Un análisis en estilo
epistolar para examina las polémicas suscitadas después de algunas
declaraciones de una joven cubana, víctima de un accidente de aviación, y los
ataques de algunos personeros del régimen cuestionando sus palabras y emitiendo
comentarios que muestran una retórica ideológica amoral y vomitiva.
Por: Dr. José Alberto González Cáceres.*
"En tiempos de engaños universales, decir la verdad
se convierte en un acto revolucionario"
George Orwell
Estimada Mailen Díaz Almaguer,
lamento sincera y profundamente por lo que has pasado, primero el “azaroso”
accidente (prevenible por demás), y las penurias de después; pero vengo en
nombre de los que comprendemos tus justificadas y verídicas preocupaciones que
sin hipocresía y en legítima defensa haciendo gala de tremendo valor y decencia
has tenido, a suerte nuestra, de denunciar públicamente. Gracias por eso, te
dirán todos y cada uno de los cubanos de a pie, que, sufriendo tus mismos
males, y pensando por sí mismos lejos del adoctrinamiento y del daño
antropológico que padecemos todos los cubanos, a fin de cuentas, el homo
revolucionarius kubinskiy no nos abandonará jamás, ya sea como secuelas
paranoicas o como convalecencias de ignorancias múltiples tatuadas al alma.
Pocas veces la humanidad ha leído tanta bazofia “revolucionaria”
en tan poco espacio-tiempo, desde las extintas reflexiones del mesías de la
moringa, el chocolatín y la olla reina; pero la esencia de la maldad
permanece intacta en tal nauseabundo esperpento y no radica directamente en la
idiotez de su origen. Sino en el relato cuyas bases tiene por sustento a la
despiadada e inescrupulosa falsedad, como corazón de la putrefacta retórica
ideológica y el eufemismo manipulativo (característicos por demás, de los
revolucionarios de la peor calaña moral), que mediante irrisorios artificios
disfrazados de argumentos que giran en la espiral infinita del sinsentido,
vagan en la más profunda dimensión de la idiotez del amoral homo
revolucionarius kubinskiy. Ese individuo que la generó, y de aquellos que
la comparten y comulgan con ella a destajo, como una tribu de autómatas, una
turba de vasallos, de sabuesos fieles a sus amos de la mente, pretendiendo
embaucar en su repugnante babaza vomitiva al resto de la manada de acéfalos
fanáticos del rojo asesino y víctimas de la propia hoz como guadaña, que cual
fanáticos defienden.
Estas son poco más que las consecuencias de despotricar
barrabasadas bajo la supuesta lógica de un rumiante de consignas
propagandísticas y escupidor de pensamientos implantados que lejos de construir
sobre la base de sólidos conocimientos técnicos, y éticos-morales respecto a la
atención médica, o a los sistemas de salud, termina por proyectar sus propias
carencias intelectuales y demás carencias humanas.
Ni siquiera representan un sólido argumento respecto a
los dilemas morales que podría alguien plantearse a partir de la denuncia de la
única VICTIMA del fatídico pero prevenible accidente, ahora nuevamente víctima,
pero esta vez, de lo peor dentro de la fauna revolucionaria cubana, el homo
revolucionarius mendacium.
"En
tiempos de engaños universales, decir la verdad se convierte en un acto
revolucionario" ―George Orwell
Es harto conocido, psicológica y filosóficamente
hablando, el dilema moral y la disonancia cognitiva que generan para un ser
humano (más si se es compasivo, empático y coherente), emitir una denuncia
contra su agresor, máxime si además nada en soledad a contracorriente de una
opinión popular prevalente o socialmente más aceptada.
Todo lo que ella hace es una denuncia contra las
instituciones revolucionarias que deberían protegerla, instituciones que
representan y en esencia son, según los mismos revolucionarios, la “Revolución
Cubana”, esa premeditada y convenientemente creada masa amorfa sin cantera
(constructo distópico instaurado en el subconsciente del cubano adoctrinado)
que representa, y a la vez que lleva en sí misma a Fidel, a Raúl, al estado, el
gobierno, al único partido (que no se llama cubano sino comunista), vamos la
mismísima estirpe del poder absoluto concentrado en un sistema, una mole
burocrática proteccionista de sí misma,
gerenciada a manos de la casta y su oligarquía, como poderes de facto, y
a la luz pública dirigida por los títeres, puestos a dedo, esos típicos
confiables incompetentes dirigentes revolucionarios, como la más clara
representación de la no separación real de poderes (ejecutivo, legislativo, y judicial), el Frankenstein contra natura en
un mundo Kafkiano, el mismísimo Leviatán.
