Dramática conjunción de epidemias en Guantánamo
LA HABANA, Cuba, diciembre, 2012 www.cubanet.org
-La situación epidemiológica en la oriental provincia de Guantánamo continúa
siendo peligrosa. Al dengue y al cólera se ha sumado una complicación
respiratoria caracterizada por fiebre alta y una tos persistente. Esta
conjunción de enfermedades ha obligado a la dirección del hospital Dr.
Agostinho Neto a habilitar nuevas áreas
para la atención de los pacientes.
Constantemente, los medios de prensa de la provincia
alertan a la población sobre las medidas que deben observarse en la
manipulación y preparación de los alimentos, y también sobre la higiene
personal, pero es evidente que una gran parte del pueblo no se percata de la
magnitud de la situación, pues en los barrios periféricos de la ciudad muchos
ciudadanos no hierven el agua y ni siquiera la tratan con hipoclorito de sodio,
un producto que las autoridades han situado en las farmacias, aunque no en la
cantidad suficiente.
Otros ciudadanos guantanameros continúan asistiendo
a las fiestas populares que organizan las propias autoridades, y en esas
aglomeraciones comparten a pico de botella el ron que se les vende. También
algunos conductores de vehículos, estatales y privados, persisten en lavar sus
equipos en los ríos que atraviesan o circundan la ciudad. Y se suman los
cocheros, quienes, en los mismos ríos, bañan sus animales. En tanto, muchas
personas de las comunidades de El Raposo, Los Cocos y Confluente usan esas
mismas aguas para lavar la ropa y para otras labores domésticas.
Todos los establecimientos públicos han situado en
sus entradas recipientes con agua, jabón e hiploclorito de sodio, para que los
visitantes se limpien las manos y desinfecten sus zapatos. A veces pasa una
avioneta fumigando sobre la ciudad, y continúan las inspecciones semanales y la
fumigación de cada una de las viviendas y establecimientos públicos. Pero ni
esto, ni la campaña que desarrollan los medios –que continúan sin decir que
estamos padeciendo una epidemia de cólera-, parecen haber sido suficientes para detener esta
confluencia de enfermedades sobre la provincia.
La gravedad de la situación es tal que el Hogar de
Impedidos Físicos adoptó la medida de no permitir la entrada de alimentos
preparados o cocinados en otros lugares. Y la prisión provincial se ha
declarado en cuarentena, suspendiendo las visitas a los reclusos y hasta la
atención religiosa que reciben algunos de ellos.
Debido al secretismo con que las autoridades tratan
asuntos como éstos, se desconoce el número de muertes que hasta la fecha han
provocado las epidemias de cólera, dengue hemorrágico e infecciones
respiratorias agudas, algo que impide que la población tenga una percepción
real del peligro que nos acecha.
Se rumora que a los muertos por cólera no los están
enterrando en el cementerio municipal de Guantánamo, sino en un área destinada
para ellos en el cementerio del municipio Niceto Pérez García, a unos doce
kilómetros de la capital provincial.
En medio de las carencias habituales que padecemos,
las que algunos catalogan ya como endémicas, debido a su prolongación, esta
confluencia de epidemias se nos ha echado encima como una maldición. Pero
algunos guantanameros continúan viviendo como si nada ocurriese. Mientras,
otros toman sus medidas, como un hermano de fe, a quien al preguntarle cómo
veía este fin de año, me respondió: ¨Voy a ver al Padre Arturo, porque si algo me pasa quiero que Dios me acoja
confesado¨.
*Escritor y Periodista independiente; nació en la
ciudad de Cienfuegos el 20 de septiembre de 1957. Es Licenciado en Derecho. En
1999 fue sancionado de forma injusta e ilegal a ocho años de privación de
libertad y desde entonces se le prohíbe ejercer como abogado.
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