La Habana, 2 de Junio.- Uno de los mitos más celosamente manipulados,
a lo largo de los más de 50 años de tiranía es, sin lugar a dudas, el mito de
la potencia médica; que junto a otras gratuidades infecundas conforman el
patrimonio mezquino de la fracasada “revolución redentora”.
Durante casi 30 años, toda la vida social y económica del país estuvo
sostenida por el bolchevismo totalitario
de los sóviets.
Los sepultureros de la democracia no fueron capaces de crear una sola
fuente de riqueza, ni generar un ápice de desarrollo sostenible; la prueba de
ello, salió a flote con su dedo acusador cuando se vino abajo la ideología
ruinosa del poderoso imperio del socialismo mundial.
Los planes quinquenales –donde se insertaban como parásitos
privilegiados la Salud Pública y la educación- quedaron arrinconados en la
historia como una mueca burlona de la decadencia.
Lo que quedó del Hospital Lebredo despues del Periodo Especial. |
El comunismo cubano, se quedó sin argumentos para convencer, y la
única motivación de su existencia es tratar de no morir ajusticiado.
La atención médica siempre fue deficiente; los grandes espectáculos de
la ciencia cubana, siempre han estado reservados para mantener en cartelera la
imagen teatral de una salud pública benefactora.
Cuando el ciudadano común solicita los servicios médicos preventivos,
se encuentra con el desgano de profesionales mal pagados que tienen que
trabajar limitados por la falta de recursos. Los hospitales, más allá de los
retoques cosméticos de sus fachadas, son auténticos tugurios medianamente
dispuestos para ofrecer algunos deficientes primeros auxilios.
Un profesional, que estuvo vinculado al sector de la salud en el nivel
central, aceptó responder algunas
preguntas, siempre que no se revelara su identidad.
Según nuestro entrevistado, la única prioridad del gobierno, respecto
a la atención médica, “es mantener
activado un programa de emergencias para eventualidades extremas; el resto, es
utilizar los hospitales y centros asistenciales como campos de entrenamiento y
experimentación para estudiantes y graduados latinoamericanos”.
“Es bochornoso” –continuó-; “bochornoso y lamentable, que un país como
Cuba, que exporta miles de médicos hacia los lugares más distantes, y en
condiciones -muchas veces- extremadamente difíciles, haya delegado más del 60%
de la atención médica regular en manos de estudiantes y recién graduados
extranjeros sin ninguna experiencia”.
“Sin embargo” –aseguró-, “para no apartarnos ni un mínimo de la
verdad, hay que reconocer que no todo está mal. A pesar de la incapacidad
estatal para proveer los recursos necesarios para el buen desempeño del
ejercicio médico, se debe destacar la calidad humana de una gran parte del
personal cubano que labora en el sector de la salud; ellos, son los que
soportan -con su fardo de miserias cotidianas- todo el peso de la escases y la ineficiencia
generadas –sobre todo- por la indolencia y la corrupción de la dirigencia
política”.
Uno de los ejemplos que mejor ilustra el contraste, son los (CMF),
Consultorios del Médico de Familia (la mayoría en estado deplorable), un
programa de atención primaria para el
cubano simple, que la falta de recursos y el burocratismo estatal han
convertido en centros de control estadístico sin capacidad ni condiciones
materiales para satisfacer la más elemental de las urgencias; sin embargo, el
desempeño humano del personal profesional que labora en estos centros logran
llenar el vacío que dejan la escases de recursos y medios, como consecuencia
del enorme desamparo estatal.
Ada Lidia, una enfermera con 15 años de experiencia, confesó estar
obstinada, por tener que justificar constantemente los incumplimientos en la
entrega de resultados de chequeos médicos, o los cierres temporales del
consultorio por falta de agua, o la imposibilidad de aplicar simples
inyecciones por carecer de fluido eléctrico y no poder esterilizar el
instrumental necesario.
“Imagínese” –nos comentó- “que grado de indigencia laboral estamos
padeciendo, que este consultorio ha estado hasta 11 días sin energía eléctrica,
por habernos pasado en el consumo que tenemos asignado.
Un auténtico desastre, digno de la incapacidad de quienes nos
gobiernan -concluyó.
Tengamos fe que sea cierto -y se cumpla-, lo que postula el viejo
proverbio: “Nunca es más oscura la noche que cuando está amaneciendo”.
*Ernesto Aquino Montes, Periodista Independiente.
Poeta y Editor del Centro de Información
Hablemos Press (CIHPRESS). Dirección: Calle Bella Vista No 753 Bajo, entre
Vía Blanca y Santa Lutgarda, municipio Cerro, La Habana. Tel: 5 381 91 11.
Email: aquino.liberyvid@gmail.com.
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