz baja. También se aplicaban. Se empezaba con la más inocua y, a medida que aumentaba la desesperación, se pasaba a las más arriesgadas. Día tras día, estos métodos abortivos provocaban la muerte a cientos de mujeres. Todavía no se sabe cuántas mujeres morirían a consecuencia de la ley del aborto rumana. Cuántas morirían solas en sus casas, cuántas en el hospital, bajo la mirada de los especialistas en interrogatorios. No se llevaba ninguna estadística. Al igual que los preservativos y la píldora, también estaban prohibidas las estadísticas. La muerte de estas mujeres se anotaba en las estadísticas oficiales bajo diagnósticos falsos. Los médicos que registraban muchos nacimientos podían contar con gratificaciones y con una carrera floreciente. "