Entonces para estos sapingos de la revolución,
la doncella mancillada por su violador el Leviatán, no solo no debería
denunciar los abusos que sufrió, sino que debería sentir agradecimiento por no haberla
dejado morir, una vez que ya casi la había matado. Evidencia de que estos homos
revolucionarius parecieran padecer de una especie de Síndrome de Estocolmo
(Stockholm Syndrome) colectivo, al haber creado un vínculo sentimental con su
Leviatán (Revolución Cubana) como respuesta psicológica a tantos años de
sometimiento. Cuando en realidad nuestras instituciones de salud (y todas)
tristemente esconden tras un supuesto pueril paternalismo, un monstruo
burocrático, abusador, poco ético y profundamente corrupto.
Pero vamos a sus puntos erigidos como supuestos
argumentos:
Intuyendo que bien claro tienen, que sistemas de salud
hay en el mundo entero, me pregunto a voces:
Sin con el apellido “cubano” se intenta referir
algo más allá de lo territorial, por ejemplo, refiriéndose a uno “gratuito”,
incurriría en el desconocimiento de que también existen muchos otros en el
mundo, por mucho que sus medios propagandísticos traten de ocultárselo a
nuestro desinformado pueblo los sistemas de salud gratuitos cada vez son más y
mejores; eso sin entrar en que no existe realmente nada “gratuito”,
porque el sistema de salud en Cuba lo pagamos todos los esclavos del
socialismo, puesto que el “estado” es meramente un sistema burocrático que
utiliza las riquezas que los cubanos hemos creado con nuestro sudor y esfuerzo.
Si con “cubano”, pretende hacer referencia a la cobertura y
accesibilidad, pues también abundan en el mundo, por ejemplo, Suiza, Singapur,
Irlanda, España, Canadá, tienen sistemas de salud universales y gratuitos,
también tienen cobertura universal otros países como Chile, Brasil, Ruanda,
Tailandia, Corea del Sur, Moldova, Kuwait, y China.
Bueno, ya que estamos, vámonos un poco más allá,
mientras que la “solidaria” revolución cubana intenta lucrar con el
llamado “turismo de salud”, y exige a los visitantes un seguro médico,
promoviendo el propio (Asistur), en el capitalismo brutal e inhumano (según
ellos) de Argentina, Brasil y Paraguay sus sistemas de salud brindan un acceso
totalmente gratuito e irrestricto sin importar nacionalidades o tiempo de
permanencia en el país. Incluso en el más monstruoso de todos los monstruos,
obviamente según ellos, los EE. UU. la atención médica a las emergencias es
universal y no puede ser negada en ninguna circunstancia.
Si se entiende que por el mero cumplimiento de su
objeto social el sistema de salud cubano, que él resume en “todos los que
estuvieron al pie del cañón”, el haberle preservado la vida a la víctima
del accidente, no se apreciaría incongruencia alguna en criticar las
ineficiencias que provocaron las denuncias. ¿O para qué destinamos a esa
institución casi el 20% de nuestro ingreso per cápita?
Resulta como mínimo una bajeza moral, intentar
tergiversar las críticas a un sistema en condiciones deplorables, abusador y
corrupto, con el ataque directo a la actividad individual que como
profesionales de la salud (médicos, enfermeros, sanitarios, técnicos…)
cumplieron (supuestamente) los que estando en sus puestos laborales y en
servicio, o los que por sus conocimientos y pericia técnicas la atendieron y la
atienden desde que fuera rescatada en el lugar del accidente. Lógica y
explícitamente, además, ella siente innegable gratitud por todos los que de una
forma o de otra participaron en la prolongación de su vida.
Lo de “gestionarle hasta lo que no había” es en
sí mismo, un reconocimiento implícito a que las críticas que Mailen hace son
legítimas. Ya lo de sacarle que “le procura 5 horas diarias de
fisioterapias” es algo así como otro colmo del acostumbrado ridículo
revolucionario.
