domingo, mayo 26, 2013

La Patria de letrina internacionalista.

La condición de esclavitud para el pueblo de Cuba se eterniza en manos de la dictadura. Cuba sigue zurciendo rajaduras en las vestimentas sociales de otros Estados, lo peor de todo es que nuestro podrido traje no cambia y la condición de mendigos ha echado fuertes raíces sobre toda la sociedad.
El hombre ya paso los 60, el lado izquierdo del rostro se le ha inflamado y un dolor quemante le ha invadido esa parte de la cabeza, entonces decide ir a un doctor de los tantos que existen en la isla.
El lunes 8 de abril faltando unos minutos para las 06 se dirige hacia el policlínico, aun el amanecer está por llegar. Ingresa en una cola de espera, a las 08 con 15 es atendido por un doctor, 15 minutos después ya tiene los medicamentos y a las 08 con 40 pide en la enfermería del policlínico ser inyectado. El dolor se ha vuelto más mortificante. No señor, aquí no se inyectan vitaminas, debe ir al consultorio del médico de la familia, no puedo violar instrucciones, le dice la enfermera. El hombre queda desconcertado, no entiende, pero no puede perder tiempo. Quince minutos más tarde está en el consultorio de la familia y se persona frente a una soñolienta y desanimada enfermera que le dice: No tengo jeringuilla, pero llamaré a los dos consultorios más cercanos. El hombre sigue sin entender, recuerda el discurso oficial, Cuba, una potencia médica.
Fue todo bien ideado por el Maquiavelismo Fidelista, forjar una mano de obra preparada y condicionada a la servidumbre política dictada por el poder que se pudiera exportar bajo ciertas condiciones para mantener el improductivo sistema. El potencial humano conducido como una mercancía sin alma, desposeída maritalmente, absorbida su voluntad por la energía imperial, estaría obligada a responder por los intereses del Estado. Para ello la privación de los derechos serviría de base fundamental combinado con el adoctrinamiento mediante una información manipulada y tergiversada.
Así se forjaron los primeros internacionalistas, semejante al caballo carretonero que se le coloca ojeras para que no se desviara del camino marcado por el dueño. Desconociendo el mundo que nos circunda, el internacionalismo se convirtió en una vía de ejercer derechos, luego se hizo una para el internacionalista una fuente de obtener ventajas sociales y económicas sobre un resto de pueblo condenado a la miseria.
Al físico del hombre se adhiere el dolor sicológico, la enfermedad burocrática del socialismo le muerde la inteligencia pero a la vez le enseña el desamparo al reclamo. La asistencia médica es gratuita. Resignado, a las 09 se presenta en otro consultorio. Después de una insoportable espera la enfermera le dice que posee sola una jeringuilla esterilizada, tiene que llenar los modelos y después llamar a la central.
Ahora el hombre entiende menos, la lógica de la razón no le alcanza para tan gigante barbarismo, vuelve a recordar el discurso oficial repitiendo el derecho a la asistencia médica como el más grande logro revolucionario. Una madre hace presencia en el local, para retirar los puntos de una herida a su niño. El rostro de la enfermera parece una máscara cuando le contesta: no me han traído ningún instrumental, ve a tu casa, agarra una tijerita y la pinza de ceja, las hierves y con eso resuelves. El hombre casi se aterroriza y rendido se marcha a su casa, donde con la ayuda de su esposa se inyecta el medicamento.
Al contarme la historia recordé la ocasión en que se me hizo una fisura en uno de los huesos del tobillo, al tercer día el dolor era irresistible y decidí asistir a un hospital, no había material para la radiografía pero se resolvió por esos métodos carente de justicia y conciencia a que el socialismo obliga al ser social cada hora de su vida. Me colocaron una canilla (yeso que se coloca por unos días en la parte inferior del pie sin cerrar la superior hasta que baja la inflación y se enyesa el pie completo) negligentemente la quite cuando ceso el dolor. Dos días después forcé demasiado el tobillo creyendo que ya estaba soldado el hueso, el dolor volvió, pero por la irresponsabilidad cometida trate de resistir sin buscar ayuda, al final el dolor venció la vergüenza y volví al médico, fui a otro hospital para no sentir el bochorno. En el salón de consultas había varios ortopédicos en animada conversación, estuve junto a otros lesionados en una corta espera mientras ellos terminaban su charla. Al cabo, un amable doctor me atendió y sin mirar mi tobillo me dijo: no tenemos yeso, vaya a otro hospital. No objeté nada, tenía mi viejo Chevrolet esperando fuera pero sentí mucha pena por los demás. ¿Cómo podrían llegar al Hospital Nacional con un aproximado de 5km?
