sábado, marzo 24, 2012

De “medicuchos” y “mediquitos” en Cuba.

Siempre escuché en Cuba las expresiones de “medicucho”..., termino para descalificar a un medico en tono lo mas despectivo posible. “Mediquito” es un término  usado para referirse a un medico recién graduado no necesariamente es despectivo. En este artículo se usa ambos términos.
El casi-infarto de Lydia
Por: Gladys Linares.
LA HABANA, Cuba, marzo, 2012. -Lydia es una maestra normalista jubilada que padece de hipertensión. Hace pocos días, para colmo, casi le da un infarto sentada ante el televisor, cuando escuchó en el Noticiero Nacional cómo una funcionaria extranjera alababa al supremo creador del sistema de consultorios médicos en Cuba, quien además acababa de recibir un premio por sus aportes a la medicina familiar.
Y no es que Lydia sea malgeniosa, ni cascarrabias, ni nada por el estilo. Es que aún no se le había pasado el disgusto del sábado anterior, cuando fue al policlínico a tomarse la presión.
Desde el estante –no la silla- donde conversaba con dos muchachas, cómodamente sentado, el ¿médico? de guardia –un pepillito más apto para levantar pesas que para llevar bata blanca-, al verla, le preguntó de mal talante a qué consultorio ella pertenecía. Cuando Lydia le respondió, el medicucho, como regaño -¿o tal vez como explicación?- ladró: “Es que la gente tiene la mala costumbre de venir a tomarse la presión al policlínico. ¡¿Por qué no fue a la posta médica?!”
Como el salario de los médicos –y el de la mayoría de los cubanos- es insuficiente, como tienen que enfrentarse al transporte público –como la mayoría de los cubanos- para llegar a su trabajo, como por estas y otras razones se sienten frustrados –como la mayoría de los cubanos- y a veces están de mal humor, Lydia, que por lo general es bastante tolerante y conciliadora,  no le contestó en ese momento.
El matasanos le dijo que tenía 140 con 90, y cuando ella le preguntó qué medicamento le iba a indicar, este le contestó que ninguno. Al juzgar que la “consulta” se daba por terminada, Lydia, que no podía irse sin replicar, le dijo al mediquito: “No sé si habrá notado, doctor, que hoy es sábado. Por lo tanto, el consultorio médico está cerrado. Pero aunque abriera los sábados –continuó-, a esta hora (fíjese que yo decidí sentirme mal a las cuatro de la tarde) ya estaría cerrado. Le ruego que me disculpe por haberlo molestado. Y yo le perdono a usted los años de mi vida que dediqué a trabajar muy duro para que usted pudiera graduarse y percibir su salario.”
Y con la misma, dio media vuelta y se alejó.
Y por eso casi le dio.
Fuente: Cubanet.

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