Por: Shelyn Rojas.*
La Habana –Cuba abril 2007. - Brito era un muchacho alegre y bien parecido. Fue criado por su padre y la abuela materna. Estudió operador de audio. Gozaba de buena salud. A mediados de enero, amaneció con fuertes dolores de cabeza. Fue al policlínico de su zona, sito en el municipio capitalino San Miguel del Padrón.
El doctor le realizó los chequeos preliminares sin análisis. Su diagnostico fue que no era nada grave. Nada para alarmarse. Unos sedantes y pronto desaparecería el dolor. Fue lo recomendado. El dolor persistió.
Al cabo de una semana, en el policlínico lo remitieron para la especialidad de oftalmología. El día antes de la consulta, mientras jugaba con su hermanita de siete años en la cama de su cuarto, el dolor se agudizó, era imposible aguantarlo. En la puerta de su casa, le susurró a su padre que iba a morir, que tenía que ser algún virus de tantos extraños que existen en la isla.
Fue remitido de urgencia para el hospital Covadonga. Por el camino, en la ambulancia, un paro cardiaco hizo que se pidiera vía libre en la carretera. Al llegar al hospital, trataron de reanimarlo. Era muy tarde. Ya nada se podía hacer.
El cuerpo fue trasladado hacia medicina legal. Era un caso para investigar. Era muy joven. Sólo 23 años. La causa de los dolores y su muerte repentina eran un misterio.
La familia debía presentarse para recoger los resultados. En medicina legal le expresaron que debían esperar 21 días más. Faltaba un líquido necesario para los análisis. Estaba en falta.
Brito hace más de dos meses que falleció. El por qué… es otro de los enigmas de la medicina cubana.
* Periodista independiente cubana. Foto de la autora.
La Habana –Cuba abril 2007. - Brito era un muchacho alegre y bien parecido. Fue criado por su padre y la abuela materna. Estudió operador de audio. Gozaba de buena salud. A mediados de enero, amaneció con fuertes dolores de cabeza. Fue al policlínico de su zona, sito en el municipio capitalino San Miguel del Padrón.
El doctor le realizó los chequeos preliminares sin análisis. Su diagnostico fue que no era nada grave. Nada para alarmarse. Unos sedantes y pronto desaparecería el dolor. Fue lo recomendado. El dolor persistió.
Al cabo de una semana, en el policlínico lo remitieron para la especialidad de oftalmología. El día antes de la consulta, mientras jugaba con su hermanita de siete años en la cama de su cuarto, el dolor se agudizó, era imposible aguantarlo. En la puerta de su casa, le susurró a su padre que iba a morir, que tenía que ser algún virus de tantos extraños que existen en la isla.
Fue remitido de urgencia para el hospital Covadonga. Por el camino, en la ambulancia, un paro cardiaco hizo que se pidiera vía libre en la carretera. Al llegar al hospital, trataron de reanimarlo. Era muy tarde. Ya nada se podía hacer.
El cuerpo fue trasladado hacia medicina legal. Era un caso para investigar. Era muy joven. Sólo 23 años. La causa de los dolores y su muerte repentina eran un misterio.
La familia debía presentarse para recoger los resultados. En medicina legal le expresaron que debían esperar 21 días más. Faltaba un líquido necesario para los análisis. Estaba en falta.
Brito hace más de dos meses que falleció. El por qué… es otro de los enigmas de la medicina cubana.
* Periodista independiente cubana. Foto de la autora.
1 comentario:
Esta periodista "independiente" parece ser enemiga acérrima de Cuba, entre líneas de su texto se observa sólo mensajes negativos de la isla. En Venezuela, de donde soy, también muere gente por causas desconocidas, y también pasa eso en el Gran Hermano, en Estados Unidos, la gran diferencia está en que allí ni les interesa ni les importa de qué murió, y así evitar otras muertes....A ellos sólo les interesa si debía al Fisco. Otra cosa, la gran incógnita de la medicina cubana y del mundo es ¿Cómo hacen los cubanos para vivir entre tantos virus extraños, con faltantes de medicamentos, para ganar en la gran mayoría de las competencias deportivas en las que participan? Será que el monstruoso, criminal y antihumano bloqueo de EEUU les hace bien?
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