La Alemania comunista (RDA) disponía de los ciudadanos sin su autorización
para experimentar con medicamentos, para lo cual pagaban a compañías
occidentales. Esto también podía ocurrir o tal vez ocurrió con ciudadanos
cubanos en Cuba o en países del campo socialista, recordemos que miles de jóvenes
cubanos trabajaban como esclavos en la ex Alemania democrática y otros países
de Europa del Este.
Unas 50 clínicas de la extinta República Democrática Alemana (RDA)
utilizaron como cobayas a unos 50.000 ciudadanos, que participaron sin su
autorización en experimentos humanos para grandes consorcios farmacéuticos
occidentales, reportó EFE.
Según informa el semanario Der Spiegel, el régimen comunista usó a
esas cobayas humanas para estudios relacionados con unos 600 medicamentos por
encargo de los laboratorios, desde fármacos para enfermedades cardíacas a
quimioterapia.
Algunas de esas pruebas llegaron a provocar la muerte de los
pacientes, lo que derivó en la interrupción de los experimentos.
La publicación remite sus informaciones a documentos hasta ahora
desconocidos de las autoridades sanitarias de la RDA y de la Stasi, la policía
política germanooriental.
Al menos dos pacientes murieron en una clínica del este de Berlín en
pleno tratamiento pulmonar con un producto de Hoechst (actualmente en Sanofi).
Otros dos fallecieron en la ciudad de Magdeburgo por otros preparados
de Sandoz (ahora integrado en Sanofi).
En el reportaje se citan otros casos en la clínica universitaria de la
Charité, la mayor del Berlín este, en este caso con preparados de los
laboratorios Boehringer (actualmente, en el grupo Roche) con la sustancia
dopante Eritropoyetina ("Epo").
Bayer, por su parte, experimentó en alcohólicos un preparado para
mejorar el riego sanguíneo, sin que quienes lo recibían pudieran discernir
sobre su empleo, por encontrarse en situación de delirium tremens.
Spiegel informa de que los consorcios farmacéuticos ofrecían una media
de unos 80.000 marcos occidentales por cada uno de esos estudios y que la
Charité llegó a recibir de Schering un volumen anual de hasta seis millones de
dólares de entonces.
Con ello, los consorcios farmacéuticos occidentales se evitaban los
"problemas éticos" que estos experimentos conllevaban fuera del
territorio comunista, argumenta el semanario.
En lugar de la autorización del paciente, en la RDA bastaba con la
firma del médico de cabecera y un testigo.
La fuente de esta información es Diario de
Cuba, allí mismo en los comentarios aparece uno muy revelador que dice:
Gabonice - 12 Mayo 2013 - 4:22 pm. La vacuna de la Meningococo C es un ejemplo.
Un científico norteamericano propuso el camino, pero había un problema, se
tenía que producir biomasa de un microorganismo mortal para el cual no había antídoto.
En EEUU según ese científico ese trabajo sería muy caro. El gobierno cubano
prestó a sus técnicos para hacer estas investigaciones en Cuba, durante dos
años muchos cubanos estuvieron expuestos a este peligro de forma barata,
finalmente presentaron la obtención de esta vacuna como un logro de la obra de
la Revolución.
En los 90’s se condujo una investigación en algunos policlínicos de la Ciudad de la Habana, para investigar una vacuna para la meningoencefalitis; se trataba de una vacuna desarrollada por un laboratorio británico. Las familias recibieron la información…, también recibieron 40 dólares por cada niño inmunizado. Esta información la conozco de primera mano.
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