En el año 1959 triunfa la Revolución
Cubana, entonces vivimos el Año de la Liberación, en ocasiones nos dicen que aún
seguimos liberándonos; ese efecto devastador de una Revolución que no se cansa,
a pesar del tiempo, en avasallar a sus gobernados. Con la Revolución llegaron
las depuraciones, un proceso de purificación ideológica que alcanzó a
toda la sociedad, aunque aquí nos referimos solo a la Universidad como institución
y a la Escuela de Medicina en particular. Se depuró sí, y siguieron depurando.
Depurar es un verbo que en su connotación socio política significa la acción de
investigar a una institución, los
funcionarios o sus actos para conocer sus posiciones políticas e ideológicas y
su eventual separación. De manera que la acción trae como resultado un conjunto
de personas depuradas y la faena, depurando,
tiene el sentido de continuidad.
Dr R Grau San Martin |
El Doctor Ramón Grau San
Martin ocupó la posición de profesor
titular de Fisiológica de la Escuela de Medicina de la Universidad de La Habana
el 14 de junio del año 1924; desempeñó
su cátedra hasta el 10 de octubre de 1944 en que tomó posesión de la
Presidencia de la República. Aunque debió reintegrarse a ella al concluir su
mandato el 10 de octubre de 1948 no lo hizo, no obstante lo cual mantuvo
oficialmente su cargo, sin cobrar sueldos, hasta 1959. Algo que tenía una indicación
más simbólica y se refería a una de las
cuatro cátedras de Fisiología. En realidad no faltaron especulaciones sobre las
razones por las cuales, el doctor Grau San Martin en su condición de profesor
de Fisiología, no regreso a la catedra al término de su mandato como Presidente
de la República.[1]
Cuando comenzaron las
depuraciones de los profesores en la Universidad de la Habana, el doctor Grau
San Martin pasó por este proceso inquisidor y la sentencia le fue llevada a su
casa- choza en Miramar. Esto es lo que una fuente del gobierno describe:
Recién comenzadas las depuraciones, el doctor Grau San
Martín fue juzgado principalmente por 2 causales: una cívica y otra
administrativa. La primera, por haber concurrido a las elecciones del 1 de
noviembre de 1958 como candidato a la presidencia de la República y la segunda,
por abandono de sus funciones docentes sin explicación alguna desde el cese de
su licencia como primer mandatario de la nación el 10 de octubre de 1948.
Aunque en su expediente administrativo no aparece su
separación definitiva ni tampoco en los Boletines Oficiales de la Universidad
de La Habana, el doctor Antonio Lancís Sánchez en su biografía del doctor Grau
afirma haber estado de visita en su casa, cuando éste recibió en 1959, sin
precisar más detalles de fecha, un sobre con dicha separación definitiva. A
pregunta de uno de los presentes, de qué haría, contestó el doctor Grau que
"ponerla en un marco para que se vea bien por todos" y agregó
"ya que para que pudieran expulsarme de ella, yo le di la autonomía a la
Universidad."[2]
Las depuraciones de los
profesores universitarios fue un evento más dentro de las muchas acciones encaminadas por los nuevos
detentadores del poder en Cuba, para afincarse en el poder; de tal manera que
aun están gobernando después de más de medio siglo.
De lo que se trataba era,
alcanzado el poder, consolidar un régimen que ya mostraba sus inclinaciones
totalitarias y de apego a un estatal socialismo que ocupó el poder de manos de
los tiratiros del Movimiento 26 de julio y de las mentes tenebrosas
de los líderes del Partido Socialista
Popular. Llegaron a La Habana para tomar todo el poder en breve plazo, sin
restablecer los derechos constitucionales, disolviendo el derecho al voto y las
elecciones en una consigna: ¿elecciones para qué? y si alguien se atrevía a
hacer lo mismo que ya ellos habían hecho, le aplicaron aquello de: ¡¿armas para
qué?! Comenzaron un sistemático y rápido desmontaje de las instituciones y de
la sociedad civil, que aún bajo la dictadura de Batista, permanecían. Dentro de
estas instituciones se apuraron en asaltar la Universidad y desmantelar lo más
rápido posible la autonomía Universitaria; promovieron una acelerada politización
de la Universidad a fin de evitar inconvenientes, que bien sabía el dictador
recién estrenado, le podían acarrear no
pocos problemas.
Escuela de Medicina de la Universidad de la Habana |
No es cierto que el régimen
demoró largos meses en apoderarse realmente de esa institución educativa y
cultural[3]
. En enero y abril del año 1959, se promulgan leyes que derogaban otras y establecían las nuevas reglas del juego de
lo que sería la enseñanza universitaria
en el país[4]
. ¿Que buscaban la politización de la Universidad?,
claro que si, como de toda la sociedad. No les importaba si esa politización conducía
a la negación de la universalidad (la
búsqueda y el encuentro con el conocimiento universal)[5]
; porque a fin de cuentas ya solo les
interesaba que la Universidad fuera solo
para los revolucionarios.
