miércoles, marzo 27, 2019

Lamentos y pesares en el uso del calzado ortopédico en Cuba.


Lamentos y pesares en el uso del calzado ortopédico.
Por: Dr. Santiago Emilio Márquez Frías.*
Los manzanilleros siempre se caracterizaron por la confección de un calzado de gran calidad y confort, pero con el decursar del tiempo se ha perdido el prestigio logrado por el gremio de los zapateros, las causas se deben por un lado a la mala calidad de las pieles, carencia de puntillas, pegamento; así como agujas de coser y por el otro lado a los bajos salarios devengados, apatía laboral y falta de la cultura del detalle.
Aquí en este municipio que pertenece a la oriental provincia de Granma, existía una enorme fábrica de calzado llamada “Onel Cañete”; dada la mala situación económica del país, perdió su esplendor y ahora en ella el gobierno disminuyó de forma notable la plantilla laboral. Algunos trabajadores pasaron al retiro, otros fueron reubicados en disímiles plazas, ajenas totalmente a su perfil laboral; y una pequeña cantidad continúa trabajando, pues la empresa recibe un pequeño abastecimiento proveniente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) para la producción de botas en esta entidad, que no están dirigidas a la necesitada población.
Los Zapatos ortopedicos de Tania
Existe un considerable grupo de personas -de todas las edades- pero con más peso en los discapacitados y los adultos mayores que están obligados al uso de zapatos ortopédicos; Tania de la Torre Montecino de 63 años y vecina de Loynaz número 127 entre Martí y José Miguel Gómez acudió a un ortopedista que le diagnosticó dedos en garra, que son la causa de su dificultad para deambular; así como de intensos dolores en ambos pies, le extendió una receta médica y le orientó ir a un pequeño taller de especialidades sito en Avenida primero de mayo esquina a Masó.
Aquí comenzó su odisea, al llegar fue atendida por una recepcionista que sin contestar los buenos días y con accionar robotizado le quitó su receta, la anotó en un libro y le señaló un pequeño escalón para la medición de sus pies. La clienta le preguntó el precio y le respondió 10 pesos cubanos (CUP). A la siguiente interrogante sobre la fecha de recogida, la recepcionista sin hablar, señaló con un dedo hacia un cartel donde aparecía que a los 21 días.
Al pasar el tiempo requerido y volver para recoger su calzado, Tania observó con tristeza (lo barato sale caro) que al probárselos eran toscos y muy pesados. Allí mismo se rompieron las hebillas, la piel era de color rojizo y estaba mal teñida de negro y los clavos que iban en los tacones estaban muy mal martillados y le impedían la marcha.
Tania reclamó la presencia de la administradora que reconoció el mal trabajo realizado, achacando el motivo a la mala calidad de los suministros que allí recibían y se comprometió a la confección de un nuevo calzado con calidad.
Este caso no es esporádico, son muchos los comentarios desfavorables sobre el personal que allí se dedica a la confección de este calzado, que deberían de ser humanos y solidarios con aquellos que necesitan y dependen de un trabajo eficiente y de calidad.
Granma, 18 de marzo de 2019
*El Dr. Santiago Emilio Márquez Frías es médico de profesión y se desempeña como periodista independiente. Pertenece a la Red cubana de comunicadores comunitarios  y colabora con el Observatorio cubano de derechos humanos, reside en Manzanillo, Cuba.

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