miércoles, agosto 17, 2022

¿Cuál sería la excelsa cualidad del sistema de salud en Cuba del que debemos estar incondicionalmente agradecidos?

 

Un análisis en estilo epistolar para examina las polémicas suscitadas después de algunas declaraciones de una joven cubana, víctima de un accidente de aviación, y los ataques de algunos personeros del régimen cuestionando sus palabras y emitiendo comentarios que muestran una retórica ideológica amoral y vomitiva.

Por: Dr. José Alberto González Cáceres.*

"En tiempos de engaños universales, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario"

George Orwell

Estimada Mailen Díaz Almaguer, lamento sincera y profundamente por lo que has pasado, primero el “azaroso” accidente (prevenible por demás), y las penurias de después; pero vengo en nombre de los que comprendemos tus justificadas y verídicas preocupaciones que sin hipocresía y en legítima defensa haciendo gala de tremendo valor y decencia has tenido, a suerte nuestra, de denunciar públicamente. Gracias por eso, te dirán todos y cada uno de los cubanos de a pie, que, sufriendo tus mismos males, y pensando por sí mismos lejos del adoctrinamiento y del daño antropológico que padecemos todos los cubanos, a fin de cuentas, el homo revolucionarius kubinskiy no nos abandonará jamás, ya sea como secuelas paranoicas o como convalecencias de ignorancias múltiples tatuadas al alma.

Pocas veces la humanidad ha leído tanta bazofia “revolucionaria” en tan poco espacio-tiempo, desde las extintas reflexiones del mesías de la moringa, el chocolatín y la olla reina; pero la esencia de la maldad permanece intacta en tal nauseabundo esperpento y no radica directamente en la idiotez de su origen. Sino en el relato cuyas bases tiene por sustento a la despiadada e inescrupulosa falsedad, como corazón de la putrefacta retórica ideológica y el eufemismo manipulativo (característicos por demás, de los revolucionarios de la peor calaña moral), que mediante irrisorios artificios disfrazados de argumentos que giran en la espiral infinita del sinsentido, vagan en la más profunda dimensión de la idiotez del amoral homo revolucionarius kubinskiy. Ese individuo que la generó, y de aquellos que la comparten y comulgan con ella a destajo, como una tribu de autómatas, una turba de vasallos, de sabuesos fieles a sus amos de la mente, pretendiendo embaucar en su repugnante babaza vomitiva al resto de la manada de acéfalos fanáticos del rojo asesino y víctimas de la propia hoz como guadaña, que cual fanáticos defienden.

Estas son poco más que las consecuencias de despotricar barrabasadas bajo la supuesta lógica de un rumiante de consignas propagandísticas y escupidor de pensamientos implantados que lejos de construir sobre la base de sólidos conocimientos técnicos, y éticos-morales respecto a la atención médica, o a los sistemas de salud, termina por proyectar sus propias carencias intelectuales y demás carencias humanas.

Ni siquiera representan un sólido argumento respecto a los dilemas morales que podría alguien plantearse a partir de la denuncia de la única VICTIMA del fatídico pero prevenible accidente, ahora nuevamente víctima, pero esta vez, de lo peor dentro de la fauna revolucionaria cubana, el homo revolucionarius mendacium.

"En tiempos de engaños universales, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario" George Orwell

Es harto conocido, psicológica y filosóficamente hablando, el dilema moral y la disonancia cognitiva que generan para un ser humano (más si se es compasivo, empático y coherente), emitir una denuncia contra su agresor, máxime si además nada en soledad a contracorriente de una opinión popular prevalente o socialmente más aceptada. 

Todo lo que ella hace es una denuncia contra las instituciones revolucionarias que deberían protegerla, instituciones que representan y en esencia son, según los mismos revolucionarios, la “Revolución Cubana”, esa premeditada y convenientemente creada masa amorfa sin cantera (constructo distópico instaurado en el subconsciente del cubano adoctrinado) que representa, y a la vez que lleva en sí misma a Fidel, a Raúl, al estado, el gobierno, al único partido (que no se llama cubano sino comunista), vamos la mismísima estirpe del poder absoluto concentrado en un sistema, una mole burocrática proteccionista de sí misma,  gerenciada a manos de la casta y su oligarquía, como poderes de facto, y a la luz pública dirigida por los títeres, puestos a dedo, esos típicos confiables incompetentes dirigentes revolucionarios, como la más clara representación de la no separación real de poderes (ejecutivo, legislativo,  y judicial), el Frankenstein contra natura en un mundo Kafkiano, el mismísimo Leviatán.