El 11 de mayo del 1959 el
dictador dio un discurso en la Universidad de la Habana buscando echar a andar,
a su antojo, aquella gran institución que había estado cerrada por algún
tiempo. Con apremios ideológicos, trasmitió un mensaje optimista de lo que sería
su prolongado mandato; dijo que habría grandes cambios, construcciones y
reordenamiento de las universidades en el país. Estableció lo que sería el
papel de la Universidad en la sociedad, que ya él iba a construir, y lo que se
esperaba de estudiantes y profesores. “Nuestras universidades deben marchar
parejamente con la Revolución nacional, con nuestras leyes revolucionarias, con
nuestras medidas de justicia social…..,” dijo en ese discurso[6].
La Universidad como tantas intuiciones e individuos tenían que “entrar por el aro”
Controlada la Universidad,
eliminada la autonomía universitaria y manipulado una parte del estudiantado, ya exultante, ante una Revolución
que revolvía y revuelve las más bajas pasiones, aleja la virtud ciudadana y
promueve el actuar canallesco ; todo ello conduciría a los mezquinos ataques personales,
la insipiente pero intensa lucha ideológica y el enfrentamiento. Surgieron los
actos hostiles de descalificación, traiciones, oportunismo y menoscabo de la
dignidad profesoral; que trajeron consigo las depuraciones de profesores y
estudiantes universitarios. Las depuraciones y expulsiones de buena parte del
claustro de profesorado en la Escuela de Medicina de la Universidad de la
Habana fueron particularmente significativas para los propósitos del régimen.
La Universidad de la Habana
era una institución autónoma, subsidiada por el gobierno nacional y administrado
por un Consejo Universitario cuyo presidente lo era el rector de la Universidad.
El Consejo Universitario consistía de los decanos de trece facultades que
componían la Universidad. El decano de la Facultad de Medicina era electo por
los profesores de la facultad para un término de tres años[7].
No sabemos el número de estudiantes y de profesores de esta facultad en el año
1958 como dato de referencia; tampoco sabemos cuántos de ellos pasaron por los
tribunales de depuraciones en el año que los cubanos fuimos liberados.
En el desmontaje de la institucionalidad y la civilidad
que comenzó en el año 1959 ocupa un lugar destacado las medidas encaminadas a
eliminar aquellos factores que sustentaban la práctica de la Medicina, la
enseñanza de esta y la organización
colegiada de los profesionales médicos en el país. Era pues un obstáculo al
poder recién establecido la fuerte presencia de un claustro profesorado de alto nivel profesional en la enseñanza médica
del país, las presencia de tantos médicos colegiados en posiciones administrativas
del Estado y la existencia del Colegio Médico Nacional de Cuba. A estas instituciones
se le arrojaron con especial inquina.
Considero que la creación
del así llamado “Partido Médico de la Revolución” fue un mezquino proceder
bien pensado, incluso antes de que bajaran
de la Sierra. Fue un empeño bien
organizado y de sórdidos propósitos, urdido en las mentes de aquellos médicos-
comandantes que participaron en la guerrita;
aun cuando algunos lo hicieron alzándose en los últimos días de esa mal llamada
gesta gloriosa.
Tenían que desplazar a un
claustro de profesores que no se avenían con los propósitos de una revolución
triunfante; pero que ya mostraba la pezuña totalitaria y la inspiración
comunista. Entonces, como muchas otras medidas revolucionarias, comenzaron las depuraciones
de los profesores de la Universidad.
Para ello se necesitaba una
retórica incendiaria, fácil para el momento, donde la crápula se refocilaba calificando,
a como diera lugar, a los enemigos en “batistianos”.
Como era imposible poner en este saco a tantos, entonces usaron la designación
de “contrarrevolucionarios”
y no fue solo eso. Los profesores universitarios pasaron por los tribunales de depuraciones
donde eran acusados de: disfrutar de comisiones oficiales, cometer irregularidades
en concurso - oposición, rebeldía contrarrevolucionaria, rebeldía ante las
nuevas autoridades universitarias, etc. El resultado era la suspensión de
empleo y sueldo, se le hacía expediente disciplinario y se expulsaban. De todo
esto dice el régimen: se llevó a cabo una
amplia depuración de profesores en la Universidad de La Habana, que estaban
comprometidos con causas políticas, colaboración con el gobierno de Batista y
por faltas morales en la actividad docente e incapacidad científica o
pedagógica. [8]
Con el nuevo profesorado
fue más fácil emprender la reforma universitaria que pedía el momento histórico que vivía Cuba…,
dijeron y fue así. El camino estaba expedito; lo completaba la Reforma
Universitaria del 1962. Atrás quedaba una de las prácticas que convirtió al nuevo
claustro de profesores universitarios en una entelequia obsecuente al servicio
de una ideológica que resultó, y aún resulta, inútil y conculcadora del
derecho.
