viernes, agosto 20, 2010

En la Cuba de hoy, el total deterioro del sistema se ensaña de la manera más escandalosa en hospitales, policlínicos, consultorios y farmacias; pero también hay buenas noticias.

El deterioro del sistema de salud en Cuba es tema recurrente en las informaciones que nos llegan desde Cuba de la mano de periodistas independientes y blogueros. No dudamos de la veracidad de estas informaciones y es por eso que la incluimos en nuestro Blog. Este artículo tomado del Blog Desde Cuba trata el asunto de los problemas que hay en las instituciones de Salud de Cuba. Pero también hay noticias que dignifican el hacer de la Medicina en Cuba. Ese hacer que llevan los médicos cubanos, quienes en medio de las privaciones y viviendo en una dictadura, llevan la práctica con dignidad y dedicación. Hoy encontramos además de este artículo, una nota que refleja la dedicación de los especialistas cubanos a la práctica de la Neuro-oftalmología. La nota dice:
Después de casi un año de trabajo ya está publicado el número especial de la revista "Seminars in Ophthalmology", esto constituye un número especial de una revista internacional de alto impacto (nivel II) de dicado al trabajo de la especialidad de Neuro-oftalmología en Cuba.
Este el artículo del Blog Desde Cuba:
En mi infancia era muy popular una canción infantil que aludía a un burro enfermo para cuyos males siempre había alguna solución. “A mi burro, a mi burro, le duele la cabeza: El médico le manda una gorrita negra…”, cantábamos los niños a coro; y así seguía la tonadilla, dando salida en sus estrofas a cada malestar del cuadrúpedo que acababa completamente curado. Nunca pensé que llegaría el día en que envidiaría sincera y categóricamente a aquel burro, porque pese a las difíciles condiciones de supervivencia que impone la realidad cubana, todo se hace relativamente “llevadero” hasta que te ves precisado a asistir a una consulta médica. Ahí es donde comienza la verdadera agonía.
Recientemente mi madre tuvo que acudir al consultorio (médico de la familia) debido a un persistente malestar de la garganta. Allí, tras hacer la cola de rigor, un galeno tan anciano como ella o algo más, le orientó un exudado –que debía realizarse en el hospital de Emergencias– en busca de alguna posible bacteria. Precavido, el doctor le indicó tabletas de tetraciclina “para tomar después del exudado”. Es evidente que el médico conoce la realidad del sistema cubano de salud. El exudado no se pudo hacer porque en el laboratorio del hospital “no hay técnico” ni se sabe cuándo lo habrá; “ve a ver si te lo quieren hacer en el Calixto García”. No quisieron, o no pudieron. Resignada, y sin un diagnóstico, mi madre completó su “tratamiento” tomando los antibióticos: se descompuso del estómago y todavía presentó por varios días molestias en la garganta. (A mi burro, a mi burro, le duele la garganta: El médico le ha puesto una corbata blanca).
Pero el suyo es apenas un caso menor. Cuando aquí se visita alguna consulta médica se descubren casos que espeluznan. Una señora que conozco personalmente llegó a cierto hospital con sensación de adormecimiento en un brazo y mucho malestar general, dolor de cabeza incluido; sin más, le diagnosticaron infarto cerebral. Alarmadísimos, sus familiares acudieron entonces a otro hospital, esta vez a través de un amigo médico, amigo de otro médico con influencias, etc. Fue solo entonces que, tras los exámenes de rigor, obtuvieron el diagnóstico certero: la anciana estaba incubando una virosis, tenía deprimido el sistema inmunológico y –además– estaba haciendo rechazo a los antihistamínicos que le habían indicado para tratar su alergia, de ahí el adormecimiento de los miembros. Mejoró en pocos días.
Recientemente supe de un caso extremo. Se trataba de un hombre, también anciano, con cáncer de pulmón en fase terminal, a quien no le aplicaban oxígeno “para que no creara dependencia”. Falleció en pocos días; lo cual era inevitable, solo que pasó una agonía atroz. No estoy autorizada tampoco a citar esta fuente, pero se trata de un caso de la vida real, de mi propio municipio (Centro Habana). Este humildísimo anciano y sus familiares no tenían ningún “padrino” a quien encomendarse. Podría escribir aquí páginas enteras de ejemplos por el mismo corte, hasta hacer colapsar este sitio web.
Sé que muchos lectores también podrían poner ejemplos de irresponsabilidad, mala atención, falta de recursos y diagnósticos errados que se producen en todas partes del mundo, solo que aquí se están convirtiendo en lo cotidiano, sin que tengamos la oportunidad de hacer el menor reclamo ni optar por “otro servicio” debido al carácter “igualitario” y centralizado del sistema. La verdad es que en Cuba ya no se puede estar seguro de recibir buena atención médica –salvo escasas y honrosas excepciones– si no se cuenta con la correspondiente “recomendación”. Casi siempre, de concurrir a consulta por los canales establecidos, los médicos se ven imposibilitados de hacer los exámenes que exige un diagnóstico exacto; otras veces logran diagnosticar, pero puede ocurrir que en las farmacias no cuenten con el medicamento correspondiente, o se expende solo en CUC, a precios prohibitivos para el bolsillo de un cubano común. Como resultado de tantos albures, muchos prefieren no acudir inútilmente al médico y tratan de “resolver” con cocimientos de la medicina tradicional y con oraciones, no siempre lo suficientemente eficaces, como se comprenderá. Tales son nuestras costosísimas gratuidades.
En la Cuba de hoy, el total deterioro del sistema se ensaña de la manera más escandalosa en hospitales, policlínicos, consultorios y farmacias. A la ya habitual insuficiencia de recursos ¬–que se atribuye siempre al omnipresente “bloqueo” – y a la eterna falta de medicamentos en las farmacias de moneda nacional, se añade la escasez de personal médico o la dudosa capacidad de algunos de los que todavía no están “de misión” o como “colaboradores” (que no es lo mismo) en algún barrio venezolano, en cualquier selva remota o en un valle perdido de los Andes. Los noticieros de TV y la prensa oficial abundan en ejemplos de los milagros médicos que operan los cubanos por otras tierras. Al parecer, cuando se trata de cubanos, cualquier lugar es bueno para ejercer la medicina y para encontrar solución a los males de la salud… Cualquier lugar, excepto Cuba. (A mi burro, a mi burro, ya no le duele nada. El médico le manda jarabe de manzana. ¡No me digas! ¡¿De manzana…?! ¡Ja, ja!)
Foto: Portada de la revista Seminars in Ophthalmology y una foto del fotógrafo Orlando Luis Pardo.

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