Por: Dr. Eloy A. González.
Reviso con cuidado el listado de la Modalidades terapéuticas en materia de Medicina Tradicional y Natural aprobados por el Ministerio de Salud Pública de Cuba, entre los que se destacan: la Fitoterapia, la Terapia Floral, Homeopatía, Musicoterapia, entre otros. Completo la información leyendo, hasta donde me es posible, el Programa Nacional de Medicina Tradicional y Natural del mencionado Ministerio.
Por aquellos días cuando transitábamos por la construcción del Socialismo y sus laberintos, se argumentaban las bases científicas de este Sistema, la concepción materialista, la dialéctica materialista, el ateísmo científico, etc., etc. ; materias todas ella que establecían un esquema rígido en la concepción y los métodos a emplear en la creación científico-técnica. Por aquel entonces no había lugar para las “veleidades” en materia de creación científica y el considerar cualquier método en Medicina Natural, sobre todo en el empleo de plantas medicinales,- podía ser-, y de hecho se consideraba como “oscurantismo”.
Al margen de la práctica médica, cualquier consideración en el uso de las plantas medicinales con fines terapéuticos,- algo arraigado por siglos en nuestro país-, era visto con reservas; lo que no se adecuaba al rígido esquema de la evidencia científica era descartado de inmediato.
En los tiempos del más estricto “estalinismo tropical” en Cuba, el uso de las plantas medicinales,-asociado o no a los cultos sincréticos-, era eso: “oscurantismo’. Y es que con el advenimiento del Socialismo Científico, sólo había lugar para el publicitado Iván Petrovich Pavlov, que por su ascendencia rusa, nos acercaba a la nueva madre patria.
En Cuba sucedía algo muy especial por la década de 80’s. Se había establecido una sólidas Industria Farmacéutica que utilizaba los insumos que se enviaban,- sin limitaciones-, desde los países del entonces llamado Campo Socialista. Además de los medicamentos elaborados que venían de estos países, se sumaban los que provenían de las compras a los países capitalistas, sobre todo de Europa. Hasta el año 1991 en Cuba había suficiencia en el suministro de medicamentos, tanto en los Hospitales como en la Red de Farmacias en todo el País. No había por que echarle mano a las plantas medicinales o los productos que pudieran obtenerse de estas.
Durante mucho tiempo, el País que vio nacer a uno de los más prestigiosos científicos cubanos: el Dr. Juan Tomas Roig Mesa, ignoró las investigaciones de este científico; tan útiles y que no fueron precisamente objeto de atención. Aunque existía una extensa bibliografía que mostraba valiosos conocimientos sobre variedades de plantas medicinales con propiedades terapéuticas; no existía intención de incorporar este acerbo científico a la creciente actividad investigativa en materia de fármacos en el país. La afirmación de que: “el yerberito llego”, era eso, “un rumor del pregonar”.
La historia en simple, y puede leerse en los “Antecedentes y Justificaciones del Programa Nacional de Medicina Tradicional y Natural” del MINSAP. La fecha de los condicionamientos y motivaciones hacia estos procedimientos, esta íntimamente relacionada con los eventos políticos ocurridos a principios de la década de los 90’s.
Con la caída y desaparición del Campo Socialista, desaparecieron los subsidios y con ello el flujo de productos farmacéuticos elaborados o semielaborados provenientes de los países ex-socialistas se interrumpió y las compras en los países capitalistas se redujeron. Los suministros para los Hospitales, Policlínicos y la Red de Farmacias dependían de los escasos medicamentos que llegaban mediante donaciones. Fue entonces cuando se pensó en la Medicina Natural como solución a una crisis de asistencia en Salud en un país que contaba con los profesionales, las instalaciones y los servicios organizados; pero que no contaba con los medicamentos para ser prescriptos.
Como era de suponer la historia comienza con el Comandante; porque así suele ocurrir en nuestra amarga historia reciente. Es el Dictador el protagonista de todo, por estar en todo; veamos a continuación:
“En el año 1991 el Comandante en Jefe orientó iniciar en el país un Programa que incluyera el uso científico de las plantas medicinales conocidas, su elaboración por la naciente y pujante Industria Farmacéutica, y que tomara como experiencia el retorno al empleo de la Medicina Natural….”
