Dr. Eloy A. González.
Ya sabemos que la historia comenzó con el Comandante, siempre suele ser así, viendo el “desmerengamiento” del otrora Campo Socialista, como él mismo lo calificara , se apresuró a apuntalar a su maltrecho régimen, echándole mano a cosas tan aborrecidas y temidas durante años como: el capitalismo y la dolarización de la sociedad. En el primer caso creó el “Capi- castrismo”, y en el segundo, el fenómeno de los “trae-dólares”.
Es por eso que orientó,- entre otras cosas-, iniciar un programa para sustituir los agotados suministros de medicamentos con productos naturales autóctonos, cediéndole la iniciativa a su hermano quien al frente del Ejercito elaboraba un “Programa de preparación para la Guerra del todo el Pueblo”; especie de cortina de humo, para esconder el verdadero drama humano que por entonces se vivía en el país.
De esta forma el empleo de plantas medicinales formaba parte de “la eterna lucha contra el odiado enemigo imperialista”; y no de los acuciantes problemas en el desabastecimiento de medicamentos en el país. Apurado como estaba este General sin batallas, estableció con rapidez, una orden a modo de directiva nacional (Directiva Nacional 26/95), para establecer, en el escenario nacional, el empleo de plantas medicinales; todo esto ocurre al comienzo de la nefasta década de los 90’s.
El programa tiene en cuenta según sus autores: “la necesidad de dar respuesta efectiva a la Directiva 26/95”, y deja bien claro que: “el adoptar los métodos de la Medicina Tradicional y Natural no constituye un método terapéutico alternativo o complementario, dirigido a solucionar problemas de índole económica”. Si es así, ¿por que estos procedimientos se introdujeron con inusitada rapidez en el Sistema Nacional de Salud, en pleno Periodo Especial y no antes?
En otro orden de cosas, se trató de una irrupción en el modo de pesar de miles de profesionales cubanos, formados en la solidez de conocimientos médicos basados en la evidencia. Por aquel entonces se le llamó “Medicina Verde”, y su aceptación estaba en relación incluso, con el grado de lealtad política; así fue percibido. Esta situación tan inusual generó bromas y descalificaciones entre los médicos. Las autoridades de salud consideraron seriamente estas expresiones de velada oposición a la introducción coyuntural de muchos métodos terapéuticos .Conocí de médicos que fueron interpelados por las autoridades de Salud e incluso por la policía política.
El programa de marras, escrito en términos muy a la usanza soviética, -de ordeno y mando-, lo establece todo, o casi todo; con la finalidad de: “proveer al pueblo cubano un nuevo Subsistema de Atención Médica, utilizando un novedoso arsenal terapéutico puesto al servicio del pueblo”; dicho así pensamos, ¿cuan “novedosos’ son métodos conocidos desde hace miles de años?
Pero hablemos del pueblo, sí de ese formado por individuos que siempre o casi siempre se mantienen al margen de decisiones que pueden afectarles .Decimos y reiteramos que los cubanos (como cualquier otro grupo poblacional), como consumidores,- en el mejor sentido de la palabra-, deben de disponer de información e instrumentos que le permitan acceder a tratamientos adecuados.
Las decisiones sobre la atención de la Salud son importantes; y las decisiones sobre la utilización o no de la Medicina Tradicional no lo son menos. Conviene que tengamos presente definiciones generalmente usadas en relación a esto. Lo términos comúnmente usados son: Medicina complementaria o alternativa que se define como: “un conjunto diverso de sistemas, prácticas y productos médicos y de atención de salud que no se consideran actualmente parte de la medicina convencional". Cuando las personas utilizan terapias de medicina complementarias o alternativa de forma aislada se reconoce como “alternativa”; si son empleadas en conjunto con la medicina convencional, se le denomina “complementaria”.
En ambos casos estos métodos terapéuticos suelen estar poco reglamentados, a pesar de que se utilizan en un 80% en los países en desarrollo, y ha medida en que ha aumentado su uso, han ido apareciendo informes relacionados a reacciones adversas. Además, existen no pocas dudas acerca de la calidad, idoneidad terapéutica, y al necesario seguimiento médico, cuando son utilizadas.
