Esta imitación burlesca de lo que sería un artículo de vulgarización científica
sobre las especulaciones en torno al así llamado “Síndrome de La Habana” , un conjunto
de síntomas y signos que se estima sufrieron o sufren un grupo de diplomáticos estadounidenses
y canadienses con la intención de dañar
; ha sido objeto de atención de científicos y de los medios que han considerado
que las causes del Síndrome de La Habana fue un ataque mediante armas sónicas u
otras no categorizadas, después se argumentó que eran ruidos atribuibles a
cigarras o grillos. Ahora un grupo de científicos canadienses apoyados por
otros en Miami aseguran que fue el efecto de sustancias toxicas producto de las
fumigaciones para el control del mosquito Aedes Aegipty. Como sea que es solo
burla, pues a reírnos:
Brigada secreta de fumigación de mosquitos aniquila
diplomáticos canadienses y estadounidenses
Por: Conde Zika Dengue.
La
fábula de los ataques sónicos continúa su novelesco peregrinar por los medios
de comunicación. Esta vez con la versión adaptada de un grupo de científicos
canadienses que al parecer ha puesto al descubierto la labor eficiente de una
brigada secreta de fumigadores de la inteligencia cubana que operaba en la zona
de las viviendas de los diplomáticos canadienses y estadounidenses asentados en
la Habana.
El
nuevo guion escrito de la saga de los ataques sónicos deja entrever que los
mencionados diplomáticos que fueron afectados por los supuestos ataques
sónicos, en realidad fueron dañados por la menesterosa misión de una brigada de
ninjas encubiertos que los cuidaba de las picaduras de mosquitos. La misión fue
cumplida con tanto tesón y esmero que al parecer a los ninjas se le fue la mano
con la dosis de los pesticidas utilizados en su misión protectora del cuerpo
diplomático mencionado.
Llama
la atención que el resto del cuerpo diplomático asentado en el país no sufriera
del excesivo cuidado de los ninjas, ni tampoco los 11 millones de cubanos que
viven en la isla. El éxito de la misión fue tal que los protagonistas fueron
premiados con un viaje de misión internacionalista a China, para continuar su
labor protectora en tierras internacionales. Esta vez también fueron exitosos,
pues lograron fastidiar a más de una decena de diplomáticos estadounidenses con
tan sofisticada y sugerente técnica, sin que ellos fueran descubiertos.
Los
diplomáticos norteamericanos asentados en Pekín, supuestamente después de ser
también fumigados contra esos mosquitos caribeños, denunciaron síntomas
similares a los que presentaron sus colegas en La Habana. Sin duda, esta fue la
prueba decisiva que garantizó la alta condecoración que concedió La Habana a
sus aguerridos y eficientes fumigadores-ninjas. Todos fueron premiados con la
medalla al valor “El Mosquito de Plata”,
concedido por la propia mano del jefe de la Comisión de Seguridad Nacional, más
conocido como El Mongo Tuerto, por su
lamentable pérdida de un ojo jugando quimbumbia en una selva africana.
Sin
duda alguna, las medallas eran merecidas. El “estudio” ejecutado entre solidarios mojitos por un equipo de
investigadores multidisciplinarios en Halifax, afiliados al Brain Repair Center,
la Universidad de Dalhousie y la Autoridad Sanitaria de Nueva Escocia, fue más
creativo que el realizado por los sumisos científicos cubanos que recurrieron a
la simplista explicación del canto de cigarras y grillos como causas que
originaron los hasta ahora indescifrables ataques sónicos.
La
guayaba canadiense cocinada con nombres extranjeros y mayor sofisticación que
la grotesca fábula de los aguerridos científicos cubanos sin embargo cometió la
pifia de que dejó fuera a 11 millones de posibles conejillos de Indias que por
décadas han sido sometidos en todas las ciudades de Cuba a fuertes campañas de
fumigación para combatir al maleante mosquito Aedes aegypti, que hoy tiene
abarrotados de pacientes la mayoría de los maltrechos hospitales del país.
Pero lo
sorprendente es que, si a los diplomáticos la fumigación les afecta el cerebro,
a los cubanos fumigados les da por emigrar. Ya no bastan las balsas para cruzar
el estrecho de la Florida. Lo más curioso es que la epidemia migratoria causada
por esas dichosas fumigaciones no solo afecta a los jóvenes que sienten que no
tienen un porvenir en la isla maldita. También ha afectado a niños y ancianos
que han preferido la fuga antes que seguir siendo fumigados. Irónicamente
fueron los mosquitos quienes decidieron quedarse y ahora habitan todos los
municipios de la Isla.
Mientras
tanto, la plana mayor de los octogenarios ayatolas del Partido Comunista ha
sido convocada por el coyuntural presidente para mandar a revisar los
sofisticados y exitosos protocolos de fumigación, y así tratar de evitar daños
mayores. Lo cierto es que el rollo causado por la brigadita que dirige El Mongo
Tuerto al parecer tiene sus días contados, con la estatuilla del Mosquito
de Plata incluida.
Nota: Recibido por correo electrónico y firmado
aparentemente con un seudónimo.
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