martes, octubre 22, 2024

“NI HAY QUIEN LO TUMBE, NI HAY QUIEN LO ARREGLE”.

 Cada cierto tiempo, cuando en Cuba “la caña se pone a tres trozos”, la situación se deteriora y las personas comienzan a afirmar aquello de que: “lo bueno que tiene es lo malo que se está poniendo”. Los entendidos, que son mucho, comienzan el rifirrafe, ese de nunca acabar; el “déjame vértelo, Carlota, que no te lo enseño Lola”. Es entonces cuando comenzamos a hacer política de café con leche, sindicalismo de brazos caídos – donde nunca se han levantado y no hay ni fuerza para levantarlos. Soluciones de los “pan con bistec”, economía del maceta, e informaciones al pairo de los lengua de trapos.

Entonces no queda ni títere con cabeza. Ahí le vamos contra muchas personas para las cuales, nos pueden gustar o no, pero vamos pronto a descabezarlos. Los de aquí y los de allá, sin mediar las 90 millas de por medio, empuñan los cuchillos y comienza la carnicería. Esta no, porque es medio de izquierda, aquel del turbante, que ya no se pone, tampoco porque es cherna, el otro de la guerra, menos, que de balas no se trata. Más allá los que siempre han hecho caja, y se mueven entre dos aguan, hablan de la concordia nacional que nunca ha existido. Todo esto sin faltar los devotos del amarnos los unos a los otros, que saltan y muy bien, cuando les pisan el callo. En este remandingo ya nadie sabe quiénes son los buenos ni los malos.

Con este escenario, y el país en calamidad pública, nos acordamos de la gobernabilidad, del derecho a la beligerancia y de la necesidad de tumbar al régimen porque no hay de otras. Esto después de tantos años de acuñar lo que ya se dijo: “aquello no hay quien lo tumbe, pero tampoco quien lo arregle”.

Pero bueno, la situación obliga. Es así que se habla de crear un gobierno en el Exilio con presidente incluido, un gabinete interino, un Alto consejo de Sabios, escribir una Constitución con urgencia y hasta crear una brigada de asalto, militar claro está, y de respuesta rápida. De diálogos siempre se habla, para que los que tengan que correr, se sumen a la actividad por aquello de “súmate a mi actividad…, muévete, muévete”. Al final, siempre quedará Hialeah; último santuario de los alabarderos comunistas que bien se saben el camino al exilio.


No tan rápido, les digo. Entiendo que los acontecimientos se precipitan; pero así fue el #J11 y ya eso es historia.

Es necesario admitir de forma definitiva que Cuba es un estado fallido. Tras admitirlo, comunicarles a todos los cubanos que nos encontramos en una situación de calamidad pública.  Incluso a los que están en el lleva y trae de los viajes y los que ahora mismo se alumbran con velas, cocinan con leña y montan en carretones tirados por famélicas cabalgaduras. Pymeros, macetas, comunistas caviar y carnívoros, cederistas y muertos de hambre ; les advierto que se agarren de la brocha antes que se lleven la escalera. Porque el horno no está pa’ galleticas.

En consecuencia, debemos admitir que los cubanos tenemos el derecho a la beligerancia. Y, finalmente..., agrupar a la oposición tanto interna como externa en un solo partido o colectivo con suficiente capacidad de ejecución, esto constituiría el núcleo político.

Con esto en mente, intentar coordinar a los grupos que siempre han defendido una vía militar como respuesta a los problemas de Cuba, y a todos aquellos que se unan; con el objetivo de formar un brazo armado - militar preparado para cualquier conflicto y fomentar la caída de la Tiranía.

Si no se produce un derrocamiento inmediato, entonces…, ¡apretar el esfínter …, y darles a los pedales!

Eloy A González [22 de octubre de 2024]