Por: Odelin Alfonso Torna.*
Últimamente rondan por mi taller ilegal de reparaciones de equipos electrónicos, algunos médicos que cumplen misiones internacionalistas. Lo del taller ilegal no es un secreto. Ilegal sería ocultarlo. Lo digo porque quiero estar en paz con Dios y con el régimen, o lo que es igual, con el diablo.
No sólo me limito a escribir teques, donde cualquier cosa que diga es insuficiente frente a la realidad que se vive en Cuba. Los que me conocen saben que llevo 15 años desempeñándome como reparador de equipos de audio y video, oficio que me obliga a lidiar a diario con un público diverso.
Es contraproducente que no existan licencias para cuentapropistas disidentes o periodistas independientes. ¡Qué pena! Los que discrepan del régimen pudiera ayudar en algo a incrementar el producto interno, que de bruto sólo tiene el nombre.
Se me ocurrió apodar a los galenos internacionalistas "mercaderes de bata blanca".
Los misioneros de Sucre o Caracas, regresan de vacaciones a la patria en su rol de negociantes. Solicitan mis servicios en busca de compradores para sus equipos de CD, baratijas de la tierra bolivariana . Algunos utilizan segundas o terceras persona para no comprometerse.
Cuando los veo llegar, no están de terreno, como suele decirse cuando consultan sus pacientes a domicilio. Tampoco aparecen ante mí con estetoscopios colgados del cuello ni esfigmógrafos en las manos. Vienen "barrio adentro", explorando el mercado negro. Proponen reproductores de CD en toda su variedad de formatos, video Casete, Memorias RAM y otros accesorios de PC. Luego, a tomar notas. Recogen las demandas de su barriada. Cambian decenas o cientos de pesos convertibles por dólares y regresan a la misión para emprender una nueva "operación milagro".
Exageraría si digo que estos galenos conocen tanto de mi oficio como yo. Pueden diferenciar la calidad y tecnología de un reproductor de MP3, VCD o un DVD.
El problema está en su astucia como vendedores o cuentapropistas legales del ALBA. Comprar barato para vender caro.
Las mulas o mulos de la salud suelen comprar reproductores de VCD ó DVD al por mayor, en Venezuela o cualquier otro lugar. Las marcas COBY ó SONYSTAR, por citar algunas, son de poca competitividad en el mercado internacional. De ahí su precio, que no excede los 40 dólares. Luego, estos equipos son vendidos a sus coterráneos en Cuba, generalmente por encargo, a un precio de 220 ó 250 pesos convertibles (CUC).
He podido sacar de apuros a algún médico que vende un reproductor de DVD, obviamente sin garantías. Luego, este equipo sufre un desperfecto y el comprador reclama su dinero. El asunto puede complicarse cuando hay mucho dinero por delante y el equipo no tiene solución. Pero eso, como se dice a lo criollo, "no es mi maletín".
Después de cumplir con el deber humanitario que exige el carácter proletario de las misiones, lo más justo es vacacionar y meroliquear.
Dice mi vecino Ramón que "la solidaridad es un perro que murió aplastado en la carretera". Doscientos cincuenta CUC en Cuba, es una fortuna. Eso lo sabe el médico y el cosmonauta, sólo que al primero se le subió la fama para la cabeza.
Los médicos y alfabetizadores formados por la revolución ahora se deforman con los programas de integración latinoamericana. El gobierno les da otro empujón, facilitándoles resoluciones ávidas para el negocio.
La nueva resolución de la aduana establece que los primeros 50 dólares están libres de impuestos. Los residentes en la isla pueden pagar, por concepto de aduana, el valor inicial de un equipo en moneda nacional.
Se hace difícil conseguir los dólares americanos en Cuba para regresar a los cerros y ciudades del hemisferio pobre. Quizás el presidente del Banco Nacional de Cuba, Francisco Soberón y sus parceleros de arriba, resuelvan este inconveniente. Quizás hasta prospere mi negocio ilegal con la buena nueva. No creo que a los mercaderes de blanco se les suba el Rockefeller a la cabeza y compren artículos de marca, SONY o PHILLIPS.
Yo, mientras el palo va y viene, espero ansioso que la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) me otorgue la licencia. Rectifico, la licencia de técnico en reparación. La de escribir, al igual que los mercaderes de bata blanca, me la cargo a mi cuenta.