La prestigiosa Universidad
de La Habana, su historia e impronta en la sociedad cubana, así como la consistente
y notoria Escuela de Medicina; pasaban a ser instrumentos en manos de una
dictadura obcecada en formular una política disparatada para una sociedad, que
nunca imagino salir de una dictadura para sumergirse en una satrapía
prolongada.
Nunca sabremos cuantos
profesores universitarios fueron objetos de estas prácticas que negaban el
derecho y discriminaron de manera aviesa
a tantos. Pero lo que si podemos asegurar es que aquel planteamiento de hacer
de la Universitas cubana el lugar del
encuentro con el conocimiento universal, fue trasformado en el aterrador proyecto
de hacer la Universidad en Cuba, “solo
para los revolucionarios” porque a fin de cuentas lo dicho, dicho esta: “el revolucionario es el escalón más alto de
la especie humana” y de ahí pa’ el
cielo.
Foto:Médicos del Hospital Calixto García que integraron el Ejército Rebelde. Sentados de izquierda a derecha: Oscar Fernández Mell (cuarto), José Ramón Machado (sexto). De pie, de izquierda a derecha: José Ramón Balaguer (quinto), Adolfo Fernández de la Vega (octavo), Rómulo Soler Vaillant (15to), Gilberto González Pérez (16to).
Foto:Médicos del Hospital Calixto García que integraron el Ejército Rebelde. Sentados de izquierda a derecha: Oscar Fernández Mell (cuarto), José Ramón Machado (sexto). De pie, de izquierda a derecha: José Ramón Balaguer (quinto), Adolfo Fernández de la Vega (octavo), Rómulo Soler Vaillant (15to), Gilberto González Pérez (16to).
16.04.2017©
* Médico Especialista de I Grado
en Oncología. Profesor Instructor de Farmacología de la Universidad de la
Habana. Asesor Nacional del Colegio
Médico Independiente de Cuba. Columnista del Diario Digital Independiente
cubano, NoticubaIntenacional y del Periódico Panorama de Fort Worth, Texas.
Contribuye con artículos de opinión sobre Cuba en distintos sitios Web con
temas de Salud y DDHH entre otros. Consultor para Gerson Lehrman Group. Ha
trabajado como Oncólogo para la Secretaria de Salud del Estado de Tamaulipas,
México. Edita el Blog de Medicina Cubana.
[1] Sánchez, A. L. (1985). Grau. Estadista y Político
(Cincuenta años en la Historia de Cuba). (pp 102-104). Miami, Florida: Editora Universal.
Citado en: Cátedras de Fisiología y Física Médica. Cuad Hist Salud Pública n.105 Ciudad de la Habana ene.-jun. 2009
[2] (2009). Cátedras de Fisiología y Física Médica. Cuadernos de Historia
de la Salud Pública, (105) Recuperado en 16 de abril de 2017, de
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0045-91782009000100005&lng=es&tlng=es.
[3] Castro, T. D. (2016, November 3). Así cayó la
Universidad de La Habana. Retrieved
April 4, 2017, from https://www.cubanet.org/opiniones/asi-cayo-la-universidad-de-la-habana/
[4] Sierra, M. C. (2016, March). ¡Cultura? (XXXIV). La Revolución legisla
en el 1959 sobre enseñanza universitaria y depuración de profesores estudiantes
y trabajadores de la Universidad. Retrieved
April, 2017, from
http://medicinacubana.blogspot.com/2017/04/la-revolucion-legisla-en-el-1959-sobre.html
Citado de un artículo original del Blog Regresión Cubana.
[5] Campos, P. (2017, February 19). La politización de la universidad es la
negación de su universalidad. Retrieved April 3, 2017, from
http://www.diariodecuba.com/cuba/1487376663_29049.html
[6] DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO
REVOLUCIONARIO, EN EL ACTO DE LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA. (1959, May 11).
Retrieved Winter, 2016, from
http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1959/esp/f110559e.html
[7] Amado - Ledo, E., MD. (1974). El Colegio Médico Nacional de Cuba y la
Revolución Castro-Comunista (pp. 127). Caracas, Venezuela : Hildo Folgar . Un recuento personal
[8] Carreño de Celis, Ramón, Fernández Oliva, Berta, & Salgado
González, Lourdes. (2009). Detrás de la huella de la Educación Médica Superior.
Educación Médica Superior, 23(3) Recuperado en 16 de abril de 2017, de
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-21412009000300011&lng=es&tlng=es.
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