Lamentos y pesares en el uso del calzado ortopédico.
Por: Dr. Santiago Emilio Márquez Frías.*
Los manzanilleros siempre se caracterizaron por la confección de un
calzado de gran calidad y confort, pero con el decursar del tiempo se ha perdido
el prestigio logrado por el gremio de los zapateros, las causas se deben por un
lado a la mala calidad de las pieles, carencia de puntillas, pegamento; así
como agujas de coser y por el otro lado a los bajos salarios devengados, apatía
laboral y falta de la cultura del detalle.
Aquí en este municipio que pertenece a la oriental provincia de Granma, existía
una enorme fábrica de calzado llamada “Onel Cañete”; dada la mala situación económica
del país, perdió su esplendor y ahora en ella el gobierno disminuyó de forma
notable la plantilla laboral. Algunos trabajadores pasaron al retiro, otros
fueron reubicados en disímiles plazas, ajenas totalmente a su perfil laboral; y
una pequeña cantidad continúa trabajando, pues la empresa recibe un pequeño
abastecimiento proveniente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) para la
producción de botas en esta entidad, que no están dirigidas a la necesitada
población.
Los Zapatos ortopedicos de Tania |
Existe un considerable grupo de personas -de todas las edades- pero con
más peso en los discapacitados y los adultos mayores que están obligados al uso
de zapatos ortopédicos; Tania de la Torre
Montecino de 63 años y vecina de Loynaz número 127 entre
Martí y José Miguel Gómez acudió a un ortopedista que le diagnosticó dedos en
garra, que son la causa de su dificultad para deambular; así como de intensos
dolores en ambos pies, le extendió una receta médica y le orientó ir a un
pequeño taller de especialidades sito en Avenida primero de mayo esquina a Masó.
Aquí comenzó su odisea, al llegar fue atendida por una recepcionista que
sin contestar los buenos días y con accionar robotizado le quitó su receta, la
anotó en un libro y le señaló un pequeño escalón para la medición de sus pies.
La clienta le preguntó el precio y le respondió 10 pesos cubanos (CUP). A la
siguiente interrogante sobre la fecha de recogida, la recepcionista sin hablar,
señaló con un dedo hacia un cartel donde aparecía que a los 21 días.
Al pasar el tiempo requerido y volver para recoger su calzado, Tania
observó con tristeza (lo barato sale caro) que al probárselos eran toscos y muy
pesados. Allí mismo se rompieron las hebillas, la piel era de color rojizo y
estaba mal teñida de negro y los clavos que iban en los tacones estaban muy mal
martillados y le impedían la marcha.
Tania reclamó la presencia de la administradora que reconoció el mal
trabajo realizado, achacando el motivo a la mala calidad de los suministros que
allí recibían y se comprometió a la confección de un nuevo calzado con calidad.
Este caso no es esporádico, son muchos los comentarios desfavorables
sobre el personal que allí se dedica a la confección de este calzado, que deberían
de ser humanos y solidarios con aquellos que necesitan y dependen de un trabajo
eficiente y de calidad.
Granma, 18 de marzo de 2019
*El Dr. Santiago Emilio Márquez Frías es médico de profesión y se
desempeña como periodista independiente. Pertenece a la Red cubana de
comunicadores comunitarios y colabora
con el Observatorio cubano de derechos humanos, reside en Manzanillo, Cuba.
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