sábado, octubre 14, 2023

PERSONALIDAD DE CASTRO

 

Por: José Ramon Ponce Solozábal.

…jamás hizo ni pensó otra cosa que engañar a los hombres…Nicolás Maquiavelo, “El Príncipe”.

Castro, por una parte, posee rasgos que le imprimen carisma, los cuales son al mismo tiempo, una síntesis de las características del cubano promedio, lo cual lo hace representativo de éstos. Seguro de sí mismo, astuto, oportunista, analítico, ágil, táctico, pragmático, rápido de pensamiento, e ingenioso para salir de situaciones difíciles. Además, tenaz, perseverante, quimérico, obcecado, y emocionalmente controlado ante las situaciones que lo requieran; pero sin dejar de ser agresivo.

Por otra parte, a diferencia del ciudadano cubano promedio, Castro posee evidentemente una personalidad psicopática. Carente de una mínima noción de lealtad, a no ser hacia quien manifiesta "entrega" incondicional y servil. Carente de sensibilidad afectiva, a no ser para desplegar su rencorosa venganza contra todo aquel que disienta de él o no siga su dictado, sea alguien de la población, lacayos de su gobierno, presidente norteamericano, ruso, u otro.

De frialdad inaudita para deshacerse de quien considera enemigo. Astuto y ladino para no "mancharse las manos de sangre", instando apenas sin palabras a otros a que actúen según sus deseos, y de un modo que si algo sale mal no existen pruebas para inculparlo.

Algunos asesinan por equivocada convicción o fanatismo. Otros asesinan por odio, intransigente apasionamiento como en crímenes pasionales, y los hay movidos por el terror. No faltan los que albergan tendencias sádicas y deseo patológico de agredir. Claro está, se hallan quienes venden su alma al diablo, y se prestan para las peores atrocidades a cambio de prerrogativas. Dentro de estas categorías se encuentran muchos gerifaltes del castrismo.

Pero Castro es diferente. Ordena o promueve asesinato con la indolencia de quien siente el desprecio por la vida humana, sin sentimiento, escrúpulos ni remordimiento alguno. Su emoción se limita a primitivas, aunque calculadas en función de sus propósitos, reacciones de ira desenfrenada. Por mantenerse en el poder no vacila en derramar la sangre necesaria pero la exclusivamente necesaria, y luego esconder su culpabilidad en el crimen.

Castro nunca ha sido, en sí mismo, capitalista, fascista, ni comunista, él siempre ha sido único, total y exclusivamente "castrista". Solo cree en sí mismo, solo sigue su propio dictado. Nunca tuvo ideal ni objetivo social, y su propósito ha sido la toma avasalladora del poder, edulcorada por faz inconmensurablemente demagógica.

Los supuestos beneficios para el pueblo cubano no han sido más que para dejar la impronta de su liderazgo con el fin de consolidar su poder. Es de las personas que no hace ni dice nada sin tener un calculado trasfondo. Tal como se comentó en mi círculo familiar: escuchar sus discursos para entender entre líneas lo que realmente tiene en su mente en ese momento; esto ha operado a través de la historia con otros dictadores también en cuanto las masas comienzan a percibir la realidad.



Algunos extranjeros, supuestos conocedores de la realidad cubana pero obviamente sin saber nada de ella, han afirmado el comprometimiento de Castro con su pueblo, hasta el punto de considerarse su protector. Eso es rotundamente falso, él siente profundo desprecio por los cubanos, deviniendo en odio feroz en la medida en que es objeto de su rechazo.

Un signo característico de Castro consiste en llevar los acontecimientos con magistral habilidad al borderline, sobre la cuerda floja, asegurado con una confianza extrema en sí mismo. Así lo hizo cuando los fusilamientos al inicio de la revolución, la crisis de los misiles rusos en el año 1962, la indolencia ante la calamidad del pueblo cubano, cuando mató al General Arnaldo Ochoa, y durante los éxodos masivos por la bahía de Camarioca (Matanzas, año 1965), puerto de El Mariel (Pinar del Rio, año 1980), los “balseros" (La Habana, 1994), entre otros trágicos episodios; muchos no conocidos.

Lleva al pueblo de Cuba hasta el extremo de su agonía, evaluando hasta dónde llega. Cuando la situación es crítica "abre la olla y deja escapar el vapor", como dijo una escritora cubana. Al normalizarse la situación la vuelve a cerrar.

Buen conocedor del efecto del derramamiento indiscriminado de sangre evita por cualquier medio aparecer como sangriento. Mata solo cuando vislumbra la posibilidad, aun cuando sea lejana, de ver en peligro su poder, y de manera que difícilmente podrá comprobarse su culpabilidad; a menos que no le quede alternativa.

En ese caso brota su inconcebible brutalidad en toda magnitud, y lo hace de tal forma que otros son los culpables, se escuda detrás de supuesta justicia, espera que haya consenso que lo apoye, presiona sutilmente para inducir a otros a tomar la decisión, o en última instancia se comete el crimen con tanta precisión que apenas quedan pruebas de su participación.

A Castro no se le puede combatir por medio de guerra frontal, en ella se siente como pez en el agua. El "pecado original" de quienes lo han enfrentado durante décadas es haber utilizado las mismas armas conque él ha vivido siempre y de las cuales es Maestro. Esto se evidencia desde sus días gansteriles en la Universidad, guerra para tomar el poder, y alargado antagonismo con los Estados Unidos.

Es difícil encontrar en la historia un líder gubernamental tan calculador, cruel y desalmado, pero al mismo tiempo tan mendaz que haya sido capaz de engañar al pueblo cubano y a los pueblos latinoamericanos, y haya sido capaz de utilizar como marioneta a los Estados Unidos, y aún a la misma Rusia; Unión Soviética a la sazón.

La refinada manipulación de la población llega hasta el punto de que paradójicamente en los cubanos coexiste odio visceral hacia el régimen, mientras se mueven como zombies al ritmo dictado por quien lo dirige. Una mirada retrospectiva a los acontecimientos del mundo demuestra que ningún líder ha sabido asaltar el poder absoluto tan magistralmente cómo Castro, nadie ha sabido actuar con tal precisión que no deja el más mínimo cabo suelto.

A todo ello se agrega otra característica de Castro, semilla profunda que yace en el fondo de su ser y que, como factor fundamental, regula su gestión. Es la integración, por una parte, de una infancia espiritual, social y culturalmente empobrecida, con un carácter campesino a ultranza, en aisladas montañas de la Sierra Maestra, la parte más oriental y subdesarrollada de Cuba. Por la otra, su actitud terrateniente de la más rancia arrogancia y prepotencia, heredada de su padre. De ello resultó ser un individuo ajeno a elevados índices humanísticos, como la estética, poética, literatura, arte, arquitectura, y muy especialmente, desprecio al esplendor habanero. Esta esencia en su personalidad, subyacente en su mente, ha sido factor fundamental en la demolición de la nación cubana

*Tercer fragmento del libro: “Al final del arcoíris, Contraespionaje y mecanismo de poder en Cuba” Dr. José Ramón Ponce Solozábal.

Fuente: LinkedIn

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