Consultorios
médicos de la familia, otro proyecto “revolucionario”
malogrado.
Por:
Jorge Bello Domínguez.*
Más de treinta años han transcurrido desde
que el fallecido ex dictador cubano Fidel Castro emprendiera su populista y
ambicioso plan de construcción de consultorios médicos para la familia cubana
en todos los rincones de la geografía; empresa que materializaría apenas un
quinquenio después valiéndose de la ayuda de los “benefactores” aliados soviéticos; solo que a pocas décadas de
iniciado la obra social que supondría un beneficio para el pueblo, esta se destruye
aceleradamente y perdiendo en la mayoría de los casos el objetivo social para
que fue creada.
De esta manera sucede en un territorio de la
provincia Artemisa, en Güira de Melena, municipio al sur del joven territorio,
la construcción de los consultorios médicos para el beneficio de la familia comenzó
a mediados de los años ochenta del pasado siglo, con un cronograma de
planificación para la edificación de alrededor de cuarenta de estas edificaciones,
dispersas por diversas arterias del casco urbano y las zonas rurales del
municipio.
Consultorio del Medico de la familia en funcionamiento. |
Estos dispensarios médicos fueron diseñados
para una construcción -en su mayoría- con estructura de dos pisos, donde la
planta baja serviría para dar atención medica primaria a los habitantes de la
zona; en sus inicios fueron dotados de una amplia gama de instrumental clínico
importado de la extinta URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) además
de equipos de refrigeración, esterilización y mobiliario que supondría confort
en el trabajo del personal médico designado para esta empresa.
La planta superior del inmueble en cada consultorio,
sería el lugar de residencia del médico acreditado que estaría presto para dar
atención a los pacientes, bajo su cuidado, a cualquier hora del día. ¡Así fue en un comienzo!
En nuestros días -y con el paso de los años-
estos “consultorios médicos para la
familia” perdieron en la mayoría de los casos su objeto social, como sucede
en muchos de los proyectos masivos llevados a cabo por el régimen cubano; las
promesas de mejorar la calidad de vida del pueblo fluctuaban según fuera
girando los caprichos delirantes del fallecido “coma-andante” y sus relaciones políticas con los demás países.
El colapso de la obra social de salud se
inicia a principios de los noventa, cuando la insostenibilidad del proyecto se
hizo evidente y más palpable con la caída estrepitosa del campo socialista y
con ello el corte radical del “suero” financiero que la dictadura cubana
recibía.
Consultorio Medico de la familia convertido en vivienda |
Los servicios comenzaran a deteriorarse
estructuralmente, con ello llegaría la escasez de material y personal médico
para suplir la función. Ya para fines de la década de los noventa, la crisis
desatada con este proyecto social se agudiza, la nueva alianza entre el militar
golpista venezolano devenido presidente: Hugo Chávez y Fidel Castro dio la
estocada final a esta empresa. La implementación de las mal llamadas “misiones y colaboraciones medicas”
dejaron sin personal especializado el sistema de salud cubano y por ende los
“consultorios” quedaron sin doctores para atender a la desprotegida población
cubana, algo que aún perdura y toca bien de cerca al cubano de a pie.
En la actualidad; en esta demarcación de la
geografía artemiseña, el 70 % de estas mini- clínicas están sin funcionar, en
la mayoría de los casos debido al déficit de doctores –a pesar de contar según
el régimen con la tasa más alta de médicos per cápita por habitantes en el
planeta.
Los consultorios que una vez se crearon para
beneficio de la población, pasaron a ser inmuebles canjeados a doctores -que
cumplieron “misiones” en el
extranjero- por el dinero acumulado durante el período de servicio en países
aliados; y los pocos que aún continúan en funcionamiento, se encuentran sin medios,
ni recursos para tal empeño y solo cuentan con la presencia del personal
especializado (médico y enfermera) que carentes de lo más mínimo necesario, se
limitan -en un breve espacio de tiempo a la semana- a atender a personas en lo fundamental
de la tercera edad que tienen que realizar largas filas (colas) para que un
doctor que no es el que habita el dispensario pueda atenderlos en consulta,
obligando sin opción al resto de la población a dirigirse al policlínico
municipal ante una urgencia.
No obstante, hace apenas unos días, la
dictadura ha anunciado el envío de 500 médicos adicionales a Venezuela.
En fin, este es otro de los proyectos
“revolucionarios que solamente el régimen magnifica en su habitual propaganda mediática,
a pesar de que fue el propio Fidel Castro quien firmó el certificado de
defunción de los consultorios médicos varios años antes de morir, algo que a
todas luces jamás aceptarán reconocer.
* Periodista
independiente de la Red cubana de
comunicadores comunitarios. Reside en Güira de Melena, Artemisa, Cuba.
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