Dolor de muelas.
LA HABANA, Cuba, abril del 2011 – Después de varios días aguantando el dolor de muelas (según él, como un caballo), Raydel se llenó de valor y fue al Dentista. Quería también hacerse una prótesis, pero sabía que antes tendrían que darle las atenciones primarias. Cuando se sentó en el sillón, estaba muy asustado, pero el trato jovial de la doctora le hizo perder el miedo. Lo examinó, y luego lo inscribió, pues el proceso sería largo: había que hacerle una extracción y varios empastes, pero en la muela del dolor, por el momento, solo se podía hacer una cura de menor cuantía, pues tenía infección. Además, le recetó antibióticos y le dijo que sacara un turno para una próxima consulta. Esa noche, por primera vez en varios días, Raydel pudo dormir.
Al cabo de una semana, el día del turno, se encontró al llegar a la Clínica con que no había agua, así que no le quedó más remedio que cambiarlo. Volvió a la semana siguiente y se encontró con que no había corriente. Los días iban pasando y la muelita de marras amenazaba con dolerle otra vez. No le quedaba otra opción que extraerse la muela en cualquier sala de urgencias, y así lo hizo.
Raydel no quería perder la oportunidad de lucir una sonrisa con todos los dientes, aunque no fueran propios, así que siguió yendo a la Clínica con regalos y atenciones. Pero entre la falta de agua, guantes, medicamentos y electricidad, transcurrió un año.
Por fin terminó con los arreglos, así que ahora solamente le faltaba la prótesis. Lo apuntaron en la lista y le dijeron que esperara el telegrama.
Pero mientras esperaba su turno para apuntarse, escuchó las experiencias de varios pacientes. Uno comentó que después de dos años esperando “el telegrama”, menos de dos meses después de tener la prótesis, se le partió un día comiendo galletas. Una anciana se quejaba de que no era la primera vez que venía para que le pegaran un diente caído a la prótesis: “Me cobran 2,50 y tengo que recogerla mañana.” Se sorprendió cuando una mujer que llevaba un año esperando por su telegrama le aseguró que debía tener paciencia.
Después de escuchar estos truenos, Raydel comprendió por qué hay tantos cubanos que andan sin dientes. En Cuba, “resolver” una dentadura postiza es un verdadero dolor de muelas.
*Maestra jubilada. Opositora y periodista independiente. Colabora con Primavera digital y vive en Lawton, La Habana.
Casi increible, entonces por que el tarado de Chavez agarra para otro mpais, en lugar de buscar ayuda en el propio? Sera que ellos si tienen ventajas sobre el cubano común?
ResponderEliminarSi es tal cual lo pinta ustd en su artículo es una verguenza que a estas alturas del siglo 21 sucedan estas cosas.
ResponderEliminarSaludos