sábado, febrero 11, 2012

Dos periodistas cubanos opinan sobre las cartas de los médicos cubanos al periódico Granma.


Hemos incluido en el Blog de Medicina Cubana, las cartas de médicos cubanos como respuesta a una que apareció en la sección de buzón del libelo Granma, que también incluimos. Aquí como cierre a esta polémica que se originó porque las cartas que enviaron los médicos no fueron publicadas en Granma y si circularon dentro de Cuba como correos electrónicos, incluimos dos opiniones de periodistas  cubanos, el primero un periodista independiente, José Hugo Fernández ( foto abajo a la derecha) , con su artículo, “Los desposeídos de Esculapios. La segunda opinión es de la periodista “dependiente”, Elaine Díaz ( foto abajo a la izquierda)  con su artículo “Las cartas debajo de la mesa”.
 En las últimas semanas ha estado circulando por la intranet de Cuba un texto entre curioso y peripatético. Contiene tres cartas escritas por médicos habaneros para protestar por lo que consideran una actitud irrespetuosa del periódico Granma, el cual –según ellos- tuvo a bien publicar quejas de sus pacientes, pero ignora las respuestas de los galenos, incluidas, claro, las cartas en cuestión.

El detalle curioso radica en el hecho de que estos médicos, al parecer convencidos de que Granma no les dará cobertura, hayan resuelto echar a correr sus inconformidades por la intranet, que es una especie de solar mediático, donde la gente se cuenta sus cuitas, pero sin que la sangre llegue al río, pues todo queda entre los muros de la Isla, bajo el control del guardián de la puerta.
Lo peripatético es que los tres suscriptores de las cartas, cuyas inconformidades, según se aprecia claramente, están relacionadas con el mal funcionamiento del sistema de salud, y con el poder político, en general, descargan todo su disgusto contra los pacientes que se han quejado por su mal servicio.
Si acaso reprochan a Granma que les haya dado tribuna a los quejosos y no a ellos, que evidentemente creen merecerla más. Y sólo en última instancia -uno más que los otros dos- exteriorizan su preocupación y disgusto por la atmósfera de caos que impera en el país, aunque a través de una lectura errónea, en lo que concierne a sus causas, o quizá sea bajo una muy timorata cautela.
Quienes aún no hayan leído las cartas y se interesen por conocer su contenido íntegramente, podrán hacerlo en esta misma página. Leer todo el artículo haciendo CLIC AQUI

Los mecanismos de selección de las cartas que se publican en la sección dedicada a la ciudadanía en Granma ameritarían una profunda investigación. Asuntos concernientes a un solo individuo reciben toda la atención mientras se silencian otras cartas que denuncian, a partir de un solo hecho, la violación a la Constitución, las leyes ambientales y de salud en detrimento de más de 600 personas. Aunque una sola carta, por muy grave que sea, puede haberse perdido en el congestionado buzón de Granma, resulta sospechoso el silenciamiento a las polémicas respuestas de un grupo de doctores sobre los cuestionamientos a la atención médica hechos en varias misivas oportunamente publicadas por el diario.
Más allá de las justas razones del paciente para dirigir su crítica al diario nacional; resulta cuestionable la negativa del diario a otorgar el derecho a réplica a dos de nuestros galenos. Otra misiva, titulada “La impaciencia de los galenos” fue enviada a las páginas del diario sin haber recibido el visto bueno de la dirección. El Dr. Eider Valdés tampoco pudo ver sus cuestionamientos publicados:
El derecho a la crítica, pública y sin tapujos, debe constituir un requisito insoslayable del relato de los medios de prensa cubanos. El derecho a la réplica, al debate, a la presentación de ambas caras del problema, resulta asimismo imprescindible. Tienen los profesionales de la prensa y de la salud mucho que los une y poco que los separa: el altruismo y los bajos salarios; la búsqueda de un mundo mejor y la poca calidad del almuerzo; la vocación de servicio público y el trabajo a deshoras. La calidad de la labor de nuestros galenos no debería ser puesta en tela de juicio por la experiencia puntual de un ciudadano. La responsabilidad y el amor por la profesión de los periodistas tampoco deberían estar en la palestra pública por la posibilidad de cierta “dirección” de ocultar las cartas debajo de la mesa. Leer todo el artículo haciendo CLIC AQUI




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