domingo, octubre 22, 2017

Opinión del periodista independiente Jaime Leygonier desde Cuba en ocasión de la muerte del Dr. Darse Ferret.


   Colabore con el Dr. Darsi Ferret, desde que conocí de él, por el primer "mitin de repudio", es decir, escandalo publico organizado por la policía política, que le dieron por una exposición de fotografías en su minúsculo apartamento. Vivíamos a pocas cuadras de distancia y coincidíamos en opiniones sobre la acción pacífica. Algún periodista radial me creía vocero de Ferret,  yo lo negaba, colabore como periodista, sin pertenecer al Centro de Salud y Derechos Humanos "Juan Bruno Zayas".
El Dr. Darsi Ferret atendiendo una paciente en su casa aun cuando ya había sido expulsado del Sistema Nacional de Salud en Cuba

El Dr. Ferret fue muy valiente, tenía la cualidad de escuchar y luego decidir, de origen muy humilde, era un líder que lo mismo hablaba con el universitario que con el marginal del barrio. Amaba su profesión y dos veces lo expulsaron del Ministerio de Salud Pública, pese a la escasez de médicos. Padeció prisión y Amnistía Internacional, lo considero preso de conciencia. Conocido por sus siempre reprimidas pequeñas manifestaciones por el 10 de diciembre, hizo análisis y encuestas de  gran valor, como el "Informe sobre la tortura en Cuba". Encuestas bien diseñadas que recogieron la opinión sobre diversos temas, como el racismo, del cual, era entonces  "tabú" hablar en Cuba, como aún lo es hablar de la tortura sistemática y las infrahumanas condiciones en las prisiones.
Por su opinión sobre acudir a acciones de calle para ganarse al pueblo, molesto o fingieron ignorarlo algunos líderes (tragedia de Cuba la dificultad de hacerlos cooperar en la causa común). Cuando los de la cúpula de poder desaparecieron a Fidel Castro y hubo una especie de parálisis en la oposición, fue el único o uno de los pocos, me incluyo, que abogo por no dejar perder el momento de crisis de la Dictadura, sino hacer acciones que estorbaran el continuismo, el establecimiento de la dinastía que hoy sufrimos.
Como todo ser humano, tenía defectos y podía ser agresivo, tal vez ese rasgo se volvió contra él. Su hijo menor, era su adoración; al hijo mayor, intento infructuosamente y a un alto costo económico y emocional, entrarlo a los Estados Unidos.
En visitas a su madre, Mercedes y en Internet, supe noticias contradictorias sobre las circunstancias de su muerte y de la presión a la cual estaba sometido. Creo que debemos centrarnos en su vida: Sus rebeldías meritorias son indispensables como ejemplo para muchos cubanos. 
Que Dios tenga misericordia de su alma.

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