Todos los que entonces trabajábamos en el Sistema Nacional de Salud en Cuba vimos como de la noche a la mañana aparecieron productos sobre todo, Fitofármacos y Apifármacos, que aunque no llenaron las estanterías vacías de las farmacias si proveyeron una referencia terapéutica para los desesperados pacientes. La experiencia terapéutica se extendió a los Hospitales .Este sobresalto modificó la conducta de los médicos cubanos y creo expectativas en toda la población en medio de una Sociedad que se debatía entre la miseria y el asombro.
Con la irrupción del Comandante en Jefe no terminó la historia, tocaba también a las Fuerzas Armadas poner su parte, veamos: “Estas orientaciones (las del Comandante, por supuesto), fueron recogidas en un Programa de Plantas Medicinales que formaban parte de la preparación del país para la Guerra de todo el Pueblo y la estrategia para su implementación práctica”. Es decir el asunto no es aliviar la penuria de medicamentos, sino prepararnos para la guerra contra el imperialismo yanqui.
Al margen de toda lectura politizada de este fenómeno de inclusión coyuntural de los métodos de la Medicina Tradicional y Natural en el Sistema Nacional de Salud y por ende en la Medicina Cubana; esta última más apegada a la práctica basada en la evidencia. Debemos decir sin apasionamiento, que el insertar los conocimientos,- que se han cimentado durante siglos y que ya forman parte del acerbo cultural de la humanidad-, de la Medicina Tradicional y Natural, viene a completar y consolidar la sólida estructura de la práctica médica. No olvidemos que los médicos cubanos que se establecen en el extranjero ven con sorpresa como conviven y se complementan la práctica de la Medicina basada en la evidencia con la Medicina Natural, Tradicional, o Alternativa como suelen llamarle algunos.
El uso de la Medicinas tradicionales complementarias y alternativas, no deben responder a problemas coyunturales. Estos procedimientos no deben convertirse en Medicina Coyuntural, sino que deben ser reglamentadas y los pacientes, - usuarios obligados de estas terapéuticas-, deben disponer de información e instrumentos que les permita acceder a los procedimientos adecuados. Esto es válido para cualquier país.
“Se oye el rumor de un pregonar. Que dice así. El yerberito llegó….llegó”
famoso pregón cubano
Parece como si los cubanos estamos condenados a los sobresaltos, aún en la creación científico-técnica se aprecia una actividad inusual, caracterizada en ocasiones,- más que por la evidencia científica -, por aspectos coyunturales que sorprenden al más impávido de los observadores.famoso pregón cubano
Reviso con cuidado el listado de la Modalidades terapéuticas en materia de Medicina Tradicional y Natural aprobados por el Ministerio de Salud Pública de Cuba, entre los que se destacan: la Fitoterapia, la Terapia Floral, Homeopatía, Musicoterapia, entre otros. Completo la información leyendo, hasta donde me es posible, el Programa Nacional de Medicina Tradicional y Natural del mencionado Ministerio.
Por aquellos días cuando transitábamos por la construcción del Socialismo y sus laberintos, se argumentaban las bases científicas de este Sistema, la concepción materialista, la dialéctica materialista, el ateísmo científico, etc., etc. ; materias todas ella que establecían un esquema rígido en la concepción y los métodos a emplear en la creación científico-técnica. Por aquel entonces no había lugar para las “veleidades” en materia de creación científica y el considerar cualquier método en Medicina Natural, sobre todo en el empleo de plantas medicinales,- podía ser-, y de hecho se consideraba como “oscurantismo”.
Al margen de la práctica médica, cualquier consideración en el uso de las plantas medicinales con fines terapéuticos,- algo arraigado por siglos en nuestro país-, era visto con reservas; lo que no se adecuaba al rígido esquema de la evidencia científica era descartado de inmediato.
En los tiempos del más estricto “estalinismo tropical” en Cuba, el uso de las plantas medicinales,-asociado o no a los cultos sincréticos-, era eso: “oscurantismo’. Y es que con el advenimiento del Socialismo Científico, sólo había lugar para el publicitado Iván Petrovich Pavlov, que por su ascendencia rusa, nos acercaba a la nueva madre patria.
En Cuba sucedía algo muy especial por la década de 80’s. Se había establecido una sólidas Industria Farmacéutica que utilizaba los insumos que se enviaban,- sin limitaciones-, desde los países del entonces llamado Campo Socialista. Además de los medicamentos elaborados que venían de estos países, se sumaban los que provenían de las compras a los países capitalistas, sobre todo de Europa. Hasta el año 1991 en Cuba había suficiencia en el suministro de medicamentos, tanto en los Hospitales como en la Red de Farmacias en todo el País. No había por que echarle mano a las plantas medicinales o los productos que pudieran obtenerse de estas.