Entonces para estos sapingos de la revolución, la doncella mancillada por su violador el Leviatán, no solo no debería denunciar los abusos que sufrió, sino que debería sentir agradecimiento por no haberla dejado morir, una vez que ya casi la había matado. Evidencia de que estos homos revolucionarius parecieran padecer de una especie de Síndrome de Estocolmo (Stockholm Syndrome) colectivo, al haber creado un vínculo sentimental con su Leviatán (Revolución Cubana) como respuesta psicológica a tantos años de sometimiento. Cuando en realidad nuestras instituciones de salud (y todas) tristemente esconden tras un supuesto pueril paternalismo, un monstruo burocrático, abusador, poco ético y profundamente corrupto.

Pero vamos a sus puntos erigidos como supuestos argumentos:

Intuyendo que bien claro tienen, que sistemas de salud hay en el mundo entero, me pregunto a voces:

¿Cuál sería, según estos personajes, la excelsa cualidad de la “salud cubana”, o sea nuestro sistema de salud, de la que deberíamos estar incondicionalmente agradecidos?

Sin con el apellido “cubano” se intenta referir algo más allá de lo territorial, por ejemplo, refiriéndose a uno “gratuito”, incurriría en el desconocimiento de que también existen muchos otros en el mundo, por mucho que sus medios propagandísticos traten de ocultárselo a nuestro desinformado pueblo los sistemas de salud gratuitos cada vez son más y mejores; eso sin entrar en que no existe realmente nada “gratuito”, porque el sistema de salud en Cuba lo pagamos todos los esclavos del socialismo, puesto que el “estado” es meramente un sistema burocrático que utiliza las riquezas que los cubanos hemos creado con nuestro sudor y esfuerzo. Si con “cubano”, pretende hacer referencia a la cobertura y accesibilidad, pues también abundan en el mundo, por ejemplo, Suiza, Singapur, Irlanda, España, Canadá, tienen sistemas de salud universales y gratuitos, también tienen cobertura universal otros países como Chile, Brasil, Ruanda, Tailandia, Corea del Sur, Moldova, Kuwait, y China.

Bueno, ya que estamos, vámonos un poco más allá, mientras que la “solidaria” revolución cubana intenta lucrar con el llamado “turismo de salud”, y exige a los visitantes un seguro médico, promoviendo el propio (Asistur), en el capitalismo brutal e inhumano (según ellos) de Argentina, Brasil y Paraguay sus sistemas de salud brindan un acceso totalmente gratuito e irrestricto sin importar nacionalidades o tiempo de permanencia en el país. Incluso en el más monstruoso de todos los monstruos, obviamente según ellos, los EE. UU. la atención médica a las emergencias es universal y no puede ser negada en ninguna circunstancia.

Si se entiende que por el mero cumplimiento de su objeto social el sistema de salud cubano, que él resume en “todos los que estuvieron al pie del cañón”, el haberle preservado la vida a la víctima del accidente, no se apreciaría incongruencia alguna en criticar las ineficiencias que provocaron las denuncias. ¿O para qué destinamos a esa institución casi el 20% de nuestro ingreso per cápita?

Resulta como mínimo una bajeza moral, intentar tergiversar las críticas a un sistema en condiciones deplorables, abusador y corrupto, con el ataque directo a la actividad individual que como profesionales de la salud (médicos, enfermeros, sanitarios, técnicos…) cumplieron (supuestamente) los que estando en sus puestos laborales y en servicio, o los que por sus conocimientos y pericia técnicas la atendieron y la atienden desde que fuera rescatada en el lugar del accidente. Lógica y explícitamente, además, ella siente innegable gratitud por todos los que de una forma o de otra participaron en la prolongación de su vida.    

Lo de “gestionarle hasta lo que no había” es en sí mismo, un reconocimiento implícito a que las críticas que Mailen hace son legítimas. Ya lo de sacarle que “le procura 5 horas diarias de fisioterapias” es algo así como otro colmo del acostumbrado ridículo revolucionario.