“La OMS apoya el uso de las medicinas tradicionales y alternativas cuando estas han demostrado su utilidad para el paciente y representan un riesgo mínimo”. Un país que introduce estos métodos terapéuticos tiene que convertir a su población en individuos bien informados, que asuman las responsabilidades de su Salud. Es el propio individuo y no otros, quienes deben de saber cuales son los estudios científicos realizados sobre la seguridad y la eficacia del tratamiento con Medicina Tradicional y Natural. Debe existir una genuina relación médico-paciente que determine las decisiones a tomar, así como un intercambio de información válido entre el médico y el paciente.
Se recomienda utilizar la búsqueda de información en Internet, por parte de los pacientes, o en instituciones de apoyo al consumidor-paciente. En todo caso es el paciente el responsable de su salud, evitando la actitud de Estado paternalista que define y selecciona que debe o no hacer. Es el paciente el que debe hacerse cargo de su salud, convirtiéndose en un consumidor informado.
Las nuevas directrices de la OMS para el uso adecuado de las medicinas tradicionales y naturales constituyen un paso acertado para que aquellos individuos o gobiernos que establecen pautar, al margen del interés colectivo y de los cuidados que deben proveer; actúen de forma responsable. Seria un paso correcto que estas directrices sean del dominio público y que sean los pacientes los que respondan a preguntas medulares como si es: adecuada, posible, si es administrada por un profesional, si goza de garantía y calidad y si existen contraindicaciones de los productos naturales o terapias alternativas que pretende utilizar.
Es sencillo, teniendo en cuenta al paciente y su grado de información es que debe considerarse de utilidad estas terapias complementarias o alternativas, a margen de esa “mezcolanza” de, Ministerios, Organismos de la Administración del Estado, Organizaciones políticas y de masas; que dicen “desarrollaran y generalizaran la Medicina Tradicional y Natural en Cuba”, según el programa arriba citado.
Una información accesible, de fácil comprensión, encaminada a orientar a los pacientes en la toma de decisiones sobre estos procedimientos terapéuticos es lo que necesitan los enfermos en Cuba, o en cualquier otro país; de esta forma tal vez obtendrían un máximo de beneficio, reduciendo al mínimo los riegos de cualquier nuevo tratamiento que quieran o puedan emplear en el cuidado de sus problemas de Salud.
Ya sabemos que la historia comenzó con el Comandante, siempre suele ser así, viendo el “desmerengamiento” del otrora Campo Socialista, como él mismo lo calificara , se apresuró a apuntalar a su maltrecho régimen, echándole mano a cosas tan aborrecidas y temidas durante años como: el capitalismo y la dolarización de la sociedad. En el primer caso creó el “Capi- castrismo”, y en el segundo, el fenómeno de los “trae-dólares”.
Es por eso que orientó,- entre otras cosas-, iniciar un programa para sustituir los agotados suministros de medicamentos con productos naturales autóctonos, cediéndole la iniciativa a su hermano quien al frente del Ejercito elaboraba un “Programa de preparación para la Guerra del todo el Pueblo”; especie de cortina de humo, para esconder el verdadero drama humano que por entonces se vivía en el país.
De esta forma el empleo de plantas medicinales formaba parte de “la eterna lucha contra el odiado enemigo imperialista”; y no de los acuciantes problemas en el desabastecimiento de medicamentos en el país. Apurado como estaba este General sin batallas, estableció con rapidez, una orden a modo de directiva nacional (Directiva Nacional 26/95), para establecer, en el escenario nacional, el empleo de plantas medicinales; todo esto ocurre al comienzo de la nefasta década de los 90’s.
El programa tiene en cuenta según sus autores: “la necesidad de dar respuesta efectiva a la Directiva 26/95”, y deja bien claro que: “el adoptar los métodos de la Medicina Tradicional y Natural no constituye un método terapéutico alternativo o complementario, dirigido a solucionar problemas de índole económica”. Si es así, ¿por que estos procedimientos se introdujeron con inusitada rapidez en el Sistema Nacional de Salud, en pleno Periodo Especial y no antes?
En otro orden de cosas, se trató de una irrupción en el modo de pesar de miles de profesionales cubanos, formados en la solidez de conocimientos médicos basados en la evidencia. Por aquel entonces se le llamó “Medicina Verde”, y su aceptación estaba en relación incluso, con el grado de lealtad política; así fue percibido. Esta situación tan inusual generó bromas y descalificaciones entre los médicos. Las autoridades de salud consideraron seriamente estas expresiones de velada oposición a la introducción coyuntural de muchos métodos terapéuticos .Conocí de médicos que fueron interpelados por las autoridades de Salud e incluso por la policía política.