Nosotros tardamos solo unos minutos en llegar, había pocos pacientes y fui atendido enseguida, mi hermana quiso ocultar la verdad, pero eludir responsabilidad es un gesto de cobardía, no se lo permití y le conté lo que había hecho. El ortopédico, un mulato corpulento de unos 45 años me respondió con aspereza y mal humor, venga mañana quizás le puedan poner un nuevo yeso, o vaya al hospital de Boyeros puede que allí resuelva, casi se negaba atenderme, poco falto para que me echara de la consulta, avergonzado le pregunte con humildad, ¿puede soldar el hueso sin yeso haciendo reposo? Si, puede. Me fui a casa pensando en la asistencia médica gratuita, tome los pedazos del yeso que me había quitado y los coloque como pude atándolo al tobillo con una venda y le oré a Dios.
La primera noche fue terrible, dolió mucho, pero a los tres días estaba caminando y a los 10 corriendo, el hueso soldó perfectamente.
Creí al principio que merecía el castigo, luego calculé que una gran parte de los accidentes ocurren por imprudencia y negligencia y eso no da derecho a los más capacitados y que están para corregir estos desatinos humanos a castigar con el sufrimiento. También razoné que si existiera la asistencia médica privada hubiese pagado el yeso y acortado el sufrimiento. Pero es algo muy difícil que el Estado acepte, no porque perjudique la sociedad, sino porque entonces se debilitaría el internacionalismo.
La guerra.
El mercenario socialista cubano obligado por las circunstancias batió los record del mercenarismo más barato del mundo. Son muchos los lugares donde los cadáveres de los cubanos dieron glorias al poder. Después del mercenarismo militar, apareció el laboral, con el campo socialista, cientos de jóvenes, la mayor parte desempleados fueron a servir de obreros en Alemania Democrática, Hungría, Polonia, Checoeslovaquia, URSS, siempre hacer los peores trabajos en las fábricas, y a la vez sirviendo imperceptiblemente de rompehuelgas. Pero por difíciles que fueran las condiciones eran mejores que en Cuba, podían comer bien, disfrutar de un poco de libertad y proveerse de recursos económicos que en toda la vida de trabajo no podrían obtener dentro de la isla. A cambio de todo el Estado recibía cuantiosas ayudas. Hoy la situación no ha cambiado mucho, la explotación desmedida de la mano de obra cubana en el exterior se enmascara en la compasión extraterritorial utilizando las necesidades de los pueblos para exportar la “revolución´´ y someterlos equivocadamente a una dictadura de izquierda. El internacionalista está obligado a ser un soldado político al servicio del castrismo y en caso de conflicto violento un militar. No ha dejado de ser un esclavo moderno tratando de quitarse de encima la mayor cantidad de latigazos del amo Estado, dueño de su cuerpo y voluntad. Latigazos que en el futuro caerán sobre otras inocentes víctimas del engaño.
En Venezuela trabajan cientos de cubanos, sobre todo personal de salud, poseen una doble condición de servidumbre, explotados por el Estado venezolano y el cubano. Cuba hoy está ofreciendo a Brasil 6000 médicos con una base de contrato a nivel de gobierno. El salario que devengaran y los beneficios obtenidos superan con creces los obtenidos por un médico dentro del país, pero son abusivos comparados con el resto del mundo.
La situación de la salud dentro de la isla es precaria, los centros hospitalarios están deprimentes y cada día existe menos preocupación de todo el personal porque el sistema de salud funcione con responsabilidad y conciencia. La escases de medicamentos es visible, pero no por su inexistencia. En la bolsa negra y las farmacias por divisa o CUC siempre se encuentran. Las necesidades del personal de la salud los han conducido a aceptar el pago en especie y en moneda de pacientes y familiares que utilizan el servicio. Todo parece una relación voluntariosa de gratitud, pero en realidad es una necesidad de ambos creada por la ineficiencia del Estado. La calidad humana ha sido absorbida por las necesidades del personal médico que el Estado nunca ha sido capaz de satisfacer. Esto es una consecuencia de la política de gobierno expandida en todas las instituciones estatales, pero que ocurra en la salud denigra a lo vil y perverso la condición humana.
¿Cómo es posible crear una potencia medica con un personal debilitado por las necesidades, atormentado por carestías que los hace depender más de la caridad pública que del salario que no les resuelve el problema?
El escape a esta incapacidad del ineficiente sistema es la exportación bien controlada por el poder de esta fuerza de trabajo, así cada día nos quedamos con menos personal médico que se interese por la salud del pueblo, de dentro y de abajo.
Una misión internacionalista es un botín obtenido por la indignante cobardía de la traición nacional, es así como toda nuestra vida está contaminada con el excremento del poder aun los más bellos actos del altruismo.
Poseo un video de 4 minutos hecho dentro de un hospital pero no pude colocarlo en la red.

Fuente: Dekaisone.

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