Nunca en el país se vio un gobierno tan indiferente,
corrupto, vende patria e inicuo...
¿Puede haber un dolor tal…? Parece un
contrasentido, pero de hecho es una verdad de Perogrullo: el dolor que no nos
duele es el dolor del semejante… La atroz involución que ha sufrido la atención médica en el país
se inició con el regalo traidor de la soberanía médica por el gobierno nacional
a la misión cubana. A resultas de sus políticas destructivas, una masa de gente
miserable y más enferma, tiene que deambular pidiendo caridad entre las ruinas
de los hospitales de todo el país. No hay derecho a la salud. La gente sufre y se muere en medio de una
tremenda injusticia cometida por la dictadura con premeditada frialdad y
ensañamiento pues pensaba que con ello destruiría la integridad del médico
venezolano –cosa que no ha podido-, en desconocimiento de que el enfermo pobre
de solemnidad no posee otros conocidos, ni tiene otros familiares, ni más
fortuna que el dolor (por cierto, lo único que les hace sentir que aún están
vivos), la privación y la soledad, y que en su agravada desnudez, no tiene más
que los hospitales públicos –aún cuando destartalados y desprovistos- y sus
doctores venezolanos –mal pagados pero imbuidos de humanitarismo-, pues ya no confían en la ideologizada
medicina cubana de Barrio Adentro ni en los médicos revolucionarios de nuevo
cuño, de falso ¨derecho¨ que no de hecho, pues desconocen cómo examinar a un
enfermo, como realizar un diagnóstico y como prescribir un tratamiento. No otra
cosa puede resultar de la improvisación inconsciente.
Nunca en el país se vio un
gobierno tan indiferente, corrupto, vende patria e inicuo como el que se inició
hace 14 años, no les duele el dolor ajeno y hasta utilizan el sufrimiento para
ganar rédito politiquero, y por ello, será expulsado con los votos de todos en
sólo pocas semanas.
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