Hace algunos días nos sorprendió la noticia de una grave contaminación por una bacteria en las Espinacas que constituye un alimento habitual en la dieta en éste país. En realidad es habitual para algunos incluirla en su dieta, pero para otros no. Las Espinacas cosechadas en plantaciones de California estaban contaminadas con un tipo de bacteria que produce una enfermedad infecciosa que puede en ocasiones ser fatal si no se atiende a tiempo.
Estas espinacas, por lo general, son producidas y empacadas en ese Estado, pero consumidas en otros Estados de la Unión,por lo tanto , los paquetes contaminados llegaron a lugares muy distantes. Precisamente cerca de 190 personas se vieron expuestas a esta bacteria y enfermaron siendo hospitalizadas muchas de ellas; dejando un muerto entre los afectados y pérdidas millonarias a ésta agroindustria.
Las informaciones sobre la contaminación de las espinacas aparecían en todos los medios noticiosos del país, mientras las autoridades sanitarias tomaban y hacían cumplir las disposiciones apropiadas. Los comerciantes se apresuraron a retirar de los estantes los lotes de productos contaminados y los productores revisaban junto a las autoridades de salud las posibles causas de la contaminación.
A pesar de que se trataba de una infección que afectó a unas 190 personas, todos de una forma u otra nos vimos involucrados. En tanto que la Prensa proporcionaba la información sin limitaciones algunas, los individuos siendo como son parte de la sociedad asumían sus deberes y obligaciones o simplemente se informaban.
No sucede así en un régimen totalitario, cuando no existe la libertad de prensa y la información se encuentra amordazada. Los medios son partes del silencio o de la distorsión de la información. En los momentos en que en los Estados Unidos de América, todos los medios de información daban las noticias en detalle de la contaminación de algunos embarques de espinacas frescas; en Cuba una epidemia de Dengue causaba estragos en la población cubana sin que, hasta el presente, se pueda conocer la verdadera magnitud del problema.
El Dengue es una enfermedad viral, infecto contagiosa, que se tramite por una tipo de mosquito que puede encontrase en todas la latitudes, no sólo en Cuba. Ya los cubanos conocemos de epidemias y silencios, de complicidades y desaciertos en una nación donde existe un Sistema Nacional de Salud paradójico. Este sistema, con sus instalaciones de investigación y desarrollo, es capaz de producir la más avanzada de las vacunas, mientras no garantiza un simple renglón para el aseo personal de la población.
Muchas son las causas que inciden en la insalubridad en que viven los cubanos: los basureros, la inconstancia en el saneamiento de las ciudades, la contaminación de las aguas debido al deterioro de las redes, el hacinamiento en los hogares, la imposibilidad de adquirir desinfectantes, detergentes y otros medios de limpieza, los que sólo se consiguen en las tiendas recaudadoras de divisas. Las enfermedades en condiciones así se hacen presentes y a pesar de contar el país con excelentes profesionales y una infraestructura de Salud nada despreciable, el control se escapa de las manos y asistimos a una y otra epidemia o “brotes” como se le suele llamar en la Isla del Coma-andante.
Cuando escribo esta nota, más de mil niños con Dengue están hospitalizados en uno de los hospitales dispuesto para esta emergencia sanitaria. El promedio de ingreso es de más de 50 casos diarios. Aproximadamente 40 casos están reportados de gravedad en las unidades de cuidados intensivos. Se cifra en cerca de treinta las personas fallecidas, mientras los enfermos podrían haber rebasado los cincuenta mil. Seis de las catorce provincias del país estarían infestadas.
Usted se preguntará de donde salen estos datos. Son los periodistas independientes que hacen una labor a escondidas los que en sucesivos reportajes nos envían estos datos que no pueden ser corroborados pero que si constituyen una fuente directa y de formidable inmediatez.
Las autoridades del Ministerio de Salud del régimen sí conocen las cifras y la gravedad del problema pero omiten dar datos o modifican estos. El silencio y la manipulación son instrumentos que permiten mover a su antojo esta situación que para ellos tiene otras connotaciones e implicaciones. Para el régimen comunista de la Habana, esto como muchas otras cosas tiene una indicación “política”; en tal caso lo mejor es silenciarlo todo. El pueblo es el primero que no debe enterarse, lo que hace que se pierda un elemento de apoyo y cooperación esencial en el manejo de las campañas de salud.
La representante en Cuba de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Dra. Lea Guido, en una única y lastimosa intervención ante la Prensa, afirmó saber de la epidemia desde agosto, pero sin contar con los detalles estadísticos, simplemente porque el régimen de La Habana no los ha proporcionado. Tal vez ni estadísticas confiables estén disponibles, porque esta epidemia coincide con un aumento de los casos de otras enfermedades infectos contagiosas y el reporte de declaración obligatoria puede estar sesgado.
Tal ves nunca lleguemos a saber las características de esta epidemia de Dengue; los cubanos estamos acostumbrados a estas enfermedades, antes fueron las epidemias, tres de ellas, de Dengue, conjuntivitis hemorrágica y aquella no bien definida afección que llego a denominarse: neuropatía cubana; que dejó ciegos y baldados a cientos de cubanos.
Considero que muchas veces la prensa en los Estados Unidos, sobredimensiona y repite las informaciones hasta el cansancio, lo cual puede ser contraproducente. Sin embargo proveer de información cuando una comunidad esta en peligro de contraer una enfermedad o situación morbosa alguna es apropiado y si la información es reiterativa y constante en nada afecta.
En la actualidad en los Estados Unidos enfrentamos el problema de una enfermedad infecto contagiosa trasmitida por un mosquito, el mismo que trasmite el Dengue, pero aquí contagia con la Enfermedad del Virus del Nilo. Esta enfermedad es muy peligrosa, y ya esta aquí en nuestros vecindarios. Aquí (DFW) sólo en lo que va del año, medio centenar de personas han sido contagiadas y algunos de ellos han fallecidos.
Se requiere que las autoridades de Salud, pongan énfasis en la infestación y control del vector para evitar que la Enfermedad del Virus del Nilo, ya afectándonos, no se trasforme en una epidemia incontrolable. En esto la Prensa tiene su parte, sin ataduras bien puede ayudar a concienciar y sensibilizar a la población y a los funcionarios que deben velar por la salud colectiva.
© 2006
* Physician and Freelancer Writer. E-mail: eloy_gnzlz@yahoo.com. Article published in: Panorama Hispanic newspaper. www.panorama-news.com.
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