La distópica realidad orwelliana a la que han sometido a nuestro pueblo va llegando a su fin, solo a las enquistadas e inflexibles viejas generaciones les llega el ya obsoleto discurso demagógico. Poco a poco el cubano va despertando del letargo al que ha sido sometido y deja de creer en el villano que sus padres le han inventado para someterlo a sus caprichos más retorcidos, el enemigo no es el imperialismo Yankee, es el autoritarismo, el castrismo y neocastrismo, el peor de los enemigos es el bloqueo interno, la mentira y la falsedad junto a la doble moral que habita en el cubano. 

Usted, miente como papagayo revolucionario, con el perdón de tan inteligente ave. El embargo no limita la obtención de insumos médicos, ni la de alimentos. Su intento de mover sensibilidades a favor de su verborrea, utilizando el déficit de los ventiladores médicos, es una falsedad a todas luces, y otra intentona de tapar la negligencia de no haber previsto y prevenido la falta de oxígeno resultante al colapso de las instituciones de salud que tanto intentaron ocultar, y que después de innumerables denuncias como la que nos trae a colación, terminaron por aceptar. Pregúntele a su revolución que hacía dedicando presupuesto público en comprar armas en medio de la pandemia de COVID-19, y la hambruna que tiene a los cubanos viviendo en las colas del hambre. Armas que fueron utilizadas cuando el 11J ocurrió un estallido nacional sin precedentes. O como en vez de comprar ambulancias, prefirió dedicar el presupuesto de todos los cubanos a comprar autos para el turismo o las patrullas de policías. Los que tienen el poder de gastar el presupuesto público, o sea de todos los cubanos, llevan ya seis décadas dedicándolo a todo menos a la prosperidad y la felicidad de nuestro pueblo.  

Nuestras carencias no son producto de la pandemia como insinúa, como si fuéramos ciudadanos sin memoria, nuestra miseria es producto de una crisis intrínseca de nuestro sistema económico y social. De las delirantes y compulsivas estupideces del extinto mentiroso en jefe y su megalomanía. Del servilismo de los que como usted continúan hipócritamente defendiendo lo indefendible, avasallando al resto de los cubanos que no comulgamos con tamañas idioteces.

¿Tan fácil intentan borrar de la historia la Reconcentración de los Castros? Período que dejo miles de vidas en el mar, y a juzgar por los más de 50 mil casos detectados de neuropatía epidémica carencial, ¿cuántos no habrán muerto de hambre? Se le está acabando el monopolio del poder a su revolución, que como el Leviatán en pleno caos ha comenzado a devorar a sus propios hijos.

“La revolución estará completa cuando el lenguaje sea perfecto”. —George Orwell, 1984

La conveniente corrección política materializada en esa intolerancia revolucionaria y su escudo tras lo políticamente correcto es la mayor violación de nuestro derecho a la crítica, al malestar expreso y hasta la ofensa, sin calumnias o difamaciones legal y moralmente punibles. Para el Leviatán y sus discípulos no solo se les reserva la calle, sino el derecho a la crítica, y a la libertad de expresión.

El monopolio socialista de nuestros medios de comunicación se hace evidente ante la impunidad con que ejecutan el linchamiento social al que disiente, sabedores de que no les trae costo alguno ir de la mano de los sumisos a su Leviatán.

Aunque al cubano le pareciera que han perdido vigencia aquellos dichos populares de “se coge antes a un mentiroso que a un cojo” o que “la mentira tiene las patas cortas”, porque los charlatanes revolucionarios tienen las patas muy largas y botas de siete leguas, la balanza de las fuerzas ha comenzado a desnivelarse, y “sus ciberclarias ya no pueden tapar tanta miseria”. El primer aniversario del 11 de julio asecha como recordatorio de que todo ha cambiado.

"Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo" — Abraham Lincoln

Contrarrevolucionariamente, 

* Dr. José Alberto González Cáceres . Profesor e Investigador .Médico  Especialista en     Neurología [Neurologist] y Especialista en Medicina General Integral [Family Doctor].

Nota del Editor: Con el término “personeros del régimen” nos referimos a aquellos a los que va, como respuesta de sus desafortunadas opiniones, el texto que presentamos en el Blog. Se trata de los sujetos: Reinier Alejandro y Humberto López Suárez ;este último deleznable comunicador del régimen.

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