Hace algunos días este Blog dio a conocer un artículo con el título de:
¿Dónde
está mi bebe? Escrito en y desde Cuba por un conocido periodista
independiente. En esa ocasión re enviamos la información a muchos de nuestros colegas
con el ánimo de encontrar alguna explicación a tan confusa situación. Si bien
no recibimos respuesta alguna, en los comentarios que se hicieron en la página
de Cubanet donde apareció el artículo original denota que no era este el único caso.
Aquí incluyo dos notas que aparecen en los comentarios:
1. Para mi esa niña no puede estar muerta, yo pienso
que su bebé la han vendido, a mi mamá le hicieron lo mismo en cuba el
12-02-1976 cerca de las 12 pm trajo a éste mundo dos gemelas idénticas, ella
tenía apenas 17 años solo le dejaron ver las niñas en la sala de parto y luego
le dijeron que tenían que ponerlas en los cuneros, después de 3 horas dijeron
que habían muerto y los cuerpecitos iban a ser estudiados; hasta la fecha de
hoy ellos no las regresaron más para darle santa sepultura y ni una explicación
de la presunta muerte; mi madre no ha dejado de pensar en mis hermanas pero el
instintos de madre le dice que están vivas y espero que así sea aunque nunca
nos vallamos encontrar.
2. Eso paso con mi excuñada le dijeron ya en la última
consulta antes del parto que al bebé no le sentían el foco del corazón y que
había que hacerle una cesárea urgente y dijeron que él bebe estaba muerto y con
malformaciones y por más que se luchó
nunca entregaron el cuerpo y nos amenazaron que si poníamos demanda al médico y al hospital lo único que llevaríamos era una orden del juez por
difamación contra el prestigio del hospital; esto sucedió en hijas de Galicia
hace ya unos 20 años así que, qué esperamos a estas alturas de los horrores de
la mal llamada potencia médica .
Hoy aparece un artículo de un conocido abogado cubano que da cuenta del
caso de otro bebe desaparecido en el año 2011. Dice el artículo:
Por. Rene Gómez Manzano.*
El 21 de abril, Cubanet alertó sobre la alarmante desaparición de una
recién nacida en el Hospital “Enrique Cabrera”, de La Habana. Son ya varios las
criaturas que se esfuman de hospitales cubanos en circunstancias sospechosas.
El pasado lunes 21, un trabajo del colega José Antonio Fornaris
publicado en CubaNet alertaba sobre la alarmante desaparición de una recién
nacida en el Hospital “Enrique Cabrera”, de La Habana. El título, en su sencillez,
refleja de modo certero todo el dolor y el desconcierto que embargan a la joven
pareja de progenitores: “¿Dónde
está mi bebé?”
En la nota informativa, el periodista independiente relata las
incidencias del traslado de la parturienta hacia el centro asistencial,
mientras la criatura, con sus movimientos dentro del vientre materno, daba
evidentes señales de vida. Después, describe el maltrato que sufrió la joven
madre, así como la inesperada afirmación de los médicos: “La niña nació muerta”.
Las autoridades hospitalarias argumentaron la necesidad de que el bebé
pasara por el Departamento de Anatomía Patológica. Esto es comprensible, para
determinar lo ocurrido. Lo que no se entiende es la supuesta imposibilidad de
mostrar y entregar el cadáver a los padres, y ello en virtud de una
fantasmagórica “resolución ministerial”, cuyo número y texto no fueron
revelados a los familiares.
Este trágico incidente me hizo recordar la denuncia de mi colega
agramontista Vicente Padrón Casas —en la actualidad ya fallecido—, por una
situación similar ocurrida con su nieta Lía Francisca Padrón Izaguirre. Esta
niña y su hermana gemela Mía nacieron el 29 de agosto de 2011 en el Hospital
“Eusebio Hernández”, conocido como Maternidad Obrera, en el municipio de
Marianao.
En sendas
noticias publicadas los días 28 y 30 de noviembre del propio año, Ana
Margarita Perdigón, de la Agencia Yayabo Press,
se hizo eco de la insólita desaparición del bebé, a quien su progenitora no
volvió a ver después del parto, ni viva ni muerta. El referido órgano de prensa
recogió la denuncia que el jurista alternativo formuló al cabo de tres meses
sin recibir alguna información o explicación de las autoridades.