Durante mucho tiempo, el País que vio nacer a uno de los más prestigiosos científicos cubanos: el Dr. Juan Tomas Roig Mesa, ignoró las investigaciones de este científico; tan útiles y que no fueron precisamente objeto de atención. Aunque existía una extensa bibliografía que mostraba valiosos conocimientos sobre variedades de plantas medicinales con propiedades terapéuticas; no existía intención de incorporar este acerbo científico a la creciente actividad investigativa en materia de fármacos en el país. La afirmación de que: “el yerberito llego”, era eso, “un rumor del pregonar”.
La historia en simple, y puede leerse en los “Antecedentes y Justificaciones del Programa Nacional de Medicina Tradicional y Natural” del MINSAP. La fecha de los condicionamientos y motivaciones hacia estos procedimientos, esta íntimamente relacionada con los eventos políticos ocurridos a principios de la década de los 90’s.
Con la caída y desaparición del Campo Socialista, desaparecieron los subsidios y con ello el flujo de productos farmacéuticos elaborados o semielaborados provenientes de los países ex-socialistas se interrumpió y las compras en los países capitalistas se redujeron. Los suministros para los Hospitales, Policlínicos y la Red de Farmacias dependían de los escasos medicamentos que llegaban mediante donaciones. Fue entonces cuando se pensó en la Medicina Natural como solución a una crisis de asistencia en Salud en un país que contaba con los profesionales, las instalaciones y los servicios organizados; pero que no contaba con los medicamentos para ser prescriptos.
Como era de suponer la historia comienza con el Comandante; porque así suele ocurrir en nuestra amarga historia reciente. Es el Dictador el protagonista de todo, por estar en todo; veamos a continuación:
“En el año 1991 el Comandante en Jefe orientó iniciar en el país un Programa que incluyera el uso científico de las plantas medicinales conocidas, su elaboración por la naciente y pujante Industria Farmacéutica, y que tomara como experiencia el retorno al empleo de la Medicina Natural….”
Todos los que entonces trabajábamos en el Sistema Nacional de Salud en Cuba vimos como de la noche a la mañana aparecieron productos sobre todo, Fitofármacos y Apifármacos, que aunque no llenaron las estanterías vacías de las farmacias si proveyeron una referencia terapéutica para los desesperados pacientes. La experiencia terapéutica se extendió a los Hospitales .Este sobresalto modificó la conducta de los médicos cubanos y creo expectativas en toda la población en medio de una Sociedad que se debatía entre la miseria y el asombro.
Con la irrupción del Comandante en Jefe no terminó la historia, tocaba también a las Fuerzas Armadas poner su parte, veamos: “Estas orientaciones (las del Comandante, por supuesto), fueron recogidas en un Programa de Plantas Medicinales que formaban parte de la preparación del país para la Guerra de todo el Pueblo y la estrategia para su implementación práctica”. Es decir el asunto no es aliviar la penuria de medicamentos, sino prepararnos para la guerra contra el imperialismo yanqui.
Al margen de toda lectura politizada de este fenómeno de inclusión coyuntural de los métodos de la Medicina Tradicional y Natural en el Sistema Nacional de Salud y por ende en la Medicina Cubana; esta última más apegada a la práctica basada en la evidencia. Debemos decir sin apasionamiento, que el insertar los conocimientos,- que se han cimentado durante siglos y que ya forman parte del acerbo cultural de la humanidad-, de la Medicina Tradicional y Natural, viene a completar y consolidar la sólida estructura de la práctica médica. No olvidemos que los médicos cubanos que se establecen en el extranjero ven con sorpresa como conviven y se complementan la práctica de la Medicina basada en la evidencia con la Medicina Natural, Tradicional, o Alternativa como suelen llamarle algunos.
El uso de la Medicinas tradicionales complementarias y alternativas, no deben responder a problemas coyunturales. Estos procedimientos no deben convertirse en Medicina Coyuntural, sino que deben ser reglamentadas y los pacientes, - usuarios obligados de estas terapéuticas-, deben disponer de información e instrumentos que les permita acceder a los procedimientos adecuados. Esto es válido para cualquier país.
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