* Periodista independiente cubano. E-mail: odelinalfonso@yahoo.com
Últimamente rondan por mi taller ilegal de reparaciones de equipos electrónicos, algunos médicos que cumplen misiones internacionalistas. Lo del taller ilegal no es un secreto. Ilegal sería ocultarlo. Lo digo porque quiero estar en paz con Dios y con el régimen, o lo que es igual, con el diablo.
No sólo me limito a escribir teques, donde cualquier cosa que diga es insuficiente frente a la realidad que se vive en Cuba. Los que me conocen saben que llevo 15 años desempeñándome como reparador de equipos de audio y video, oficio que me obliga a lidiar a diario con un público diverso.
Es contraproducente que no existan licencias para cuentapropistas disidentes o periodistas independientes. ¡Qué pena! Los que discrepan del régimen pudiera ayudar en algo a incrementar el producto interno, que de bruto sólo tiene el nombre.
Se me ocurrió apodar a los galenos internacionalistas "mercaderes de bata blanca".
Los misioneros de Sucre o Caracas, regresan de vacaciones a la patria en su rol de negociantes. Solicitan mis servicios en busca de compradores para sus equipos de CD, baratijas de la tierra bolivariana . Algunos utilizan segundas o terceras persona para no comprometerse.
Cuando los veo llegar, no están de terreno, como suele decirse cuando consultan sus pacientes a domicilio. Tampoco aparecen ante mí con estetoscopios colgados del cuello ni esfigmógrafos en las manos. Vienen "barrio adentro", explorando el mercado negro. Proponen reproductores de CD en toda su variedad de formatos, video Casete, Memorias RAM y otros accesorios de PC. Luego, a tomar notas. Recogen las demandas de su barriada. Cambian decenas o cientos de pesos convertibles por dólares y regresan a la misión para emprender una nueva "operación milagro".
Exageraría si digo que estos galenos conocen tanto de mi oficio como yo. Pueden diferenciar la calidad y tecnología de un reproductor de MP3, VCD o un DVD.
El problema está en su astucia como vendedores o cuentapropistas legales del ALBA. Comprar barato para vender caro.
Las mulas o mulos de la salud suelen comprar reproductores de VCD ó DVD al por mayor, en Venezuela o cualquier otro lugar. Las marcas COBY ó SONYSTAR, por citar algunas, son de poca competitividad en el mercado internacional. De ahí su precio, que no excede los 40 dólares. Luego, estos equipos son vendidos a sus coterráneos en Cuba, generalmente por encargo, a un precio de 220 ó 250 pesos convertibles (CUC).
He podido sacar de apuros a algún médico que vende un reproductor de DVD, obviamente sin garantías. Luego, este equipo sufre un desperfecto y el comprador reclama su dinero. El asunto puede complicarse cuando hay mucho dinero por delante y el equipo no tiene solución. Pero eso, como se dice a lo criollo, "no es mi maletín".
Después de cumplir con el deber humanitario que exige el carácter proletario de las misiones, lo más justo es vacacionar y meroliquear.
Dice mi vecino Ramón que "la solidaridad es un perro que murió aplastado en la carretera". Doscientos cincuenta CUC en Cuba, es una fortuna. Eso lo sabe el médico y el cosmonauta, sólo que al primero se le subió la fama para la cabeza.
Los médicos y alfabetizadores formados por la revolución ahora se deforman con los programas de integración latinoamericana. El gobierno les da otro empujón, facilitándoles resoluciones ávidas para el negocio.
La nueva resolución de la aduana establece que los primeros 50 dólares están libres de impuestos. Los residentes en la isla pueden pagar, por concepto de aduana, el valor inicial de un equipo en moneda nacional.
Se hace difícil conseguir los dólares americanos en Cuba para regresar a los cerros y ciudades del hemisferio pobre. Quizás el presidente del Banco Nacional de Cuba, Francisco Soberón y sus parceleros de arriba, resuelvan este inconveniente. Quizás hasta prospere mi negocio ilegal con la buena nueva. No creo que a los mercaderes de blanco se les suba el Rockefeller a la cabeza y compren artículos de marca, SONY o PHILLIPS.
Yo, mientras el palo va y viene, espero ansioso que la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) me otorgue la licencia. Rectifico, la licencia de técnico en reparación. La de escribir, al igual que los mercaderes de bata blanca, me la cargo a mi cuenta.
* Periodista independiente cubano. E-mail: odelinalfonso@yahoo.com
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