La distópica realidad orwelliana a la que han sometido
a nuestro pueblo va llegando a su fin, solo a las enquistadas e inflexibles
viejas generaciones les llega el ya obsoleto discurso demagógico. Poco a poco
el cubano va despertando del letargo al que ha sido sometido y deja de creer en
el villano que sus padres le han inventado para someterlo a sus caprichos más
retorcidos, el enemigo no es el imperialismo Yankee, es el autoritarismo, el
castrismo y neocastrismo, el peor de los enemigos es el bloqueo interno, la
mentira y la falsedad junto a la doble moral que habita en el cubano.
Usted, miente como papagayo revolucionario, con el
perdón de tan inteligente ave. El embargo no limita la obtención de insumos
médicos, ni la de alimentos. Su intento de mover sensibilidades a favor de su
verborrea, utilizando el déficit de los ventiladores médicos, es una falsedad a
todas luces, y otra intentona de tapar la negligencia de no haber previsto y
prevenido la falta de oxígeno resultante al colapso de las instituciones de
salud que tanto intentaron ocultar, y que después de innumerables denuncias
como la que nos trae a colación, terminaron por aceptar. Pregúntele a su
revolución que hacía dedicando presupuesto público en comprar armas en medio de
la pandemia de COVID-19, y la hambruna que tiene a los cubanos viviendo en las
colas del hambre. Armas que fueron utilizadas cuando el 11J ocurrió un
estallido nacional sin precedentes. O como en vez de comprar ambulancias,
prefirió dedicar el presupuesto de todos los cubanos a comprar autos para el
turismo o las patrullas de policías. Los que tienen el poder de gastar el
presupuesto público, o sea de todos los cubanos, llevan ya seis décadas
dedicándolo a todo menos a la prosperidad y la felicidad de nuestro
pueblo.
Nuestras carencias no son producto de la pandemia como
insinúa, como si fuéramos ciudadanos sin memoria, nuestra miseria es producto
de una crisis intrínseca de nuestro sistema económico y social. De las
delirantes y compulsivas estupideces del extinto mentiroso en jefe y su
megalomanía. Del servilismo de los que como usted continúan hipócritamente
defendiendo lo indefendible, avasallando al resto de los cubanos que no
comulgamos con tamañas idioteces.
¿Tan fácil intentan borrar de la historia la
Reconcentración de los Castros? Período que dejo miles de vidas en el mar, y a
juzgar por los más de 50 mil casos detectados de neuropatía epidémica
carencial, ¿cuántos no habrán muerto de hambre? Se le está acabando el
monopolio del poder a su revolución, que como el Leviatán en pleno caos ha
comenzado a devorar a sus propios hijos.
“La revolución estará completa cuando el lenguaje sea
perfecto”. —George Orwell, 1984
La conveniente corrección política materializada en
esa intolerancia revolucionaria y su escudo tras lo políticamente correcto es
la mayor violación de nuestro derecho a la crítica, al malestar expreso y hasta
la ofensa, sin calumnias o difamaciones legal y moralmente punibles. Para el
Leviatán y sus discípulos no solo se les reserva la calle, sino el derecho a la
crítica, y a la libertad de expresión.
El monopolio socialista de nuestros medios de
comunicación se hace evidente ante la impunidad con que ejecutan el
linchamiento social al que disiente, sabedores de que no les trae costo alguno
ir de la mano de los sumisos a su Leviatán.
Aunque al cubano le pareciera que han perdido vigencia
aquellos dichos populares de “se coge antes a un mentiroso que a un cojo”
o que “la mentira tiene las patas cortas”, porque los charlatanes
revolucionarios tienen las patas muy largas y botas de siete leguas, la balanza
de las fuerzas ha comenzado a desnivelarse, y “sus ciberclarias ya no pueden
tapar tanta miseria”. El primer aniversario del 11 de julio asecha como
recordatorio de que todo ha cambiado.
"Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo.
Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo
todo el tiempo" — Abraham Lincoln
Contrarrevolucionariamente,
* Dr. José Alberto González Cáceres . Profesor e Investigador .Médico Especialista en Neurología [Neurologist] y Especialista en
Medicina General Integral [Family Doctor].
Nota del Editor: Con el término
“personeros del régimen” nos referimos a aquellos a los que va, como
respuesta de sus desafortunadas opiniones, el texto que presentamos en el Blog.
Se trata de los sujetos: Reinier
Alejandro y Humberto
López Suárez ;este último deleznable comunicador del régimen.
Simplemente genial!
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