lunes, diciembre 02, 2024

El científico cubano, creador del antianémico TROFIN, mendiga el producto para su hija con anemia, hoy desde su posición de científico jubilado.

 

¡Así es y no voy a callar más! La falta de ética y profesionalidad, tiene límites y ya es demasiado. No aguanto más. Denuncia, la hija, Elizabeth González Aznar, quien estudio en la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, en la actualidad cuentapropista:

Mi padre, el Dr. Raúl González Hernández, es doctor en ciencias e investigador titular, científico jubilado hoy, tras más de 45 años de entrega a la ciencia en Cuba, específicamente en la investigación de la anemia por déficit de hierro, y en el desarrollo de una línea de productos antianémicos TROFIN, del cual es su creador e investigador principal.

TROFIN es un producto registrado desde el año 1992, como medicamento para la anemia ferropénica. A lo largo de los años, mi padre, al frente del laboratorio antianémicos en el BioCen (centro del cual fue además fundador), logró no un solo producto, sino una línea de productos, TROFIN. Jarabe y tabletas, tabletas con vitamina C, tabletas con ácido fólico y tabletas combinadas con fumarato ferroso. Fueron años y años de entrega y de lucha para que este producto pudiera llegar a las diferentes poblaciones: niños, ancianos, embarazadas, atletas, pacientes oncológicos y quemados.


Hoy, tristemente, desde su posición de jubilado, tiene que mendigar el producto para mí. Hace cuatro años fui diagnosticada con fibromas y con esto, sangramientos que me han llevado a padecer de anemia crónica por déficit de hierro. Así comenzamos la búsqueda del producto en el Biocen. Llamadas a la dirección, recados con varios trabajadores, en fin, lo que les cuente solo da indignación. Recuerdo que, en una de esas veces, lo pedimos para él, cuando la operación de la cadera, que le había dejado anemia. Y sí, le mandaron con una vecina trabajadora de allí, un frasco, un único frasco y nunca más una preocupación. Siendo no solo el creador del producto, sino fundador del Biocen, y siempre un científico activo, nunca vinieron a verlo, ni se preocuparon jamás por saber cómo seguía. Es penoso, asqueroso ser ignorado de esa manera. Volvimos entonces a pedir y se formó un peloteo, que nunca llegó a nosotros el producto. Escusas miles que, si casi no había, que la producción estaba escasa, en fin... Un día, fui a la feria del deporte que se hizo en la ciudad deportiva y chasss, allí lo estaban vendiendo a 250 pesos a la población, sin receta ni nada, mientras a él siempre se la han pedido. Ya después, pues lo zancajeábamos en la red de farmacia, cuando nos enteramos de que lo habían sacado, corríamos en su búsqueda. Luego se perdió de las farmacias y lo encontramos en la calle, por la izquierda, a 500 pesos. Era indignante, pero lo necesitaba. Ya de un tiempo para acá ni eso, y entonces volvió mi padre a contactar con diferentes personas del BioCen. ¡Mendigar es la palabra!

Es una falta de todo. Es denigrante la verdad. Él no dice nada, pero conozco su rostro y sé lo que siente. ¡Llegar a tus 79 años y ser tratados así!  Sea Cuba un país socialista, donde la propiedad intelectual personal no existe, la patente del producto es de él, sí, sí y sí. ¡Eso nadie lo puede negar! Y muchos sí apoyan.

Él y mi madre fueron científicos consagrados a ese producto. Yo era una niña y me decían “trofinita”, él con la investigación y desarrollo del producto y ella con los ensayos clínicos. Carreras y más carreras. Da pena lo que hoy vive mi padre: decepción, vergüenza, tristeza, cualquier cantidad de sentimientos negativos, y no es justo.


Aunque en nuestro sistema, no exista la categoría "Dueño", de un producto, si lo es, y no solo a nivel nacional, así es reconocido en otros países donde se registró el producto y así lo trataban. El hecho de que en Cuba no se reconozca como dueño, no da derecho a semejante falta de ética, no significa que le dé derecho a quienes dirijan un centro productor de ese producto, a ignorarlo y despreciarlo de esa manera y tratarlo como un cualquiera.

Yo no voy a callar más y agradezco el apoyo de varios trabajadores del Biocen que nos han ayudado. No lo voy a permitir más. Honor a quien honor merece. Respeto, ética, es lo que voy a exigir por él y por mi madre.

Elizabeth González Aznar.

Fuente: Facebook

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