Por Martha Beatriz Roque Cabello.*
LA HABANA, Cuba, enero, 2013 -La televisión cubana
emite promociones relativas a las conductas sociales y su enseñanza a los
niños. En ellas interviene la popular artista Aurora Basnuevo, quien hace el
papel de una abuela que da buenos ejemplos a sus nietos, mientras que los
padres se comportan de forma negativa ante los muchachos, haciendo quedar mal a
la abuela. Al final de la promoción, Aurora siempre termina diciendo: “¿Y
entonces cómo quedo yo?”
Muchos televidentes tal vez se pregunten por qué los
padres de esos muchachos tienen una conducta tan inadecuada. La respuesta sería
muy sencilla: porque es lo que aprendieron ellos, y es además la conducta que
sus mayores les permitieron adoptar.
Esto mismo es aplicable al anuncio realizado recientemente
por el Ministerio de Salud Pública, sobre la implementación –el próximo 30 de
enero- de medidas organizativas para hacer más eficientes los servicios de
salud, basadas en la puesta en vigor de la Indicación No.16. Todo lo que se
quiere solucionar ahora con esta “iniciativa”, ha sido objeto de críticas
durante años por parte de la población y de la oposición interna.
Anunció el doctor Reinol García –uno de los
directivos del organismo- que en correspondencia con las transformaciones que
vive la sociedad cubana actual, la Indicación no impone medidas restrictivas,
pero sí organizativas. De ello puede interpretarse que el régimen ha dado
orientaciones a sus ministerios para que dejen de reprimir a la población, como
lo han venido haciendo hasta ahora.
Añade Reinol García que estas medidas son
indispensables para ofrecer una atención con calidad a quienes asistan a los
servicios de salud, y para evitar la propagación de enfermedades. Más claro no
se podría reconocer que la atención de los hospitales y policlínicos está en
crisis.
Sede del Ministerio de Salud Publica en Cuba (MINSAP) |
Entre las nuevas acciones que se tomarán, anuncia el
cambio de horario en las visitas. El argumento para ello es que en cualquier
horario del día hay una gran afluencia de personas en los hospitales, que
además de afectar aspectos técnicos, incide en el aumento de los riesgos desde
el punto de vista epidemiológico, ya que estas personas pueden adquirir
enfermedades o transmitírselas a los pacientes allí ingresados, que se
encuentran deprimidos inmunológicamente.
Otro aspecto que se quiere mejorar es la sobre
explotación de los sistemas ingenieros en las instituciones hospitalarias,
entre los que mencionan las instalaciones hidrosanitarias, como parte del
confort de los hospitales. Habría que invitar a este funcionario a inspeccionar
los baños sin higiene de los hospitales, donde los pacientes ambulatorios deben
ir a tomar las muestras para los análisis de orina.
Según las nuevas medidas, dentro de los hospitales y
policlínicos, acompañantes y familiares de los enfermos tendrán que poner
“especial atención” en el cumplimiento de las normas. Por ejemplo, no se debe
fumar, por lo que deberán existir letreros de advertencia, que incluya al
personal médico y paramédico. Tampoco se puede ingerir bebidas alcohólicas, lo
que implica un reconocimiento a lo que está sucediendo en estos momentos, de
forma general.
Otra limitación es la de no hacer ruidos. En épocas
pasadas, la zona de hospitales tenía prohibido el uso del claxon de los autos
que por allí pasaban, y se trataba de alejar las paradas de ómnibus, cosa que
no sucede hoy. No se respeta el área exterior de los hospitales y la policía no
hace que se observe esta necesidad.
Y lo mejor lo dejan para el final: no se puede andar
vestido con camisetas, blusas y shorts cortos y chancletas. Ciertamente, hay
que ver la forma en que llegan a los hospitales algunos pacientes y sus
acompañantes. Pero qué podrá exigir un régimen que no le paga salario a sus
trabajadores como para que tengan ropa y zapatos adecuados.
Y todavía hay más, plantean que los agentes del
orden serán exigentes con los vendedores ambulantes que entran a los
hospitales, e incluso a las salas de los ingresados, ofreciendo alimentos,
canastillas, celulares y otras mercancías.
Esta es una práctica que se ha permitido durante
decenios. Y no está mal que la prohíban. Lo que para hacerlo, primero debieran
dar buena comida en las instalaciones, y no solo a los enfermos, también a los
médicos y al personal paramédico. Igualmente deberían aumentar las ofertas en
las ventas de ropas para los bebés recién nacidos, ya que las posibilidades que
brindan por la cartilla de racionamiento son pocas y de muy mala calidad. Si
las personas no tienen lo que necesitan, lo seguirán comprando donde se lo
vendan al precio más asequible.
Claro que después de analizar todas las
circunstancias que inciden negativamente sobre la aplicación de estas nuevas
medidas, el portavoz del ministerio, el Director de Atención Médica del MINSAP,
tendría que preguntarse: ¿Y entonces cómo quedo yo?
*Estudió
Licenciatura en Economía en la Universidad de La Habana, se graduó con honores
y se quedó como profesora de la asignatura Estadística Matemática. En 1989
ingresa en la oposición, fundando el Instituto Cubano de Economistas
Independientes. Posteriormente, forma parte del Grupo de Trabajo de la
Disidencia Interna, que fue llevado a prisión en el año 1997, por escribir La
Patria es de Todos. En 2003 retorna a prisión como parte del Grupo de los 75,
la única mujer. Una vez en licencia extrapenal organiza la Asamblea para
Promover la Sociedad Civil, que tuvo dos días de trabajo público en Río Verde,
Boyeros, La Habana. Actualmente mantiene su línea de trabajo con la población a
través de la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios.
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