Con
la irrupción de la infección por Coronavirus en Cuba, esto es la Pandemia por
COVID 19; hay una suerte de embriaguez por la seudociencias que resulta
petulante, utilitaria y de peligrosas consecuencias. Es una Pandemia, mueren
cientos de personas a diario, ni sabemos cómo comenzó y mucho menos como terminará
todo esto. La sensatez, el cuidado y la dedicación a la ciencia en la práctica médica
es premisa fundamental.
De
suerte que, llegando el virus a Cuba, hay una entrega embaucadora que pretende una cura, lo antes posible, a esta infección
viral. Las autoridades se dedican a la exportación de servicios médicos, concientizar a la población, ordenar
filas de gentes buscando alimentos y promover una agenda insidiosa de politiquería coyuntural, aderezada con continuidad.
Mal
que vamos. Con las primeras noticias de que el virus había llegado, se le echó
mano a un producto conocido desde hace mucho tiempo y al que se le atribuyen
muchos usos. Pero como para amplificar sus efectos se promueve como la mejor
opción para el tratamiento de esta enfermedad por COVID 19; aquí tenemos el Interferón
Alfa2B, cubano para más señas. Fue, según informaciones tendenciosas, el
medicamento que puso punto final a la pandemia en China.
Días
después hizo su aparición el PrevengHo®Vir; un producto homeopático que
apareció de la nada. Se patrocina por el Estado como el medicamento esencial
para prevenir la infección en la población cubana. Como
que las seudociencias están de plácemes en Cuba.
De
un lado las seudociencias, abanderada por el Ministerio de Salud Pública de
Cuba, andan campeando por sus respetos;
mientras hay una búsqueda desesperada de nuevos campos de acción para los
médicos cubanos. Se promueven, también
por el régimen, como adalides en la lucha contra la Pandemia y son enviados de
forma apresurada a otros países.
Los
médicos cubanos en número tal, suponen una fuerza de notoria dedicación, buen
hacer y merecido reconocimiento. Se ven, entre su comercialización calculada y nefasta del régimen y la promoción de métodos
de tratamiento seudocientíficos; en un comprometido escrutinio. Hoy las burlas,
no a los médicos sino a los métodos de tratamientos, erosiona la práctica de la
medicina cubana. Basura,
irresponsabilidad y criminal dedicación
es poco menos lo que se dice.
Ahora
le toca al Anamú. Esto dice la
prensa oficialista en Cuba:
Las Tabletas de Anamú, medicamento de
origen natural producido en el Laboratorio Farmacéutico
Oriente (LBF), constituyen un fármaco que estimula la producción de interferón
en el organismo, proteína esencial para combatir la presencia de diversos
patógenos como virus, en este caso efectivo contra la Covid-19.
Recientemente
el sitio web del Laboratorio Oriente, empresa perteneciente a BioCubaFarma y
ubicada en esta ciudad de Santiago de Cuba, publicó que las Tabletas de Anamú
son efectivas para el tratamiento a la inmunodeficiencia celular en adultos.
Estudios
realizados han demostrado que estas aumentan la actividad de los linfocitos NK
en un 100%, estimula la producción de Interferón, Interleukina 2 e Interleukina
4, y ocasiona un aumento significativo del índice fagocítico de los
granulocitos humanos.
En
los setentas, estudiaba y trabajaba en el Instituto Nacional de Oncología en
Cuba y Radiobiología (INOR). Por aquel tiempo me inclinaba por la Quimioterapia
del Cáncer y compartía información frecuentemente con el principal especialista
en esta materia.
Fue
este quien me puso al corriente de que una persona en La Habana, un abogado
retirado para mas señas; había preparado una información sobre el empleo de un
producto de la cocción o brebaje a partir de la planta conocida como Anamú;
aseguraba que curaba el Cáncer.
El
asunto llegó al director del Instituto, el Dr. Marinello quien alertó a las
autoridades. Días después, el abogado y promotor de este tratamiento natural
del Cáncer, era detenido en las inmediaciones de Hospital Pediátrico del
Vedado.
El
director ordenó iniciar algunas investigaciones sobre el efecto antitumoral de
esta planta, con inusitada rapidez. Aseguró, en una comunicación personal
interna, que la planta o algunos de sus principios activos, si es que tenía, carecía
de propiedades antitumorales.
Resultó
una sorpresa para mí que una década después, venían pacientes a la consulta con
frascos de capsulas de Anamú para
consultar sobre su eficacia; las obtenían por familiares en el extranjero. Es así
que en los EEUU encontré estos preparados en venta.
En
este punto asumo que no estoy dispuesto a aceptar o no, el uso de una
tratamiento alternativos a partir de plantas medicinales en el manejo de la
infección por Coronavirus-COVID 19. El grave problema de salud que enfrentamos,
con una pandemia que se ha convertido en un desastre sanitario desmedido, no admite
actitudes festinadas y empleos de métodos terapéuticos de dudosa eficacia.
En
su momento he
alertado sobre los empleos inapropiados de la medicina alternativa y las
responsabilidades que conllevan estas para pacientes, médicos e incluso,
organizaciones involucradas.
