Este es un extenso artículo con el título de “Intento
de Asesinato”. Preparado para completar una información valiosa que será incluido
en un libro de próxima aparición. Siendo como es muy extenso, he decidido incluirlo
en el Blog en tres partes e insertar los enlaces activos donde sea necesario.
De esta forma es mas accesible su lectura y permite incluirlos también en las
redes sociales.
Intento de asesinato.
El encabezar este testimonio me produce cierto sobrecogimiento. Los
hechos que ahora describo nunca han sido incluidos en documento alguno. Sí,
existe una corta referencia en el testimonio que, en algún momento, escribí con
el título de: Trascripciones
tardías u Otras
trascripciones tardías. Estos documentos, que aportan notas
convincentes, aparecen con esos títulos y a modo de artículos testimoniales en
la red; también en mis libros que recopilan artículos y que han sido
publicados: “La
Habana bien vale unos títulos” y “Notas
sobe la religiosidad del cubano bajo una dictadura prolongada”. Desde
hace algún tiempo cuando preparaba la maquetación para un próximo libro incluí
un archivo: testimonio inacabado; es en este punto que comienzo a
escribir.
¿Por qué ahora? No hay mucho tiempo. Es cierto que estos fueron eventos
que ocurrieron a finales del año 1992, pero su alcance y lo difícil de aceptar
me llevaron, primero a no denunciarlos y después a tratar de reinterpretar todo
aquello. Cuando se produjo el juicio y recibí una especie de fallo
condenatorio, guardé el documento y al salir de Cuba al exilio no lo traje. El
documento en si prueba los hechos no la intencionalidad de los hechos.
Intersección de la
Calle 42 y 35 Av. Marianao, La Habana
Es que intento escribir sin tener el documento de referencia que
aportaba muchos datos, ni más ni menos, del intento de asesinato de que fui
objeto a mediados de octubre del año 1992 en la intersección de la Calle 42 y
la Avenida 35 esto en Marianao, La Habana. Si se mira en el tiempo esta es, sin
duda, una trascripción tardía, pero necesaria; completa mi testimonio al
que solo faltaba esta acción con intención criminal de la policía política.
Tratando de ordenar todo lo acontecido en aquel azaroso año del 1992, señalo
aquí lo siguiente:
El día 20 de abril de 1992 fui
detenido en mi centro de trabajo, Hospital Gral. Docente “Julio Trigo López”
a las 9:00 a.m. y conducido a la sede del Departamento de la Seguridad del
Estado (DSE) conocido como “Villa Marista”, allí fui interrogado durante
48 horas y puesto en libertad más tarde. Sin conocer las consecuencias
ulteriores de mí arresto y teniendo en cuenta las opiniones de la contraparte,
es decir de los interrogadores. Obviamente las medidas y consecuencias no se
hicieron esperar.
Un mes después de mi detención fui
citado a la sede de la Seguridad del Estado a fin de efectuar nuevos
interrogatorios en los cuales expresé con claridad mis puntos de vista. Una
semana depuse fui citado de nuevo es esta sede para otro interrogatorio, aunque
era evidente que éste tenía el propósito, en medio de un fuerte ambiente de
intimidación, a lograr nuestro compromiso de colaborar con la policía política,
lo cual rechacé de forma resulta y categórica a pesar de las consecuencias que
me informaron acarrearía mi actitud con relación a mis familiares.
Los acontecimientos se precipitaron;
el día 24 de junio de 1992 se informó en reunión pública en el Hospital donde
trabajaba de mi condición de “activista de derechos humanos” y “contrarrevolucionario”,
tratando de crear un ambiente de hostilidad entre los trabajadores lo cual
resultó fallido e incluso contraproducente para las autoridades. Las muestras
de solidaridad y respeto mostrado por los trabajadores son dignas de ser
mencionado aquí.
Una semana más tarde fui objeto de un
intento de agresión física a la salida del Hospital por dos personas que venían
en una moto a gran velocidad, en esa ocasión fue golpeado un paciente que
caminaba a mi lado. Días después sufrí una agresión física en la conocida
intersección habanera de 100 y 51 en Marianao, de forma muy sospechosa.
El día 1 de noviembre de 1992 se me
entregó una citación para presentarme el día 8 del corriente en la Zona de los
Comités de Defensa de la Revolución (CDR) en Calle 86 y 13 en Playa. Al llegar
allí comprendí que estaban creadas las condiciones para un interrogatorio
público y un Acto de
Repudio (linchamiento verbal). Alrededor de unas 30 personas ocupaban el
local mientras se sentaron al frente, a modo de jueces, los representantes del
Partido Comunista, MININT, SUVP y CDR. La situación no pasó de un
interrogatorio público en el cual expresé mi posición a favor de los Derechos
Humanos en su contexto cristiano. Recibí una advertencia verbal.
A esto se agrega que el resto de mis
familiares comenzaron a sufrir las ambigüedades, controles y presiones de todo
tipo. A mi esposa le fue negada de forma reiterada la posibilidad de obtener
trabajo, siendo Médico Especialista, permaneciendo dos años sin trabajo al
negársele el derecho a ocupar las plazas que se encontraban vacantes en su
especialidad.
En noviembre del 1992 fui expulsado
de un Curso Básico de computación que estaba recibiendo en la Facultad de
Medicina anexa al Hospital Julio Trigo donde trabajaba en aquel momento; esto
por razones políticas.
En el mes de diciembre de 1992 fue
informado de forma pública en los Comités de Defensa de la Revolución en el
vecindario donde residía, de mi condición de “religioso” y “uno de
los Derechos Humanos” y “contrarrevolucionario”.
El 29 de diciembre de 1992 fui citado
a Juicio por un supuesto y oscuro accidente de tránsito, en el auto del juicio
el Juez mostró una violencia verbal inmotivada contra mí tan pronto como empecé
a declarar. Como era de esperar se me declaró culpable. (Otras
trascripciones tardías)
Es de este asunto que quiero tratar
en este artículo.
Continuará…,
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