Lo anterior —por cierto— dio lugar a la inevitable visita de los
ubicuos oficiales de la policía política. A los “segurosos” les preocupaba no
el desvergonzado escamoteo de la niña, sino la información transmitida por
internet, que puso en entredicho la supuesta imposibilidad de que en Cuba se
produjeran sucesos de esa naturaleza, que el régimen castrista critica y
divulga con satisfacción cuando ellos tienen lugar en otros países.
El mismo 30 de noviembre de 2011 se publicó una Declaración de la
Corriente Agramontista, suscrita por quince miembros de esa agrupación de
abogados independientes. En ese documento se condena la desaparición de la
menor, suceso que es descrito como “atropello incalificable”, y se exige el
inmediato esclarecimiento de “esta escandalosa desaparición de la recién
nacida”.
Las justificadas protestas sólo sirvieron para que las autoridades, un
par de meses más tarde, entregaran a la atribulada familia un cadáver
desmembrado y putrefacto que, según ellos afirmaron, era la menor Lía
Francisca. Los oficialistas aseguraron también que la identidad de los pequeños
despojos había sido comprobada por los antropólogos forenses y mediante
exámenes de ADN.
Como suele suceder en nuestra Cuba, la soga quebró por lo más delgado.
En aquella oportunidad, al abuelo denunciante se le informó que la responsable
de todo era “la empleada de Admisión y Registro del hospital”. Según la misma
fuente, todo se limitaba a que esta burócrata de bajo rango había realizado un
“mal trabajo”.
Mi colega Vicente no quedó convencido por la “explicación” recibida,
pero no tenía más alternativa que aceptarla. Como se sabe, en nuestro país un
ciudadano no puede acudir ante una entidad independiente para solicitar la
realización de exámenes alternativos. En definitiva, el licenciado Padrón Casas
falleció sin conocer la suerte corrida por su nieta desaparecida. Pero siempre
confió en que un día alguien, en algún lugar, vería a una niña idéntica a Mía,
y todo quedaría esclarecido.
Según me expresó Vicente más de una vez, él abrigaba el convencimiento
de que, en medio de la corrupción generalizada imperante, la bebé fue objeto de
alguna negociación ilícita. Estaba seguro de que, en opinión de los
escamoteadores, el anuncio de la supuesta muerte de una de las dos gemelas
paridas sería recibido por su hija —una madre soltera— con un suspiro de
alivio.
El suceso que narra ahora Fornaris recuerda de modo alarmante esa otra
situación anterior. Es por eso que me he sentido en el deber de recordar la
pérdida sufrida por mi colega difunto y por su familia. Lo peor es que ambos
hechos tuvieron lugar en centros asistenciales distintos. ¡¿Acaso estas
bochornosas desapariciones de niños se convertirán en algo habitual en los
hospitales cubanos?!
Fuente: CUBANET
*(La Habana, 1943). Graduado en Derecho (Moscú y La
Habana). Abogado de bufetes colectivos y del Tribunal Supremo. Presidente de la
Corriente Agramontista. Coordinador de Concilio Cubano. Miembro del Grupo de
los Cuatro. Preso de conciencia (1997-2000 y 2005-2007). Dirigente de la
Asamblea para Promover la Sociedad Civil. Ha recibido premios de la SIP,
Concilio Cubano, la Fundación HispanoCubana y la Asociación de Abogados
Norteamericanos (ABA), así como el Premio Ludovic Trarieux.
Nota del Editor: Si bien hemos compartido esta información con muchos colegas, no
tenemos una opinión de algún especialista que permita explicarnos estos hechos.
Asumo que este asunto conlleva algunas malas prácticas en las que los partícipes
tienen un desconocimiento de lo que se debe hacer y lo que no se debe. Es
posible que se trate de muertes asociadas con malformaciones congénitas y que
los cadáveres de los recién nacidos terminen en un Departamento de Anatomía Patológica
en estudios que de manera innecesaria se han prolongado. También es posible que
los cadáveres aun después de la necropsia se reenviaran a otras instituciones
de investigación y que, con el tiempo, es imposible entregárselos a los
familiares. En el caso inicial que nos ocupa, se les dijo a los familiares que había
“un decreto” del Ministerio de Salud pública por lo cual ni mostraban el cuerpo
de la bebe ni se le entregaba, entonces es el absurdo, o no tan absurdo,
secretismo que solo deja dudas sobre lo que realmente ocurrió.
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