“La
OMS apoya el uso de las medicinas tradicionales y alternativas cuando estas han
demostrado su utilidad para el paciente y representan un riesgo mínimo”. Un
país que introduce estos métodos terapéuticos tiene que convertir a su
población en individuos bien informados, que asuman las responsabilidades de su
Salud. Es el propio individuo y no otros, quienes deben de saber cuáles son los
estudios científicos realizados sobre la seguridad y la eficacia del
tratamiento con Medicina Tradicional y Natural. Debe existir una genuina
relación médico-paciente que determine las decisiones a tomar, así como un
intercambio de información válido entre el médico y el paciente.
Veamos
el asunto relativo al Anamú:
El
Anamú (Petiveria alliacea) es un género de plantas con flores de la familia de
las Petiveriaceae. La única especie que contiene, Petiveria alliacea, es nativa
de Florida y del Valle del Bajo Río Grande de Texas en los Estados Unidos,
México, América Central, el Caribe y Sudamérica tropical.
En
forma de tabletas, producido en Cuba, se
promueve para el tratamiento de enfermedades tan disimiles como: “el Sida, el Cáncer, la Malaria, la Diabetes,
la Artritis, el Reumatismo y hasta la pérdida de memoria”.
En
su momento los organismos científicos del Estado en Cuba han estudiado y
distribuido el tratamiento de este producto a través de las consultas de Oncología
y las consultas para pacientes del SIDA, según el medio colombiano El
Espectador. De manera que esto no es nada nuevo, solo un refrito para ofrecer un tratamiento alternativo en medio de la
crisis por el Coronavirus.
¿Es
realmente útil el Anamú como se dice? Incluyo aquí, haciendo justicia a la
verdad científica, la investigación del Grupo
de Inmunobiología y Biología Celular, Facultad de Ciencias, Universidad
Javeriana, Bogotá, Colombia: Petiveria alliacea
extracts uses multiple mechanisms to inhibit growth of human and mouse tumoral
cells (en su versión original en Inglés); que puede accederse en la
referencia al final[1].
Los autores señalan entre otras cosas:
Existe
evidencia etnofarmacológica de que Petiveria alliacea puede tener actividad
antitumoral; sin embargo, el mecanismo de su actividad citotóxica no se conoce
bien.
Se
descubrió que la fracción de petiveria alliacea caracterizada por la
desreplicación altera la organización del citoesqueleto de actina, induce la
detención del ciclo celular G2 y causa la muerte celular apoptótica de manera
independiente de las mitocondrias. Además, encontramos una baja regulación del
citoesqueleto, la chaperona, las proteínas de transducción de señales y las
proteínas involucradas en las vías metabólicas. Finalmente, también se observó
la regulación ascendente de las proteínas involucradas en la traducción y la
degradación intracelular.
Los
resultados de este estudio indican que Petiveria alliacea ejerce múltiples
actividades biológicas in vitro compatibles con la citotoxicidad. Se necesitan
más estudios en modelos animales, pero Petiveria alliacea parece ser un buen
candidato para ser utilizado como agente antitumoral.
Las
decisiones sobre la atención de la Salud son importantes; y las decisiones
sobre la utilización o no de la Medicina Tradicional no lo son menos. Conviene
que tengamos presente definiciones generalmente usadas en relación a esto. Lo
términos comúnmente usados son: Medicina complementaria o alternativa que se
define como: “un conjunto diverso de sistemas, prácticas y productos médicos y
de atención de salud que no se consideran actualmente parte de la medicina
convencional". Cuando las personas utilizan terapias de medicina
complementarias o alternativa de forma aislada se reconoce como “alternativa”;
si son empleadas en conjunto con la medicina convencional, se le denomina
“complementaria”.
En
ambos casos estos métodos terapéuticos suelen estar poco reglamentados, a pesar
de que se utilizan en un 80% en los países en desarrollo, y a medida en que ha
aumentado su uso, han ido apareciendo informes relacionados a reacciones
adversas. Además, existen no pocas dudas acerca de la calidad, idoneidad
terapéutica, y al necesario seguimiento médico, cuando son utilizadas.
No
pongo en duda la posible eficacia como inmunomoduladores de este, como de otros tantos productos
obtenidos de plantas medicinales, en los tratamientos de ciertas enfermedades. De
lo que se trata es de devolver, una y otra vez, lo que debiera ser los
principios activos de estas plantas al laboratorio para desarrollarlos como
productos farmacológicos óptimos.
Después sujetarlos a varios ensayos clínicos controlados, hasta logar un
medicamento exitoso.
Considerando
la catástrofe sanitaria que ha implicado la aparición de la infección por
Coronavirus-COVID 19, como vemos en la Pandemia actual. Tengo la opinión de que
no es el momento para incorporar tratamientos de incierta validez, con
promociones que soslayan la dedicación urgente y científica del problema que a
tantos ocupa.
Lo
digo sin reservas. El momento es de prestar atención a Epidemiólogos, Especialistas en
Medicina Intensiva y Virólogos; en ese orden. La calamidad presente es tan
desproporcionada y peligrosa que no hay lugar para Homeópatas, Yerberos y
charlatanes.
[1]
Petiveria alliacea extracts uses multiple mechanisms to inhibit growth of human
and mouse tumoral cells. Claudia
Urueña, Claudia Cifuentes, Diana Castañeda, Amparo Arango, Punit Kaur,
Alexzander Asea, Susana Fiorentino .BMC Complement Altern Med. 2008; 8: 60. Published
online 2008 Nov 18. doi: 10.1186/1472-6882-8-60 PMCID: PMC2613870
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