El programa de marras, escrito en términos muy a la usanza soviética, -de ordeno y mando-, lo establece todo, o casi todo; con la finalidad de: “proveer al pueblo cubano un nuevo Subsistema de Atención Médica, utilizando un novedoso arsenal terapéutico puesto al servicio del pueblo”; dicho así pensamos, ¿cuan “novedosos’ son métodos conocidos desde hace miles de años?
Pero hablemos del pueblo, sí de ese formado por individuos que siempre o casi siempre se mantienen al margen de decisiones que pueden afectarles .Decimos y reiteramos que los cubanos (como cualquier otro grupo poblacional), como consumidores,- en el mejor sentido de la palabra-, deben de disponer de información e instrumentos que le permitan acceder a tratamientos adecuados.
Las decisiones sobre la atención de la Salud son importantes; y las decisiones sobre la utilización o no de la Medicina Tradicional no lo son menos. Conviene que tengamos presente definiciones generalmente usadas en relación a esto. Lo términos comúnmente usados son: Medicina complementaria o alternativa que se define como: “un conjunto diverso de sistemas, prácticas y productos médicos y de atención de salud que no se consideran actualmente parte de la medicina convencional". Cuando las personas utilizan terapias de medicina complementarias o alternativa de forma aislada se reconoce como “alternativa”; si son empleadas en conjunto con la medicina convencional, se le denomina “complementaria”.
En ambos casos estos métodos terapéuticos suelen estar poco reglamentados, a pesar de que se utilizan en un 80% en los países en desarrollo, y ha medida en que ha aumentado su uso, han ido apareciendo informes relacionados a reacciones adversas. Además, existen no pocas dudas acerca de la calidad, idoneidad terapéutica, y al necesario seguimiento médico, cuando son utilizadas.
“La OMS apoya el uso de las medicinas tradicionales y alternativas cuando estas han demostrado su utilidad para el paciente y representan un riesgo mínimo”. Un país que introduce estos métodos terapéuticos tiene que convertir a su población en individuos bien informados, que asuman las responsabilidades de su Salud. Es el propio individuo y no otros, quienes deben de saber cuales son los estudios científicos realizados sobre la seguridad y la eficacia del tratamiento con Medicina Tradicional y Natural. Debe existir una genuina relación médico-paciente que determine las decisiones a tomar, así como un intercambio de información válido entre el médico y el paciente.
Se recomienda utilizar la búsqueda de información en Internet, por parte de los pacientes, o en instituciones de apoyo al consumidor-paciente. En todo caso es el paciente el responsable de su salud, evitando la actitud de Estado paternalista que define y selecciona que debe o no hacer. Es el paciente el que debe hacerse cargo de su salud, convirtiéndose en un consumidor informado.
Las nuevas directrices de la OMS para el uso adecuado de las medicinas tradicionales y naturales constituyen un paso acertado para que aquellos individuos o gobiernos que establecen pautar, al margen del interés colectivo y de los cuidados que deben proveer; actúen de forma responsable. Seria un paso correcto que estas directrices sean del dominio público y que sean los pacientes los que respondan a preguntas medulares como si es: adecuada, posible, si es administrada por un profesional, si goza de garantía y calidad y si existen contraindicaciones de los productos naturales o terapias alternativas que pretende utilizar.
Es sencillo, teniendo en cuenta al paciente y su grado de información es que debe considerarse de utilidad estas terapias complementarias o alternativas, a margen de esa “mezcolanza” de, Ministerios, Organismos de la Administración del Estado, Organizaciones políticas y de masas; que dicen “desarrollaran y generalizaran la Medicina Tradicional y Natural en Cuba”, según el programa arriba citado.
Una información accesible, de fácil comprensión, encaminada a orientar a los pacientes en la toma de decisiones sobre estos procedimientos terapéuticos es lo que necesitan los enfermos en Cuba, o en cualquier otro país; de esta forma tal vez obtendrían un máximo de beneficio, reduciendo al mínimo los riegos de cualquier nuevo tratamiento que quieran o puedan emplear en el cuidado de sus problemas de Salud.
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Muy interesante, felicidades.
ResponderEliminarhttps://medical-phd.blogspot.com/
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